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2 Reyes 21:9 - Biblia Castilian 2003

9 Pero ellos no obedecieron y Manasés les indujo a hacer el mal, hasta el punto de hacer cosas peores que las que hac an las naciones que Yahveh hab a exterminado delante de Israel.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Sin embargo, la gente se negó a escuchar, y Manasés los llevó a cometer cosas aún peores que las que habían hecho las naciones paganas que el Señor había destruido cuando el pueblo de Israel entró en la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Pero no hicieron caso y Manasés los arrastró a hacer cosas peores aún que las hechas por las naciones que había destruido Yavé ante los israelitas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Pero no escucharon, pues Manasés los indujo a hacer el mal, más que las otras naciones a las que YHVH había destruido delante de los hijos de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Pero ellos no obedecieron y Manasés les indujo a hacer el mal, hasta el punto de hacer cosas peores que las que hacían las naciones que Yahveh había exterminado delante de Israel.

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2 Reyes 21:9
25 Referans Kwoze  

Entregará, pues, a Israel, a causa de los pecados que cometió Jeroboán y de los que hizo cometer a Israel''.


sino que siguió los caminos de los reyes de Israel, e incluso hizo pasar a su hijo por el fuego conforme a las abominaciones de la gente que Yahveh hab a expulsado de delante de los israelitas.


Entonces habló Yahveh por medio de sus siervos los profetas:


Pero Manasés extravió a Judá y a los habitantes de Jerusalén y los indujo a practicar el mal, hasta el punto de hacer cosas peores que las que hac an las naciones que Yahveh hab a exterminado delante de Israel.


Pero ellos hac an burla de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y se mofaban de sus profetas, hasta que la cólera de Yahveh contra su pueblo creció tanto que ya no hubo remedio.


Pero se rebelaron, se volvieron contra ti, echaron tu ley a sus espaldas, mataron a tus profetas, porque los exhortaban a convertirse a ti; grandes desprecios te hicieron.


Tú, Se or, nos guardarás, nos preservarás de generación tal, para siempre.


No habrá en medio de ti un dios extra o, ni ante dios extranjero te habrás de prosternar:


Si el jefe presta o do a palabras mentirosas, todos sus servidores serán malvados.


y sabréis que yo soy Yahveh. Porque no habéis obrado según mis leyes ni habéis cumplido mis preceptos, sino que habéis actuado según los preceptos de las naciones que os rodean'.


Pero no sólo no te quedaste atrás a la hora de seguir sus abominaciones sino que, como si esto fuera poco, tu conducta fue más corrompida que la de ellas.'


Dile: 'As dice el Se or Yahveh: ¡ciudad que derrama sangre dentro de s para que llegue su hora, que fabrica dolos en da o suyo y con ellos se contamina!


Pero se rebeló contra mis decretos con más malicia que las naciones, y contra mis leyes más que los pa ses que la rodean, pues rechazaron mis decretos y no obraron según mis leyes.


Por eso, as dice el Se or Yahveh: 'Puesto que sois más turbulentos que las naciones que os rodean y no habéis obrado según mis leyes ni cumplido mis decretos, y ni siquiera habéis actuado según los decretos de las naciones que os rodean,


no hemos escuchado a tus siervos los profetas, que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros pr ncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo del pa s.


Efra n está oprimido, su derecho es conculcado, porque se encuentra satisfecho cuando corre tras los dolos.


¡Jerusalén, Jerusalén: la que mata a los profetas y apedrea a los que fueron enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina a sus polluelos bajo sus alas! Pero vosotros no quisisteis.


Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado no ser an culpables, pero ahora no tienen excusa de su pecado.


Pues el que sabe hacer el bien y no lo hace comete pecado.


Pero tengo contra ti que toleras a Jezabel, esa mujer que se proclama a s misma profetisa y ense a y seduce a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los dolos.


Sin embargo, el pueblo no quiso escuchar las palabras de Samuel sino que le respondió: '¡A pesar de todo, queremos tener un rey!


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