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2 Samuel 24:16 - Biblia Castilian 2003

16 Pero cuando el ángel iba a extender su mano contra Jerusalén para destruirla, se arrepintió Yahveh del mal y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: '¡Basta ya! ¡Retira tu mano!'. El ángel de Yahveh estaba entonces junto a la era de Arauná, el jebuseo.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin embargo, cuando el ángel se disponía a destruir Jerusalén, el Señor desistió y le dijo al ángel de la muerte: «¡Detente! ¡Ya es suficiente!». En ese momento el ángel del Señor estaba junto al campo de trillar de Arauna el jebuseo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 El ángel exterminador extendió su mano hacia Jerusalén, pero Yavé se arrepintió del mal y dijo al ángel exterminador: '¡Detente! ¡Retira tu mano!' El ángel de Yavé estaba en ese momento cerca de la era de Arauna el jebuseo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Pero cuando el ángel° extendió su mano hacia Jerusalem para destruirla, YHVH se compadeció por esa desgracia, y dijo al ángel que estaba destruyendo al pueblo: ¡Basta ya! ¡Detén tu mano! Y el ángel de YHVH estaba junto a la era de Arauna, el jebuseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero cuando el ángel iba a extender su mano contra Jerusalén para destruirla, se arrepintió Yahveh del mal y dijo al ángel que exterminaba al pueblo: '¡Basta ya! ¡Retira tu mano!'. El ángel de Yahveh estaba entonces junto a la era de Arauná, el jebuseo.

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2 Samuel 24:16
37 Referans Kwoze  

y a los jebuseos, los amorreos, los guirgaseos,


se arrepintió Yahveh de haber hecho al hombre en la tierra, se dolió en su corazón,


Gad fue a ver aquel d a a David y le dijo: 'Sube y erige un altar a Yahveh en la era de Arauná, el jebuseo'.


David hab a declarado aquel d a: 'Todo el que quiera batir a los jebuseos atacará por el canal. Cuanto a los ciejos y cojos, David los aborrece'. Por eso se suele decir: 'Ni ciegos ni cojos entrarán en la casa'.


Continuó él por el desierto una jornada de camino y, echándose al fin bajo una retama, llegó a desearse la muerte diciendo: '¡Basta ya, Yahveh! ¡Qu tame la vida, porque no soy yo mejor que mis padres!'.


Aquella misma noche salió el ángel de Yahveh y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Cuando se levantaron por la ma ana, vieron que no hab a más que cadáveres.


y a los jebuseos, los amorreos, los guirgaseos,


Salomón comenzó a construir el templo de Yahveh, en Jerusalén, en el monte Moria, donde Yahveh se hab a aparecido a su padre David, en el lugar que David hab a preparado, en la era de Ornán el jebuseo.


Y Yahveh envió un ángel que exterminó a todos los guerreros valientes, a los pr ncipes y a los jefes del campamento del rey de Asiria, que tuvo que volverse a su tierra con el rostro cubierto de vergüenza. Y all, al entrar en el templo de su dios, sus propios hijos lo mataron a filo de espada.


El Se or lleva la causa de su pueblo y se apiada de sus siervos.


que su camino se haga tiniebla y resbaladero, y los hostigue el ángel de Yahveh.


Mas él, enternecido, cubr a su pecado y no los destru a, reteniendo su ira muchas veces, no dejando avivar todo su enojo,


Retorna hacia nosotros, ¿hasta cuándo? y ten misericordia de tus siervos.


La sangre será en vuestras casas la se al que distinguirá los lugares donde moráis. Al ver yo la sangre, pasaré de largo, y no habrá entre vosotros plaga de exterminio cuando yo hiera la tierra de Egipto.


Cuando Yahveh pase para herir a los egipcios y vea la sangre sobre el dintel y sobre las dos jambas, pasará de largo ante aquella puerta y no dejará que el exterminador entre en vuestras casas para herir.


Yahveh renunció entonces al castigo con que hab a amenazado a su pueblo.


Orad a Yahveh para que cesen los truenos de Dios y el granizo; os dejaré salir, y no os quedaréis aqu por más tiempo'.


Dispersándolo, expulsándolo, lo has castigado. Lo arrojó con su potente soplo en un d a de solano.


Porque no por siempre reprendo, ni de continuo me enojo; pues ante m se consumir a el esp ritu y las almas que yo he creado.


¿Lo condenó a muerte Ezequ as, rey de Judá, y todo Judá? ¿No temió a Yahveh y aplacó la faz de Yahveh, y as se arrepintió Yahveh del mal que hab a predicho contra ellos? ¿Y nosotros bamos a cargarnos con un delito tan grande?'.


Si os quedáis en este pa s, os edificaré y no os arrasaré, os plantaré y no os arrancaré, porque me arrepiento del mal que os he hecho.


Yahveh se arrepintió: 'No sucederá', dijo Yahveh.


Yahveh se arrepintió: 'Tampoco esto sucederá' - dijo el Se or Yahveh -.


¡Yahveh, he o do tu renombre, reverencio tu obra, Yahveh! En el curso de los a os renuévala, en el curso de los a os dala a conocer. Aun en la ira, recuerda la compasión.


quitaré de su boca la sangre y de sus dientes las abominaciones. También él será un resto para nuestro Dios, será como un jefe de tribu en Judá, y Ecrón como el jebuseo.


Vuelve por tercera vez y les dice: '¡Ya podéis dormir y descansar! ¡Se acabó! Llegó la hora; ya el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.


Pero en aquel mismo instante lo hirió un ángel del Se or, por no haber dado gloria a Dios; y, comido de gusanos, expiró.


Ni murmuréis, como murmuraron algunos de ellos, que murieron a manos del exterminador.


Ya es bastante castigo para él el que le ha impuesto la mayor a,


Los hijos de Judá no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén; y as, los jebuseos siguen en Jerusalén junto a los hijos de Judá hasta el d a de hoy.


En cambio, los benjaminitas no pudieron echar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los cuales hasta el d a de hoy moran con los benjaminitas en Jerusalén.


Cuando estaban junto a Jebús, ya muy avanzado el d a, dijo el criado a su se or: 'Vamos a entrar en esta ciudad de los jebuseos para pasar all la noche'.


'Me arrepiento de haber constituido rey a Saúl, porque se ha apartado de m y no ha ejecutado mis órdenes'. Afligióse Samuel y pasó toda la noche clamando a Yahveh.


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