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2 Samuel 1:2 - Biblia Castilian 2003

2 al tercer d a llegó del campamento de Saúl un hombre con los vestidos desgarrados y cubierta de polvo la cabeza. Al acercarse a David, se echó a tierra y se postró ante él.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Al tercer día, sucedió que vino uno del campamento de Saúl, rotos sus vestidos, y tierra sobre su cabeza; y llegando a David, se postró en tierra e hizo reverencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Al tercer día llegó un hombre del campamento del ejército de Saúl con sus ropas rasgadas y polvo sobre la cabeza en señal de duelo. El hombre cayó al suelo y se postró delante de David con profundo respeto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Al tercer día llegó un hombre del campamento de Saúl: tenía la ropa hecha tiras y tierra en la cabeza. Apenas llegó donde David, se tiró al suelo y se postró.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Al tercer día sucedió que llegó un hombre del campamento de Saúl, con sus vestidos rotos y tierra sobre su cabeza. Y ocurrió que cuando llegó ante David, cayó en tierra° y se postró.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 al tercer día llegó del campamento de Saúl un hombre con los vestidos desgarrados y cubierta de polvo la cabeza. Al acercarse a David, se echó a tierra y se postró ante él.

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2 Samuel 1:2
25 Referans Kwoze  

Al tercer d a alzó Abrahán los ojos y divisó a lo lejos el lugar.


Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en ella, rasgó sus vestiduras


Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo muchos d as.


Contestaron ellos: 'Tu siervo, nuestro padre, está bien; aún vive'. Y arrodillándose, se postraron.


David le preguntó: '¿De dónde vienes?'. Y él le respondió: 'Acabo de escapar del campamento de Israel'.


Tamar se echó ceniza sobre la cabeza y rasgó su larga túnica de mangas, se cubrió la cabeza con las manos y se fue dando gritos.


Se presentó, pues, la mujer de Tecoa al rey y se postró rostro en tierra ante él, al tiempo que exclamaba: 'Aux liame, ¡oh rey!'.


Cuando llegó David a la cumbre donde se adoraba a Dios, salió a su encuentro Jusay, amigo de David, con la túnica rasgada y cubierta de polvo la cabeza.


Alzó la mirada Arauná y vio al rey y a sus servidores, que avanzaban hacia él. Salió y se postró ante el rey, rostro en tierra.


Si al que me anunció que Saúl hab a muerto creyendo darme una buena noticia, lo prend y lo hice matar en Sicelag en pago de su buena noticia,


'Ve y reúne a todos los jud os que se encuentran en Susa y ayunad por m. No comáis ni bebáis durante tres d as, ni de d a ni de noche. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y as, aun en contra de la ley, me presentaré al rey. Si tengo que morir, moriré'.


decidle: '¡Cuán temibles son tus obras!'. Por tu mucho poder, tus mismos enemigos te cortejan,


Darán grandes voces por ti y gritarán amargamente; se echarán polvo en la cabeza, se revolcarán en la ceniza.


Dentro de dos d as nos dará la vida, al tercer d a nos levantará y viviremos en su presencia.


rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos, y convert os a Yahveh, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, tardo a la cólera, rico en piedad, y se arrepiente del da o que causa.


Porque as como estuvo Jonás en el vientre del monstruo marino tres d as y tres noches, as estará el Hijo del hombre en las entra as de la tierra tres d as y tres noches.


A partir de entonces comenzó Jesucristo a declarar a sus disc pulos que ten a que ir a Jerusalén, que hab a de padecer mucho de parte de los ancianos, de los pont fices y de los escribas y que ser a llevado a la muerte, pero que al tercer d a hab a de resucitar.


Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.


Mira: voy a entregarte algunos de la sinagoga de Satanás, que dicen ser jud os y no lo son, sino que mienten. Los voy a obligar a que vengan y se postren a tus pies, y sepan que te amo.


Se fue el muchacho, y David se levantó de junto a la piedra y, cayendo rostro en tierra, se postró tres veces. Después se besaron uno al otro, sollozando ambos, aunque más David.


Tan pronto como Abigail vio a David se apresuró a bajarse del asno y cayendo rostro en tierra ante David, se prosternó.


Un hombre de Benjam n salió corriendo del campo de batalla y llegó aquel mismo d a a Siló con los vestidos rasgados y la cabeza cubierta de polvo.


El hombre dijo a El: 'Acabo de llegar del campo de batalla; he huido hoy del campo'. El preguntó: '¿Y qué ha ocurrido, hijo m o?'.


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