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2 Crónicas 34:3 - Biblia Castilian 2003

3 En el a o octavo de su reinado, siendo aún muy joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el a o duodécimo, comenzó a purificar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, de las aserás y de los dolos fundidos.

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Biblia Reina Valera 1960

3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Durante el octavo año de su reinado, siendo aún joven, Josías comenzó a buscar al Dios de su antepasado David. Luego, en el año doce, empezó a purificar a Judá y a Jerusalén, destruyendo todos los santuarios paganos, los postes dedicados a la diosa Asera, los ídolos tallados y las imágenes fundidas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El año octavo de su reinado, siendo todavía joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el año doce comenzó a purificar a Judá y Jerusalén de los santuarios altos, de los troncos sagrados, de las estatuas y de los ídolos fundidos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 En el año octavo de su reinado, siendo todavía muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y en el año duodécimo comenzó a purificar a Judá y a Jerusalem de los lugares altos, las aseras, los ídolos de talla, y las imágenes de fundición.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 En el año octavo de su reinado, siendo aún muy joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el año duodécimo, comenzó a purificar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, de las aserás y de los ídolos fundidos.

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2 Crónicas 34:3
26 Referans Kwoze  

y empezó a gritar contra el altar, por mandato de Yahveh, diciendo: '¡Altar, altar! As habla Yahveh: nacerá en la casa de David un hijo que se llamará Jos as. Éste sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos, a los que queman incienso sobre ti. Sobre ti quemarán huesos humanos'.


demolieron el altar de Baal y destruyeron el templo de Baal, que convirtieron en letrinas hasta el d a de hoy.


Él fue quien suprimió los lugares altos, rompió las estelas, taló los aserás y destrozó la serpiente de bronce que hab a fabricado Moisés, porque hasta aquellos d as los israelitas quemaban incienso ante ella. La llamaban Nejustán.


'Vuelve y di a Ezequ as, pr ncipe de mi pueblo: as habla Yahveh, Dios de David, tu antepasado: 'He o do tu oración y he visto tus lágrimas. Voy, pues, a curarte, de suerte que dentro de tres d as podrás subir al templo de Yahveh.


Destrozó las estelas, taló las aserás y llenó sus lugares de huesos humanos.


El rey dio orden al sumo sacerdote Jilqu as, a los sacerdotes de segundo orden y a los guardianes de la puerta de que sacaran del santuario de Yahveh todos los enseres fabricados para el culto de Baal, de la aserá y de todo el ejército del cielo. Los quemó fuera de Jerusalén, en los campos del Cedrón, y llevó las cenizas a Betel.


David se dec a: 'Mi hijo Salomón es joven e inexperto, y el templo que se ha de edificar a Yahveh ha de ser sobremanera grandioso, para que tenga renombre y gloria en todos los pa ses. Quiero, pues, hacerle los preparativos'. Y, en efecto, David hizo abundantes preparativos antes de su muerte.


Y tú, Salomón, hijo m o, reconoce al Dios de tu padre y s rvele con corazón perfecto y ánimo generoso, porque Yahveh sondea todos los corazones y penetra la ndole de todos los pensamientos. Si lo buscas, él se dejará hallar por ti; pero si lo abandonas, te rechazará para siempre.


Dijo luego el rey David a toda la asamblea: 'Mi hijo Salomón, el único que ha sido elegido por Dios, es joven e inexperto, y la obra es grande, porque no se trata de un palacio para un hombre sino para Yahveh Dios.


Dijo, pues a Judá: 'Edifiquemos estas ciudades y rodeémoslas de murallas con torres, puertas y cerrojos, ahora que el pa s está a nuestra disposición, porque hemos procurado buscar a Yahveh, Dios nuestro. Lo hemos buscado, y él nos ha dado paz alrededor'. Emprendieron la construcción y la concluyeron con éxito.


salió al encuentro de Asá y le dijo: '¡O dme, Asá y todo Judá y Benjam n! Yahveh estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Si lo buscáis, él se dejará hallar de vosotros; pero si lo abandonáis, él os abandonará.


En seguida se pusieron a quitar los altares que hab a en Jerusalén. Quitaron también todos los altares de incienso y los arrojaron al torrente Cedrón.


Retiró del templo de Yahveh los dioses extranjeros, el dolo y todos los altares que él mismo hab a edificado en el monte del templo de Yahveh y en Jerusalén, y los arrojó fuera de la ciudad.


Pero el pueblo segu a ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque sólo en honor de Yahveh, su Dios.


Hizo lo que es malo a los ojos de Yahveh como lo hab a hecho su padre Manasés. Amón ofreció sacrificios y dio culto a todos los dolos que hab a fabricado Manasés, su padre.


Jos as, por su parte, retiró todas las abominaciones de todos los territorios pertenecientes a los israelitas, y obligó a todos los que se hallaban en Israel a que sirvieran a Yahveh, su Dios. Mientras él vivió, no se apartaron de Yahveh, Dios de sus padres.


¿Cómo podrá un joven seguir el buen camino? Bet Cumpliendo tu palabra.


Tú eres mi esperanza, mi confianza, Se or, desde mi juventud.


Por el contrario, derribad sus altares, romped sus estelas y talad sus bosques sagrados.


Por sus actos el ni o ya demuestra si será pura y recta su conducta.


yo amo a los que me aman, y los que me buscan me encuentran.


Piensa en tu Creador durante tu juventud, antes de que vengan los d as malos y lleguen los a os en que digas: 'No me gustan';


Destruiré vuestros lugares altos, abatiré vuestras estelas solares, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros dolos, y mi alma sentirá hast o de vosotros.


Todo esto, por la rebeld a de Jacob, por el pecado de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebeld a de Jacob? ¿No es, acaso, Samar a? ¿Y cuál es el pecado de Judá? ¿No es, acaso, Jerusalén?


Buscad primero el reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por a adidura.


y de que desde ni o conoces las Sagradas Escrituras, que tienen el poder de instruirte para la salvación por la fe en Cristo Jesús.


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