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2 Reyes 19:37 - Biblia Castilian 2003

37 Y un d a, mientras estaba postrado en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron a espada y huyeron al pa s de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asaradón.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Cierto día, mientras rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Allí mientras estaba postrado en la casa de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarecer lo mataron a espada y huyeron al territorio de Ararat. En su lugar pasó a ser rey Asaradón, su hijo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Y cuando estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, aconteció que Adramelec y Sarezer° lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat; y su hijo Esar-hadón reinó en su lugar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Y un día, mientras estaba postrado en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron a espada y huyeron al país de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asaradón.

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2 Reyes 19:37
15 Referans Kwoze  

de tal modo que el mes séptimo, el d a diecisiete del mes, se posó el arca sobre los montes de Ararat.


los de Avá, un Nibjaz y un Tartac; y los de Sefarváin quemaban a sus hijos en honor de Adramélec y Anamélec, dioses de Sefarváin.


No os infunda Ezequ as confianza en Yahveh, diciendo: 'Con toda certeza nos librará Yahveh, y no entregará esta ciudad en manos del rey de Asiria'.


Puso su confianza en Yahveh, Dios de Israel, en tal grado que ni después ni antes hubo semejante a él entre todos los reyes de Judá.


'As hablaréis a Ezequ as, rey de Judá: No te dejes enga ar por tu Dios, en quien conf as, y no digas: 'No será entregada Jerusalén en manos del rey de Asiria'.


Verdaderamente, oh Yahveh, los reyes de Asiria han devastado las naciones y los pa ses,


Porque de Jerusalén saldrá un resto; y supervivientes del monte de Sión. El celo de Yahveh Sebaot as lo hará'.


He aqu que voy a poner en él un esp ritu tal que, al o r cierta noticia, se volverá a su pa s, y all le haré caer a filo de espada'.


De entre todos los dioses de esas naciones que mis padres arrasaron, ¿qué dios pudo librar a su pueblo de mi mano? Por tanto, ¿cómo podrá libraros de mi mano vuestro Dios?


Hablaban del Dios de Jerusalén como de los dioses de los otros pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombre.


Y Yahveh envió un ángel que exterminó a todos los guerreros valientes, a los pr ncipes y a los jefes del campamento del rey de Asiria, que tuvo que volverse a su tierra con el rostro cubierto de vergüenza. Y all, al entrar en el templo de su dios, sus propios hijos lo mataron a filo de espada.


se presentaron a Zorobabel y a los jefes de familia, y les dijeron: 'Queremos colaborar con vosotros en la construcción, porque, al igual que vosotros, buscamos a vuestro Dios y le ofrecemos sacrificios desde los d as de Asaradón, rey de Asiria, que nos hizo subir hasta aqu '.


Izad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, convocadlas para la guerra santa contra ella, convocad contra ella a los reinos - Ararat, Minn y Asquenaz -, nombrad contra ella reclutadores, lanzad caballos como hirsutas langostas.


No es su roca como nuestra Roca; y as lo testifican nuestros enemigos.


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