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2 Reyes 2:12 - Biblia Castilian 2003

12 Eliseo lo ve a y gritaba: '¡Padre m o, padre m o, carros y caballer a de Israel!' Y ya no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos partes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Eliseo lo vio y exclamó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!». Mientras desaparecían de su vista, rasgó su ropa en señal de angustia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Eliseo lo vio y gritaba: '¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!' Luego no lo vio más. Tomó entonces su ropa y la partió en dos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y auriga de Israel! Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Eliseo lo veía y gritaba: '¡Padre mío, padre mío, carros y caballería de Israel!' Y ya no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos partes.

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2 Reyes 2:12
28 Referans Kwoze  

Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo muchos d as.


Caminó Henoc con Dios y desapareció, porque se lo llevó Dios.


Enfermó Eliseo de la enfermedad de que hab a de morir. Bajó a verlo Joás, rey de Israel, quien se puso a llorar en su presencia, diciendo: '¡Padre m o, padre m o, carros y caballer a de Israel!'.


Recogió también el manto de El as, que se le hab a ca do de encima, se volvió y se detuvo a orillas del Jordán.


Acercáronse a él sus servidores y le dijeron: 'Padre m o, si el profeta te hubiera mandado algo dif cil ¿no lo habr as hecho? ¡Cuanto más si te ha dicho: lávate y quedarás limpio!'.


Al verlos, dijo el rey de Israel a Eliseo: '¿Los mato, padre m o?'.


Él libra al hombre inocente, y tú te librarás, si tus manos son puras'.


Por la bendición de los rectos prospera la ciudad, por la boca de los malvados se hunde.


¿Quién subió a los cielos y luego bajó? ¿Quién recogió el viento en sus pu os? ¿Quién envolvió las aguas en un manto? ¿Quién afirmó los confines de la tierra? ¿Cuál es su nombre y cuál el de su hijo? ¿Acaso lo sabes?


La sabidur a hace al sabio más fuerte que diez gobernantes en una ciudad.


Y Ezequ as oró as en presencia de Yahveh:


Isa as, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequ as: 'As habla Yahveh, Dios de Israel: he escuchado la plegaria que me has hecho acerca de Senaquerib, rey de Asiria.


Quizá Yahveh, tu Dios, habrá o do las palabras del copero mayor, enviado por el rey de Asiria, su se or, para insultar al Dios vivo, y le castigue por las palabras que Yahveh, tu Dios, ha o do. Eleva, pues, una plegaria por el resto que aún queda'.


As pues, el Se or [Jesús], después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios.


Y cuando los ángeles los dejaron y se fueron al cielo, los pastores se dec an unos a otros: 'Pasemos a Belén, a ver eso que ha sucedido, lo que el Se or nos ha dado a conocer'.


Y mientras los bendec a, se apartó de ellos [y era llevado al cielo].


Pues nadie ha subido al cielo sino aquel que bajó del cielo, el Hijo del hombre'.


Y dicho esto, fue elevado a la vista de ellos, hasta que una nube lo ocultó a sus ojos.


y me ha dicho: 'No tengas miedo, Pablo; tú has de comparecer ante el César, y en vista de ello, Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo'.


Hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran luto por él.


Y por esto gemimos, anhelando ser sobrevestidos de nuestra morada celestial,


Los que estamos en esta tienda gemimos agobiados, no porque queramos ser desvestidos, sino sobrevestidos, de suerte que lo mortal quede absorbido por la vida.


Por eso dice: ' Ascendiendo a lo alto, llevó consigo cautivos y dio dones a los hombres'.


Oyeron entonces una gran voz del cielo que les dec a: 'Subid acá'. Y subieron al cielo en la nube, en presencia de sus enemigos.


Le dijo Micá: 'Quédate conmigo y sé para m padre y sacerdote; yo te daré diez siclos de plata al a o, vestido y comida'.


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