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2 Pedro 2:10 - Biblia Castilian 2003

10 sobre todo a los que caminan tras la carne en deseos de impureza y desprecian el se or o divino. Osados, arrogantes, no temen insultar a los seres gloriosos,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Él trata con particular severidad a los que se entregan a sus propios deseos sexuales pervertidos y desprecian la autoridad. Estas personas son orgullosas y arrogantes, y hasta se atreven a insultar a los seres sobrenaturales sin ni siquiera temblar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 En especial esto vale para esa gente que corre tras los peores deseos de su naturaleza y desprecia la majestad del Señor. Son orgullosos y atrevidos, y no tienen miedo de insultar a los espíritus caídos,

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 y mayormente a los que van detrás de la carne en concupiscencia de contaminación, y desprecian la autoridad. Atrevidos, arrogantes, que no tiemblan al hablar mal de° las potestades superiores;°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 sobre todo a los que caminan tras la carne en deseos de impureza y desprecian el señorío divino. Osados, arrogantes, no temen insultar a los seres gloriosos,

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2 Pedro 2:10
38 Referans Kwoze  

Que no participe mi alma en sus consejos, ni mi corazón se asocie a su asamblea. Porque en su furor mataron hombres y en su desenfreno desjarretaron toros.


Hallábase all un hombre perverso, llamado Seba, hijo de Bicr, benjaminita, que mandó tocar la trompeta y dijo: 'No tenemos parte con David, ni herencia con el hijo de Jesé. ¡Cada uno a su tienda, Israel!'.


Todos los de Israel, viendo que el rey no los escuchaba, respondieron al rey con estas palabras: '¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos heredad con el hijo de Jesé! ¡A tus tiendas, Israel! ¡Mira ahora por tu casa, David!'. Y los de Israel se fueron a sus tiendas.


Cercene el Se or todos los labios lisonjeros las lenguas contadoras de grandezas,


No retrasás la ofrenda de la abundancia de tu era y de tu lagar. Me entregarás el primogénito de tus hijos.


No maldigas del rey ni siquiera en tu lecho, ni maldigas del rico ni siquiera en tu alcoba, porque las aves del cielo llevarán tus palabras y los pájaros repetirán lo que hayas dicho.


¡Oh generación! Atiende a la palabra de Yahveh: ¿He sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué mi pueblo dice: 'Somos libres, no vendremos más a ti?'.


Mas cualquier individuo, sea nativo o extranjero, que lo hace a ciencia y conciencia, ultraja a Yahveh y será extirpado de en medio de su pueblo.


Y, al llegar a ella, la encuentra barrida y arreglada.


Pero sus compatriotas lo aborrec an; y enviaron tras él una embajada que dijera: 'No queremos que éste sea nuestro rey'.


Dijo Pablo: 'No sab a, hermanos, que fuera el sumo sacerdote; porque escrito está: No maldecirás al jefe de tu pueblos '.


As pues, ahora ya no pesa ninguna condena sobre quienes están en Cristo Jesús.


¿O es que no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? ¡No os enga éis! Ni lujuriosos, ni idólatras, ni adúlteros, ni pervertidos, ni sodomitas,


Porque, aunque vivimos en carne, no según la carne combatimos.


los cuales, perdido ya todo sentido de la moralidad, se entregaron a la disolución hasta realizar con frenes toda clase de impureza.


Pues tened esto bien entendido: ningún lujurioso, ni impúdico, ni codicioso - lo que equivale a ser idólatra - tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.


Haced morir, pues, cuanto hay de terreno en vosotros: lujuria, impureza, pasión, deseo malo, y la sed de lucro, que es una idolatr a.


Dios no nos llamó a una vida impura, sino santa.


Los hombres serán ego stas, avaros, fanfarrones, orgullosos, difamadores, rebeldes a los padres, desagradecidos, imp os,


Porque, como administrador de Dios que es, el obispo tiene que ser irreprochable, no arrogante, ni iracundo, ni bebedor, ni pendenciero, ni codicioso;


Tengan todos en alta estima el matrimonio y sea sin mancha el lecho conyugal. Pues Dios condenará a libertinos y adúlteros.


Ante todo, sabed que en los últimos d as vendrán hombres sarcásticos, que caminarán según sus propios deseos


Éstos, en cambio, insultan todo lo que ignoran. Y, como animales irracionales, se corrompen en todas las cosas que conocen por instinto.


Éstos son murmuradores; se quejan y caminan según sus deseos; su boca formula insolencias y adulan por interés.


Os dec an: 'En los últimos tiempos habrá escarnecedores que caminarán según sus imp os deseos'.


Se han infiltrado, en efecto, algunos hombres imp os, inscritos ya desde antiguo para este juicio, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios y que niegan al único Soberano y Se or nuestro, Jesucristo.


Algunos hombres perversos dijeron: '¿Cómo nos va a salvar éste?'. Lo despreciaron y no le ofrecieron ningún presente. Pero él no se dio por enterado.


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