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2 Timoteo 1:9 - Biblia Castilian 2003

9 quien nos ha salvado y llamado a una vocación santa, no según nuestras obras, sino según su propio designio y gracia, que se nos dio en Cristo Jesús desde la eternidad,

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Biblia Reina Valera 1960

9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Pues Dios nos salvó y nos llamó para vivir una vida santa. No lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque ese era su plan desde antes del comienzo del tiempo, para mostrarnos su gracia por medio de Cristo Jesús;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 El nos ha salvado y nos ha llamado para una vocación santa, no como premio a nuestros méritos, sino gratuitamente y por iniciativa propia. Esta llamada, que nos concedió en Cristo Jesús desde la eternidad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 quien nos salvó y nos llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según su propósito y la gracia que nos fue dada en Jesús el Mesías antes de los tiempos eternos;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 quien nos ha salvado y llamado a una vocación santa, no según nuestras obras, sino según su propio designio y gracia, que se nos dio en Cristo Jesús desde la eternidad,

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2 Timoteo 1:9
41 Referans Kwoze  

Dará a luz un hijo, a quien le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados'.


En aquel momento, Jesús se estremeció de gozo en el Esp ritu Santo y exclamó: 'Yo te bendigo, Padre, Se or del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y se las has revelado a gente sencilla. S, Padre; as lo has querido tú.


'Padre quiero que donde voy a estar, estén también conmigo los que me has dado y as contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.


Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me has dado porque tuyos son.


Todo lo que el Padre me da vendrá a m; y al que viene a m no lo echaré fuera.


alababan a Dios y ten an el favor de todo el pueblo. Y el Se or agregaba d a tras d a a la comunidad a los que obten an la salvación.


por ver si con ello logro provocar celos en los de mi raza y as salvar siquiera a algunos de ellos.


pues los dones de Dios y su llamada son irrevocables.


Al que puede afianzaros en el evangelio que anuncio y en la proclamación de Jesucristo, según la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos,


porque por las obras de la ley nadie será justificado ante él, ya que la ley sólo lleva a más conocimiento del pecado.


Pues bien, cuando los dos ni os no hab an nacido todav a ni hab an hecho nada, bueno o malo - para que quedara a salvo el principio de la libre elección divina,


es decir, a nosotros, a quienes llamó, no sólo de entre los jud os, sino también de entre los gentiles?


De hecho, la palabra de la cruz es una necedad para los que están en v as de perdición; mas para los que están en v as de salvación, para nosotros, es poder de Dios.


En él mismo hemos sido también agraciados con la herencia, predestinados - según el previo decreto del que lo impulsa todo conforme a la decisión de su voluntad -


dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según el benévolo designio que se hab a formado de antemano


también a nosotros, muertos por nuestros pecados, nos vivificó juntamente con Cristo - pues de gracia habéis sido salvados -,


según el designio eterno que ha realizado en Cristo Jesús, nuestro Se or,


a saber, correr hacia la meta, para ganar el premio al que Dios nos llama arriba en Cristo Jesús.


Dios no nos llamó a una vida impura, sino santa.


Pablo, apóstol de Cristo Jesús por encargo de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza,


Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, para anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús,


con la esperanza de una vida eterna, prometida desde antes de los siglos por el Dios que nunca miente


Por lo tanto, hermanos del pueblo santo que compart s una vocación celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote, objeto de nuestra profesión de fe, a Jesús,


reconocido desde antes de la creación del mundo y manifestado en estos últimos tiempos en atención a vosotros,


Vosotros, en cambio, sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para anunciar las magnificencias del que os llamó de las tinieblas a su maravillosa luz.


La adorarán todos los habitantes de la tierra, todos aquellos cuyo nombre no está escrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado.


La bestia que has visto era y ya no es. Está a punto de subir del abismo, pero camina a la perdición. Los moradores de la tierra, aquellos cuyo nombre no está escrito en el libro de la vida desde la creación del mundo, quedarán atónitos, cuando vean la bestia, pues era, ya no es y vuelve a aparecer.


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