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2 Reyes 18:30 - Biblia Castilian 2003

30 No os infunda Ezequ as confianza en Yahveh, diciendo: 'Con toda certeza nos librará Yahveh, y no entregará esta ciudad en manos del rey de Asiria'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 No permitan que los haga confiar en el Señor diciéndoles: ‘Con toda seguridad el Señor nos librará. ¡Esta ciudad nunca caerá en manos del rey asirio!’.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Que no les diga: 'Confíen en Yavé, pues seguramente Yavé nos librará y esta ciudad no caerá en manos del rey de Asur'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Y que Ezequías no os haga confiar en YHVH, diciendo: Ciertamente YHVH nos librará, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 No os infunda Ezequías confianza en Yahveh, diciendo: 'Con toda certeza nos librará Yahveh, y no entregará esta ciudad en manos del rey de Asiria'.

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2 Reyes 18:30
16 Referans Kwoze  

as habla el rey: no os dejéis enga ar por Ezequ as, pues no podrá libraros de mi mano.


No escuchéis a Ezequ as, pues as habla el rey de Asiria: haced la paz conmigo, rend os a m, y cada uno comerá de su vi a y de su higuera y beberá agua de su pozo,


'As hablaréis a Ezequ as, rey de Judá: No te dejes enga ar por tu Dios, en quien conf as, y no digas: 'No será entregada Jerusalén en manos del rey de Asiria'.


¿A quién has escarnecido y ultrajado? ¿Contra quién elevaste la voz y alzaste, insolente, los ojos? ¡Contra el Santo de Israel!


y éste les dijo: 'Esto habéis de decir a vuestro se or: as habla Yahveh: no sientas temor por las palabras que has o do, con las cuales me han escarnecido los criados del rey de Asiria.


Del director. De David. Al Se or yo me acojo, ¿cómo osáis aún decirme: 'Vuela al monte como el ave?'.


cuántos los que de m dicen: No hay para él socorro en Dios. Selah


Al invocarte atiéndeme, oh Dios, mi liberador. Tú eres quien me alivia en las angustias: apiádate y escucha mi plegaria.


Noche y d a, mis lágrimas se me han hecho mi pan, pues sin tregua me dicen: '¿Dónde está tu Dios?'.


'Dios le tiene abandonado: acosadle y prendedle: no hay nadie que le salve'.


No me arrojes, llegado a la vejez, ni al faltarme las fuerzas me abandones,


Tiene puesta su confianza en Dios: que Dios lo libere ahora, si tanto le ama, puesto que dijo: 'Soy Hijo de Dios''.


El pueblo estaba all mirando. Los jefes se mofaban de él, diciendo: 'Ha salvado a otros; pues que se salve a s mismo, si él es el Cristo de Dios, el elegido'.


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