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2 Reyes 4:6 - Biblia Castilian 2003

6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a uno de sus hijos: 'Acércame otra vasija'. Pero él respondió: 'Ya no hay más'. Y entonces el aceite cesó.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¡Pronto todas las jarras estaban llenas hasta el borde! —Tráeme otra jarra —le dijo a uno de sus hijos. —¡Ya no hay más! —le respondió. Al instante, el aceite de oliva dejó de fluir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Cuando los cántaros estuvieron llenos, dijo a su hijo: 'Pásame uno más'. Pero éste le dijo: 'Ya no hay más'. Y el aceite dejó de correr.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y sucedió que cuando las vasijas estaban llenas, dijo a un hijo suyo: Acércame otra vasija; y él le respondió: No hay ni una vasija más. Entonces cesó el aceite.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo ella a uno de sus hijos: 'Acércame otra vasija'. Pero él respondió: 'Ya no hay más'. Y entonces el aceite cesó.

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2 Reyes 4:6
12 Referans Kwoze  

Porque as habla Yahveh, Dios de Israel: 'No se acabará la harina en la orza, ni se agotará el aceite en la alcuza, hasta el d a en que Yahveh mande lluvia sobre la superficie de la tierra''.


Se irritó contra él el varón de Dios y le dijo: 'Si la hubieras herido cinco o seis veces, derrotar as a Aram hasta exterminarlo'. Pero ahora lo batirás sólo tres veces.


Ella se fue de su lado y cerró la puerta tras de s y de sus hijos; éstos le acercaban las vasijas y ella iba vertiendo el aceite.


Y a causa de su incredulidad no hizo all muchos milagros.


Todos comieron hasta quedar saciados y recogieron, de los pedazos sobrantes, doce canastos llenos.


Comieron todos hasta quedar saciados; y de los trozos sobrantes recogieron siete cestos llenos.


Entonces les tocó los ojos diciendo: 'Hágase en vosotros conforme a vuestra fe'.


Toda la gente quer a tocarlo, porque sal a de él una fuerza que sanaba a todos.


Una vez saciados, dice a sus disc pulos: 'Recoged los pedazos que han sobrado, para que no se pierda nada'.


Al d a siguiente cesó el maná, una vez que ellos empezaron a comer de los frutos del pa s. Los israelitas ya no volvieron a tener maná. A partir de aquel a o se alimentaron de los frutos del pa s de Canaán.


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