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2 Reyes 19:4 - Biblia Castilian 2003

4 Quizá Yahveh, tu Dios, habrá o do todas las palabras del copero mayor, enviado por el rey de Asiria, su se or, para insultar al Dios vivo, y le castigue por las palabras que Yahveh, tu Dios, ha o do. Eleva, pues, una plegaria por el resto que aún queda'.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Quizá oirá Jehová tu Dios todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de los asirios su señor ha enviado para blasfemar al Dios viviente, y para vituperar con palabras, las cuales Jehová tu Dios ha oído; por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Tal vez el Señor tu Dios haya oído al jefe del Estado Mayor asirio, que fue enviado por el rey para desafiar al Dios viviente, y lo castigue por sus palabras. ¡Te rogamos que ores por los que hemos quedado!”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 ¡Que Yavé tu Dios oiga todas las palabras del copero mayor al que mandó el rey de Asur, su señor, para insultar al Dios vivo! ¡Que Yavé tu Dios castigue las palabras que ha oído! y tú eleva una oración por el resto que aún queda'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Quizá YHVH tu Dios escuche todas las palabras del Rabsaces, a quien el rey de Asiria, su amo, envió para vituperar al Dios viviente, y reprenda las palabras que YHVH tu Dios ha oído. Eleva, por tanto, una oración a favor del remanente que aún nos queda.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Quizá Yahveh, tu Dios, habrá oído todas las palabras del copero mayor, enviado por el rey de Asiria, su señor, para insultar al Dios vivo, y le castigue por las palabras que Yahveh, tu Dios, ha oído. Eleva, pues, una plegaria por el resto que aún queda'.

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2 Reyes 19:4
34 Referans Kwoze  

Abrahán llamó a aquel lugar 'Yahveh provee' por lo que todav a se dice hoy: 'El monte 'Yahveh será visto''.


Puede ser que Yahveh considere mi aflicción y me devuelva su bondad a cambio de las maldiciones de hoy'.


El a o catorce del rey Ezequ as, Senaquerib, rey de Asiria, subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas.


Inclina, oh Yahveh, tus o dos y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha enviado para escarnio del Dios vivo.


¿A quién has escarnecido y ultrajado? ¿Contra quién elevaste la voz y alzaste, insolente, los ojos? ¡Contra el Santo de Israel!


Por boca de tus mensajeros has escarnecido a mi Se or y has dicho: con la multitud de mis carros he subido a la cumbre de los montes, a las cimas del L bano. He talado sus más altos cedros, sus más escogidos cipreses. Penetré en sus lugares más remotos, en sus más frondosos bosques.


Y le dijeron: 'As habla Ezequ as: hoy es d a de angustia, de castigo y de oprobio, porque han llegado los hijos al cuello del útero, pero no hay fuerzas para el alumbramiento.


El resto que se salve de la casa de Judá volverá a echar ra ces por abajo y a dar frutos por arriba.


Porque de Jerusalén saldrá un resto; y supervivientes del monte de Sión. El celo de Yahveh Sebaot as lo hará'.


Llegaron los servidores del rey Ezequ as ante Isa as,


Por todo esto, el rey Ezequ as y el profeta Isa as, hijo de Amós, oraron y clamaron al cielo.


Invócame en el d a de la angustia: te libraré y tú me darás gloria.


Esto vienes haciendo, ¿habré yo de callar? ¿Presumes que yo te sea semejante? A tu cara te acuso y te repruebo.


Acuérdate de esto: los enemigos blasfeman del Se or, una gente insensata menosprecia tu nombre.


Si Yahveh Sebaot no nos hubiera dejado un resto, ser amos como Sodoma, semejantes a Gomorra.


Contra una nación imp a la env o, contra el pueblo de mi enojo la mando, para despojar el despojo, para saquear el saqueo, para hollarlo como barro de las calles.


pero no mencionéis más la carga de Yahveh, porque cada uno tendrá como carga su propia palabra. Porque estáis tergiversando las palabras del Dios vivo, de Yahveh Sebaot, nuestro Dios.


llámame y te responderé; te anunciaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces.


y les dijo: 'As dice Yahveh, Dios de Israel, a quien me habéis remitido para que le hiciera llegar vuestra súplica:


'As dice el Se or Yahveh: aun esto dejaré que me pida la casa de Israel y se lo concederé: multiplicar su población como un reba o.


De igual modo, también en el tiempo presente ha quedado un resto, elegido por pura gracia.


Isa as, por su parte, clama en favor de Israel: Aunque el número de los hijos de Israel sea como la arena del mar, sólo un resto será salvo;


Cuando Yahveh haga justicia a su pueblo y tenga piedad de sus siervos; cuando vea que les faltan las fuerzas y que no hay ya ni esclavo ni libre,


Otórgame, pues, esta monta a a la que se refer a Yahveh aquel d a; pues aquel d a oiste tú que estaban en ella los anaquitas y que sus ciudades son grandes y fortificadas. Si Yahveh está conmigo, los arrojaré de all, como Yahveh me prometió'.


Y a adió: 'En esto reconoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que arrojará de delante de vosotros a los cananeos, los hititas, los jiveos, los perizeos, los guirgaseos, los amorreos y los jebuseos.


Jonatán dijo a su escudero. 'Ven; vamos a pasar al puesto de esos incircuncisos. Quizá Yahveh haga algo por nosotros, porque nada le impide a Yahveh dar la victoria con muchos o con pocos'.


Y a adió el filisteo: 'Yo desaf o a las filas de Israel: dadme un hombre para batirnos en duelo'.


Preguntó David a los hombres que estaban a su lado: '¿Qué se hará con el que mate a este filisteo y haga desaparecer de Israel esta afrenta? ¿Quién es ese filisteo incircunciso, para desafiar as a las huestes del Dios vivo?'.


Respondió David al filisteo: 'Tú vienes contra m con espada, lanza y jabalina, mientras que yo voy contra ti en nombre de Yahveh Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, al que has desafiado.


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