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2 Crónicas 30:21 - Biblia Castilian 2003

21 Los israelitas que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ázimos durante siete d as con grande alegr a, mientras los levitas y los sacerdotes cantaban alabanzas a Yahveh cada d a con voz poderosa.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo; y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Entonces los israelitas que estaban presentes en Jerusalén celebraron con gran alegría el Festival de los Panes sin Levadura durante siete días. Cada día los levitas y los sacerdotes cantaban al Señor, al son de instrumentos resonantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Azimos por siete días con gran alegría, mientras los levitas y los sacerdotes alababan a Yavé todos los días con todas sus fuerzas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y los hijos de Israel que estaban presentes en Jerusalem hicieron la solemnidad de los panes sin levadura durante siete días con gran alegría; y los levitas y los sacerdotes alababan a YHVH día tras día, cantando° a YHVH con instrumentos resonantes.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Los israelitas que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ázimos durante siete días con grande alegría, mientras los levitas y los sacerdotes cantaban alabanzas a Yahveh cada día con voz poderosa.

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2 Crónicas 30:21
22 Referans Kwoze  

Luego, tras haber deliberado con el pueblo, designó a los que hab an de cantar a Yahveh y entonarle alabanzas, los cuales, revestidos de ornamentos sagrados, salieron al frente de la tropa, diciendo: 'Alabad a Yahveh, porque es eterna su misericordia'.


Después, el rey Ezequ as y los jefes ordenaron a los levitas que entonaran alabanzas a Yahveh con las palabras de David y de Asaf, el vidente. Ellos, con gran júbilo, cantaron las alabanzas y luego doblaron las rodillas y se postraron.


Sin embargo, algunos de Aser, de Manasés y de Zabulón aceptaron dócilmente la invitación y vinieron a Jerusalén.


Hubo as gran alborozo en Jerusalén, ya que desde los d as de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no hab a ocurrido cosa semejante en Jerusalén.


Los israelitas que se hallaban all celebraron en aquella ocasión la Pascua y la fiesta de los Ázimos durante siete d as.


En el d a veintitrés del mes séptimo, Salomón envió al pueblo a sus tiendas, contentos y con el corazón alegre por todos los beneficios que Yahveh hab a otorgado a David, a Salomón y a su pueblo Israel.


Y luego les dijo: 'Id y comed manjares grasos y bebed vinos dulces, y mandad también raciones a los que no tengan nada preparado, pues este d a está consagrado a nuestro Se or. Y no os aflijáis, porque la alegr a en Yahveh es vuestra fortaleza'.


Toda la comunidad de los que hab an vuelto del cautiverio hizo caba as y habitó en ellas. Los israelitas no lo hab an hecho as desde los tiempos de Josué, hijo de Nun, hasta ese d a. Hubo, pues, gran alegr a.


'Durante siete d as comeréis panes ázimos; desde el primer d a haréis desaparecer de vuestras casas la levadura; pues quien, cualquiera de estos d as, comiere pan fermentado, ese tal será borrado de Israel.


durante siete d as comerás ázimos, y el séptimo d a habrá fiesta en honor de Yahveh.


El d a quince de ese mes es la Fiesta de los Ázimos de Yahveh. Durante siete d as comeréis pan sin levadura.


Terminados aquellos d as, al regresar ellos, el ni o Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo notaran sus padres.


Acercábase la fiesta de los ázimos, la Pascua.


Llegó el d a de los ázimos, en el que hab a que sacrificar el cordero pascual.


Acud an diariamente al templo con perseverancia y animados por un mismo esp ritu, part an el pan por las casas y tomaban juntos el alimento con alegr a y sencillez de corazón;


Y os regocijaréis delante de Yahveh, vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que está dentro de vuestras ciudades, ya que él no ha recibido parte ni heredad con vosotros.


All comeréis en presencia de Yahveh, vuestro Dios, y os regocijaréis, vosotros y vuestras familias, por todo lo que vuestras manos han ganado y lo que te haya aportado la bendición de Dios.


Te regocijarás en tu fiesta, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda que vivan dentro de tus ciudades.


Estad siempre alegres en el Se or, os lo repito: estad alegres.


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