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2 Crónicas 19:2 - Biblia Castilian 2003

2 Le salió al encuentro Jehú, hijo de Janan, el vidente, y dijo al rey Josafat: '¿Por qué tienes tú que prestar ayuda al imp o y amar a los que odian a Yahveh? Por eso viene sobre ti la cólera de Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Jehú, hijo de Hananí el vidente, salió a recibirlo. «¿Por qué habrías de ayudar a los perversos y amar a los que odian al Señor? —le preguntó al rey—. Debido a lo que has hecho, el Señor está muy enojado contigo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 le salió al encuentro Jehú, hijo de Jananí, el vidente, y le dijo al rey: '¿Debías tú ayudar al malo y favorecer a los que aborrecen a Yavé? Por esto ha caído sobre ti la cólera de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Pero el vidente Jehú ben Hanani salió a su encuentro,° y dijo al rey Josafat: ¿Conque ayudas al perverso y amas a los que aborrecen a YHVH? Por esto la ira de YHVH está sobre ti.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Le salió al encuentro Jehú, hijo de Jananí, el vidente, y dijo al rey Josafat: '¿Por qué tienes tú que prestar ayuda al impío y amar a los que odian a Yahveh? Por eso viene sobre ti la cólera de Yahveh.

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2 Crónicas 19:2
40 Referans Kwoze  

Le fue dirigida la palabra de Yahveh a Jehú, hijo de Janan, contra Basá, diciéndole:


De este modo exterminó Zimr a toda la casa de Basá, conforme al oráculo que Yahveh pronunció contra Basá por medio del profeta Jehú,


Yahveh hab a hablado, por medio de Jehú, hijo de Janan, contra Basá y contra su casa no sólo por todo el mal que hizo ante los ojos de Yahveh y por haberle provocado la ira con su conducta, al igual que la casa de Jeroboán, sino también por haber exterminado la casa de Jeroboán.


Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.


No obstante, no desaparecieron los lugares altos, en los que el pueblo continuaba ofreciendo sacrificios y quemando incienso.


En aquel tiempo, Janan, el vidente se presentó a Asá, rey de Judá, y le dijo: 'Por haberte apoyado en el rey de Aram y no haberte apoyado en Yahveh, tu Dios, se ha escapado de tus manos el ejército del rey de Aram.


Tuvo Josafat muchas riquezas y gloria, y emparentó con Ajab.


Subió, pues, el rey de Israel, acompa ado de Josafat, rey de Judá, contra Ramot de Galaad.


Ajab, rey de Israel, preguntó a Josafat, rey de Judá: '¿Quieres venir conmigo a la guerra contra Ramot de Galaad?'. A lo que él respondió: 'Una misma cosa somos tú y yo, mi pueblo y tu pueblo. Contigo estaremos en el combate'.


El rey de Israel respondió a Josafat: 'Queda todav a un hombre por medio del cual se puede consultar a Yahveh; pero yo siento aversión hacia él, porque nunca me profetiza bienes, sino solamente males. Es Miqueas, hijo de Yimlá'. Josafat le dijo: 'No hable el rey as '.


Josafat, rey de Judá, volvió sano y salvo a su casa, a Jerusalén.


Y en cualquier pleito que se os presente de parte de vuestros hermanos que residen en sus ciudades, ya se trate de una causa de sangre, ya de una ley, de un mandamiento, ya de preceptos o de decretos, vosotros los instruiréis, para que no se hagan culpables ante Yahveh y para que su ira no recaiga sobre vosotros y sobre vuestros hermanos. Actuando as, no os haréis culpables.


Los demás hechos de Josafat, desde los primeros a los últimos, están consignados en los relatos de Jehú, hijo de Janan, que están insertos en el libro de los reyes de Israel.


Abandonando el templo de Yahveh, Dios de sus padres, sirvieron a las aserás y a los dolos. La cólera de Dios se cernió sobre Judá y Jerusalén por culpa de ellos.


que se opusieron al rey Oz as y le dijeron: 'Oz as, no te toca a ti ofrecer incienso a Yahveh, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, que han sido consagrados para quemar el incienso. Sal, pues, del santuario, porque estás prevaricando, y eso no te dará gloria de parte de Yahveh Dios'.


Pero no correspondió Ezequ as al beneficio recibido, sino que le dominó la soberbia, por lo que la cólera divina se encendió contra él, as como contra Judá y Jerusalén.


que en sus ojos desprecia al reprobado y estima a los que temen al Se or; que, si jura, ni aun en su da o se retracta;


En el Se or conf a el rey: al favor del Alt simo no puede perecer.


Del director. De David. Salmo. Canto.


Mi boca anunciará tu justicia, todo el d a tus auxilios, que son innumerables.


No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian,


Amós respondió as a Amas as: 'Yo no era profeta, ni hijo de profeta, sino ganadero y cultivador de sicómoros.


'Si el mundo os odia, sabed que antes que a vosotros me ha odiado a m.


El que a m me odia, también odia a mi Padre.


La ira de Dios se revela, en efecto, desde el cielo contra toda impiedad y perversión de los hombres que perversamente retienen cautiva la verdad,


calumniadores, opuestos a Dios, insolentes, soberbios, fanfarrones, maquinadores de maldades, rebeldes a sus padres,


Los cuales, aun conociendo bien el veredicto de Dios, a saber, que los que practican tales cosas son reos de muerte, no sólo las hacen ellos mismos, sino que hasta aplauden a quienes las practican.


Pues el anhelo de la carne es enemistad para con Dios, ya que no se somete a la ley de Dios y ni tan siquiera tiene capacidad para ello;


Y no tengáis parte en las obras infructuosas de las tinieblas, sino todo lo contrario, denunciadlas.


cuando yo afile el rayo de mi espada, cuando mi mano empu e la justicia, tomaré venganza de mis adversarios y daré su merecido a los que me odian.


Bendice, Yahveh, sus riquezas y acepta la obra de sus manos; hiere las espaldas de sus adversarios y de los que le odian. ¡Que jamás vuelvan a ponerse en pie!'.


No te postrarás ante ellas ni las servirás, porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian;


pero que castiga a quien le odia destruyéndole personalmente y no tarda en dar su merecido, en su propia persona, a quien le odia.


Almas adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemiga de Dios? El que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de Dios.


Antiguamente, en Israel, cuando alguien iba a consultar a Dios, dec a: 'Venid, vamos al vidente'. Porque al que hoy llamamos profeta, antes se le llamaba vidente.


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