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2 Reyes 25:5 - Biblia Castilian 2003

5 Pero las tropas caldeas salieron en persecución del rey, le dieron alcance en las llanuras de Jericó y todo su ejército se dispersó lejos de él.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y el ejército de los caldeos siguió al rey, y lo apresó en las llanuras de Jericó, habiendo sido dispersado todo su ejército.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Sin embargo, las tropas babilónicas persiguieron al rey y lo alcanzaron en las llanuras de Jericó, porque todos sus hombres lo habían abandonado y se habían dispersado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El ejército de los caldeos se lanzó en persecución del rey; lo alcanzaron en la llanura de Jericó y toda su tropa se dispersó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero el ejército de los caldeos fue tras el rey y lo alcanzó en la llanura de Jericó, y todo su ejército fue dispersado de su lado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Pero las tropas caldeas salieron en persecución del rey, le dieron alcance en las llanuras de Jericó y todo su ejército se dispersó lejos de él.

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2 Reyes 25:5
14 Referans Kwoze  

Los de la ciudad abrieron una brecha y todos los hombres de guerra huyeron de noche por el camino de la puerta que hab a entre los dos muros del jard n real, y aunque los caldeos ten an cercada la ciudad, se fueron por el camino de la estepa.


Apresaron al rey y lo subieron a Riblá, ante el rey de Babilonia, quien dictó sentencia contra él.


y dijisteis: 'No será as, a caballo huiremos'. Está bien: huiréis. 'En corcel montaremos'. En corcel montarán los que os persiguen.


Después de esto - oráculo de Yahveh -, entregaré a Sedec as, rey de Judá, a sus servidores y a la gente que en esta ciudad haya sobrevivido a la peste, a la espada y al hambre, en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida. Él los pasará a filo de espada, sin compadecerse de ellos, sin apiadarse, sin tener misericordia'.


Y de los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, as dice Yahveh: 'De la misma manera trataré a Sedec as, rey de Judá, a sus pr ncipes y al resto de Jerusalén, a los que han quedado en este pa s, que a los que residen en el pa s de Egipto.


Y tú no te librarás de su mano, sino que ciertamente serás apresado y entregado a él: tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia; su boca hablará con tu boca, y tú irás a Babilonia''.


Pero las tropas de los caldeos los persiguieron y dieron alcance a Sedec as en las estepas de Jericó. Lo prendieron y lo llevaron a Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Riblá, en el pa s de Jamat, el cual dictó sentencia contra él.


Pero las tropas caldeas salieron en persecución del rey, dieron alcance a Sedec as en las llanuras de Jericó y todo su ejército se dispersó, dejándole abandonado.


Desterrada está Judá, en aflicción Gu mel y dura servidumbre; dispersa entre las naciones, no encuentra reposo. Le dieron alcance sus perseguidores, la cercaron de angustias.


Desapareció de la hija de Sión Váu toda su gloria. Sus pr ncipes eran como ciervos que no encuentran pasto; caminaban sin fuerzas delante del perseguidor.


Y a todos los que lo rodean, a su guardia y a todas sus tropas, los esparciré a todos los vientos y desenvainaré mi espada detrás de ellos.


Lo más selecto de todas sus tropas caerá a espada y los restantes serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo, Yahveh, he hablado.'


'Y tú, entona una lamentación por los pr ncipes de Israel.


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