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2 Pedro 2:3 - Biblia Castilian 2003

3 Empujados por la avaricia, se aprovecharán de vosotros con discursos mentirosos. Hace ya tiempo que ni su condenación está ociosa ni su perdición dormida.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Llevados por la avaricia, inventarán mentiras ingeniosas para apoderarse del dinero de ustedes; pero Dios los condenó desde hace mucho, y su destrucción no tardará en llegar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Los inspirará el amor al dinero, y se aprovecharán de ustedes con palabras engañosas. Pero ya fue dictada su condenación, y su destrucción es inminente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 y por avaricia os explotarán° con palabras manipuladas; sobre los cuales la sentencia pronunciada° desde antiguo no está ociosa, y su perdición no dormita.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Empujados por la avaricia, se aprovecharán de vosotros con discursos mentirosos. Hace ya tiempo que ni su condenación está ociosa ni su perdición dormida.

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2 Pedro 2:3
43 Referans Kwoze  

Ser a como sortear un huérfano, como especular con vuestro propio amigo.


Tú me libras de chusmas en mot n y me pones al frente de naciones: pueblos ignotos me rinden pleites a.


decidle: '¡Cuán temibles son tus obras!'. Por tu mucho poder, tus mismos enemigos te cortejan,


como nada humillar a a su adversario, alzar a mi mano contra sus enemigos.


Y dicen: '¡Que acelere, que apresure su obra para que la veamos; que se acerque y llegue el plan del Santo de Israel para que lo conozcamos!'.


Estos perros voraces, que no conocen la hartura, son los pastores que no saben atender; todos ellos van a lo suyo, cada uno a su lucro sin excepción.


El más peque o se convertirá en un millar, y el más chico en nación poderosa. Yo, Yahveh, lo he dicho; y aceleraré su cumplimiento.


Porque desde el menor hasta el mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con enga o.


Por eso daré sus mujeres a otros, sus campos a conquistadores, porque desde el menor al mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con enga o.


Me deshonráis delante de mi pueblo por unos pu ados de cebada y por unos trozos de pan, causando la muerte de personas que no deben morir y salvando la vida de personas que no deben vivir, diciendo mentiras a mi pueblo, que escucha la mentira'.'


Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes ense an por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.


Dios viene de Temán, el Santo del monte Parán. Selah Su majestad cubre los cielos, de su gloria se llena la tierra.


¡Ah, si hubiera alguno de vosotros que cerrara las puertas, para que no encendierais mi altar inútilmente! No tengo complacencia alguna en vosotros - dice Yahveh Sebaot -, ni me es grata la oblación de vuestras manos.


Yo os digo: les hará justicia sin tardanza. Con todo, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará acaso la fe sobre la tierra?'.


Luego ellos se pusieron a acecharlo y le enviaron esp as que fingieran ser hombres virtuosos, para sorprenderlo en alguna palabra, con el fin de entregarlo al poder y autoridad del procurador.


Todav a estaba él hablando, cuando llegó un tropel de gente; iba al frente de ellos el llamado Judas, uno de los Doce, que se acercó a Jesús para besarlo.


Y a los que vend an palomas les dijo: 'Quitad esto de aqu; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio'.


Esos tales no sirven a Cristo, Se or nuestro, sino a sus propios bajos apetitos y, con su modo de hablar lisonjero y adulador, seducen el corazón de los sencillos.


Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios, sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.


No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano, ni tomarás en prenda el vestido de la viuda.


Para m la venganza y el dar lo merecido al tiempo en que vacile su pie; porque cerca está el d a de su ruina, y ya se avecina lo que les espera.


Nunca recurrimos, como bien sabéis, a la adulación ni movidos por oculta codicia. Dios es testigo de ello.


Cuando estén diciendo: 'Paz y seguridad', entonces, de repente, se abatirá sobre ellos la calamidad, como los dolores de parto sobre una mujer encinta; y no habrá manera de escapar.


no bebedor ni pendenciero, sino amable, conciliador, desinteresado;


Igualmente, los diáconos han de ser dignos, sin doblez en el hablar, no dados a la bebida ni a sórdidos oficios,


y altercados sin cuento, cual corresponde a hombres de mentalidad corrompida y privados de la verdad, que hacen de la religión negocio.


A éstos hay que taparles la boca, ya que están echando a perder a familias enteras ense ando lo que no deben, y todo por una sórdida ganancia.


Porque, como administrador de Dios que es, el obispo tiene que ser irreprochable, no arrogante, ni iracundo, ni bebedor, ni pendenciero, ni codicioso;


en piedra de tropiezo y roca de escándalo. En ella tropiezan los que se rebelan contra la palabra. Éste es su paradero.


apacentad el reba o de Dios que está entre vosotros, vigilando, no obligados por la fuerza, sino de buen grado, según Dios; y no por sórdida ganancia, sino con generosidad;


Pues os dimos a conocer el poder y la parus a de nuestro Se or Jesucristo, no siguiendo sutiles mitos, sino en cuanto testigos oculares de su grandeza.


Hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente sectas perniciosas y negarán al Se or que los rescató, atrayendo sobre s mismos rápida perdición.


El Se or sabe librar de la prueba a los piadosos y reservar para el castigo hasta el d a del juicio a los imp os,


¡Ay de ellos! Porque se fueron por el camino de Ca n, por un salario se sumergieron en el extrav o de Balaán y perecieron en la rebelión de Coré.


para someter a juicio a todos y para confundir a todos los imp os por las obras de impiedad que cometieron y por todas las insolencias que pecadores imp os pronunciaron contra él'.


Éstos son murmuradores; se quejan y caminan según sus deseos; su boca formula insolencias y adulan por interés.


Se han infiltrado, en efecto, algunos hombres imp os, inscritos ya desde antiguo para este juicio, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y que niegan al único Soberano y Se or nuestro, Jesucristo.


Y de igual modo, también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas sirven de escarmiento y sufren el castigo de un fuego eterno, porque, lo mismo que ellos, se entregaron a la prostitución y a los vicios contra la naturaleza.


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