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2 Reyes 18:37 - Biblia Castilian 2003

37 Eliaqu n, hijo de Jilqu as, mayordomo de palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el cronista, se presentaron a Ezequ as con las vestiduras rasgadas y le refirieron las palabras del copero mayor.

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Biblia Reina Valera 1960

37 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Entonces Eliaquim, hijo de Hilcías, administrador del palacio; Sebna, secretario de la corte; y Joa, hijo de Asaf, historiador del reino, regresaron a donde estaba Ezequías. Desesperados rasgaron su ropa, entraron para ver al rey y le contaron lo que había dicho el jefe del Estado Mayor asirio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Después de eso, Elyaquim hijo de Jilquiyas, el secretario Sobna y el archivero Yoás hijo de Asaf volvieron donde Ezequías, con sus ropas rasgadas, y le transmitieron las palabras del copero mayor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Y Eliaquim ben Hilcías, que estaba sobre la casa, Sebna, el escriba, y Joa ben Asaf, el cronista, fueron a Ezequías con sus vestidos rasgados, y le comunicaron las palabras del Rabsaces.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Eliaquín, hijo de Jilquías, mayordomo de palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el cronista, se presentaron a Ezequías con las vestiduras rasgadas y le refirieron las palabras del copero mayor.

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2 Reyes 18:37
19 Referans Kwoze  

Cuando Rubén volvió a la cisterna y vio que José no estaba en ella, rasgó sus vestiduras


Entonces Jacob rasgó sus vestiduras, se vistió de saco e hizo duelo por su hijo muchos d as.


Joab, hijo de Servia, era el jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era el cronista;


Llamaron al rey y salieron a su encuentro Eliaqu n, hijo de Jilqu as, mayordomo del palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el cronista.


Eliaqu n, hijo de Jilqu as, Sebná y Joaj dijeron al copero mayor: 'Habla a tus siervos, por favor, en arameo, porque nosotros lo entendemos; no nos hables en lengua jud a a o dos del pueblo que está sobre la muralla'.


El pueblo callaba y no le respond a una palabra, pues el rey hab a dado esta orden: 'No le respondáis'.


El rey Ezequ as, al o rlo, rasgó sus vestiduras y, cubierto de saco, entró en el templo de Yahveh.


Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras


'Por haberse conmovido tu corazón y por haberte humillado tú ante Yahveh al o r lo que he pronunciado contra este lugar y sus habitantes, que se han de convertir en objeto de desolación y maldición, y por haber rasgado tus vestiduras y llorado en mi presencia, yo también te he escuchado. ¡Oráculo de Yahveh!


Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y exclamó: '¿Es que yo soy Dios para que pueda quitar o dar la vida, y por eso éste me env a un hombre para que lo cure de la lepra? Reparad y ved que está buscando ocasión de querella contra m '.


Cuando el rey oyó estas palabras de la mujer, rasgó sus vestiduras. Y como pasaba sobre la muralla, el pueblo pudo ver que por dentro llevaba un sayal sobre su carne.


Después de estas pruebas de fidelidad, Senaquerib, rey de Asiria, vino e invadió Judá, acampó frente a las ciudades fortificadas e intentó apoderarse de ellas.


Al o r esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me arranqué pelos de la cabeza y de la barba y me senté desolado.


Entonces Job se levantó, rasgó sus vestiduras y se rasuró la cabeza. Luego, se echó en tierra, se postró


Y sucederá en aquel d a: llamaré a mi siervo, Eliaqu n hijo de Jilqu as,


Mirad, sus heraldos gritan por las calles; los mensajeros de la paz lloran amargamente.


El rey y todos sus servidores, que hab an o do todas aquellas palabras, no se asustaron ni rasgaron sus vestiduras.


Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: '¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo acabáis de o r la blasfemia.


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