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2 Crónicas 30:11 - Biblia Castilian 2003

11 Sin embargo, algunos de Aser, de Manasés y de Zabulón aceptaron dócilmente la invitación y vinieron a Jerusalén.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron, y vinieron a Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Sin embargo, algunos habitantes de Aser, Manasés y Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 por el país de Efraím y de Manasés llegando hasta Zabulón. Pero se reían y se burlaban de ellos. Sin embargo, hombres de Aser, Manasés y Zabulón hicieron penitencia y vinieron a Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Sin embargo, algunos de los de Aser, y de Manasés y de Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Sin embargo, algunos de Aser, de Manasés y de Zabulón aceptaron dócilmente la invitación y vinieron a Jerusalén.

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2 Crónicas 30:11
19 Referans Kwoze  

En Jerusalén se instalaron hijos de Judá, de Benjam n y de Efra n y Manasés.


Y tras de ellos se fue a Jerusalén gente de todas las tribus de Israel que hab an decidido en su corazón buscar a Yahveh, Dios de Israel, para poder ofrecer sacrificios a Yahveh, el Dios de sus padres.


Por haberse humillado, se apartó de él la cólera de Yahveh y no lo destruyó totalmente, pues aún hab a en Judá algunas cosas buenas.


Mucha gente de Efra n, de Manasés, de Isacar y de Zabulón no se hab a purificado y, sin embargo, comieron la Pascua sin ajustarse a lo prescrito. Pero Ezequ as oró por ellos diciendo: 'Yahveh, que es bueno, perdone


Los israelitas que se hallaban en Jerusalén celebraron la fiesta de los Ázimos durante siete d as con grande alegr a, mientras los levitas y los sacerdotes cantaban alabanzas a Yahveh cada d a con voz poderosa.


Tanto la asamblea entera de Judá como los sacerdotes y levitas y toda la multitud de los que hab an venido de Israel, as como los forasteros llegados de la tierra de Israel y los que habitaban en Judá, se llenaron de alegr a.


Al verse en tales angustias, trató de aplacar a Yahveh, su Dios, y se humilló profundamente en presencia del Dios de sus padres.


Su oración, y cómo fue atendido, todos sus pecados y prevaricaciones, los sitios en que construyó los lugares altos y colocó las aserás y los dolos, antes de haberse humillado, están consignados en los relatos de los videntes.


Pero no se humilló ante Yahveh, como se hab a humillado su padre Manasés, sino que Amón cometió pecados aún mayores.


'Por haberse conmovido tu corazón, y por haberte humillado tú ante la presencia de Dios al o r sus palabras contra este lugar y sus habitantes; por haberte humillado delante de m y haber rasgado tus vestiduras y haber llorado en mi presencia, yo también te he escuchado. ¡Oráculo de Yahveh!


Moisés y Aarón fueron al Faraón y le dijeron: 'As habla Yahveh, Dios de los hebreos: '¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante m ? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.'


Pero tú, Baltasar, hijo suyo, no has humillado tu corazón a pesar de que sab as todo esto.


Por eso me opuse yo a ellos y los expulsé a la tierra de sus enemigos. Entonces se humillará su corazón incircunciso y expiarán su iniquidad.


Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado'.


Os digo que éste descendió a su casa justificado, y aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado'.


Algunos, adhiriéndose a él, abrazaron la fe; entre ellos, Dionisio el Areopagita, también una mujer por nombre Dámaris, y algunos otros.


Humillaos ante el Se or, y él os ensalzará.


Sed, pues, humildes bajo la poderosa mano de Dios, para que, a su debido tiempo, os exalte.


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