28 Después el jefe del Estado Mayor se puso de pie y le gritó en hebreo a la gente que estaba sobre la muralla: «¡Escuchen este mensaje del gran rey de Asiria!
El rey de Asiria envió desde Laquis a Jerusalén, contra el rey Ezequ as, al comandante del ejército, al jefe de los eunucos y al copero mayor, con un fuerte ejército. Subieron y, cuando llegaron a Jerusalén, se detuvieron junto al canal del estanque superior, el que está junto al camino del Campo del Batanero.
A lo que replicó el copero mayor: '¿Acaso mi se or me ha enviado a decirte estas palabras sólo a tu se or y a ti, y no a los hombres que están sobre la muralla, que tendrán que comer con vosotros sus propios excrementos y beber sus orines?'.
Ellos hablaban en alta voz, en lengua jud a, al pueblo de Jerusalén que estaba sobre las murallas, para atemorizarlos y asustarlos, y as poder conquistar la ciudad.
Habla y di: as dice el Se or Yahveh: Aqu estoy contra ti, Faraón, rey de Egipto, cocodrilo gigante, recostado en medio de sus Nilos, que dice: 'Mis Nilos son m os; yo los he hecho'.
Y o un clamor como de numerosa muchedumbre, como estruendo de muchas aguas y estampido de poderosos truenos, que dec a: '¡Aleluya! Porque ha comenzado a reinar el Se or, nuestro Dios todopoderoso.