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2 Reyes 2:23 - Biblia Castilian 2003

23 Desde aqu subió a Betel. Y cuando sub a por el camino, salieron unos rapazuelos de la ciudad, que se burlaban de él, diciéndole: '¡Sube, calvo; sube, calvo!'.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Después Eliseo salió de Jericó y subió a Betel. Mientras iba por el camino, unos muchachos de la ciudad comenzaron a burlarse y a reírse de él. «¡Vete de aquí, viejo calvo! —gritaban—. ¡Vete de aquí, viejo calvo!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 De allí se fue a Betel; cuando iba por el camino que sube, salieron de la ciudad unos muchachos que se burlaban de él: '¡Vamos calvo, sube! ¡Vamos calvo, sube!' decían.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 De allí subió a Bet-’El; y mientras iba por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad que se burlaron de él diciéndole: ¡Sube calvo! ¡Sube calvo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Desde aquí subió a Betel. Y cuando subía por el camino, salieron unos rapazuelos de la ciudad, que se burlaban de él, diciéndole: '¡Sube, calvo; sube, calvo!'.

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2 Reyes 2:23
34 Referans Kwoze  

Vio Sara que el hijo de Agar, la egipcia, el que ésta hab a dado a Abrahán, estaba jugando con su hijo Isaac,


Segu an ellos caminando y conversando, cuando apareció un carro de fuego, con caballos también de fuego, que se interpuso entre los dos. Y El as subió al cielo en un torbellino.


Y dijo El as a Eliseo: 'Quédate aqu, porque Yahveh me env a hacia Betel'. Pero Eliseo respondió: '¡Por vida de Yahveh y por tu vida, que no te abandonaré!'. Bajaron, pues, a Betel.


Y las aguas quedaron saneadas hasta el d a de hoy, según la palabra que Eliseo hab a pronunciado.


Pero ellos hac an burla de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y se mofaban de sus profetas, hasta que la cólera de Yahveh contra su pueblo creció tanto que ya no hubo remedio.


Hasta los ni os me desprecian; se burlan cuando intento levantarme.


Y ahora se r en de m los que tienen menos a os que yo, a cuyos padres yo consideraba indignos de figurar al frente de los perros de mi grey.


Haz brillar tu presencia ante tu siervo, ponme en salvo, por tu amor.


Que no tenga jamás que avergonzarme de invocarte, que perezca el imp o, en silencio, en el seol.


Y ahora, en mi ca da, se alegran ellos, se reúnen, confabulan para asestarme el golpe de improviso, y destrozan sin tregua.


Por sus actos el ni o ya demuestra si será pura y recta su conducta.


La necedad arraiga en el corazón del joven; la vara de la instrucción le alejará de ella.


Ense a al ni o cuál es su camino: ni siquiera en su vejez lo abandonará.


Aparta de tu corazón la tristeza y ten lejos de tu carne el sufrimiento, porque juventud y cabellos negros presto se pasan.


¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, ralea de malhechores, hijos corrompidos! Abandonaron a Yahveh, despreciaron al Santo de Israel, se volvieron atrás.


El pueblo se vejará, hombre a hombre, vecino a vecino, el joven afrentará al anciano, el villano al noble.


Tú me sedujiste, Yahveh, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo y contra m prevaleciste. Sirvo de irrisión todo el d a; todos ellos se burlan de m.


Siempre que hablo, tengo que gritar: ¡violencia y opresión! Esto es lo que proclamo. La palabra de Yahveh me resulta oprobio y escarnio todo el d a.


Los hijos amontonan la le a, los padres encienden el fuego y las mujeres amasan la pasta para hacer pasteles en honor de la Reina del Cielo y ofrecen libaciones a otros dioses, para ofenderme.


As haré con vosotros, casa de Israel, por vuestra inmensa maldad. Al alba desaparecerá por completo el rey de Israel.


Por el becerro de Bet Avén tiemblan los habitantes de Samar a: su pueblo está de luto por él, por él hacen duelo sus sacerdotes, porque su gloria emigró lejos de él.


Si tú, Israel, te prostituyes, que al menos no sea culpable Judá. No vayáis a Guilgal, no subáis a Bet Avén, no juréis diciendo: '¡Por vida de Yahveh!'.


Si a un hombre se le cae el pelo de la coronilla y queda calvo por la parte posterior es puro.


el d a en que yo castigue a Israel por los cr menes que pesan sobre él, me vengaré de los altares de Betel: serán cortados los cuernos del altar y caerán por tierra.


Venid a Betel a pecar, a Guilgal para aumentar los pecados. Traed cada ma ana vuestras v ctimas, cada tres d as vuestros diezmos.


Pero no busquéis a Betel, ni vayáis a Guilgal, ni paséis a Berseba, porque Guilgal será deportada y Betel reducida a la nada.


No continúes profetizando en Betel, porque es un santuario real y un templo nacional'.


Pero como entonces el engendrado según la naturaleza persegu a al engendrado según el Esp ritu, as también ahora.


Hubo quienes sufrieron prueba de ultrajes y de azotes, e incluso de cadenas y de cárcel.


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