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2 Crónicas 18:5 - Biblia Castilian 2003

5 Reunió el rey de Israel a los profetas, unos cuatrocientos, y les preguntó: '¿Debemos ir a luchar contra Ramot de Galaad o debo renunciar?'. Y le respondieron: 'Sube; que Dios la entregará en manos del rey'.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Entonces el rey de Israel reunió a cuatrocientos profetas, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o me estaré quieto? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios los entregará en mano del rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que el rey de Israel convocó a los profetas, cuatrocientos en total, y les preguntó: —¿Debemos ir a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir? —¡Sí, adelante! —contestaron todos ellos—. Dios dará la victoria al rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 El rey de Israel reunió a los profetas en número de cuatrocientos y les dijo: '¿Debo atacar a Ramot de Galaad o no?' Ellos le repondieron: 'Ataca, porque Yavé la entregará en manos del rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Entonces el rey de Israel convocó a los profetas, unos cuatrocientos hombres, y les preguntó: ¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad o desistiré? Y ellos respondieron: Sube, porque Ha-’Elohim la entregará en mano del rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Reunió el rey de Israel a los profetas, unos cuatrocientos, y les preguntó: '¿Debemos ir a luchar contra Ramot de Galaad o debo renunciar?'. Y le respondieron: 'Sube; que Dios la entregará en manos del rey'.

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2 Crónicas 18:5
22 Referans Kwoze  

Y les preguntó: '¿Qué me aconsejáis vosotros que responda a este pueblo que me ha hablado as: 'Aligera tú el yugo que nos impuso tu padre?''.


Ahora, manda reunir en torno m o a todo Israel en el monte Carmelo, as como a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel'.


Ben Guéber, en Ramot de Galaad, ten a las aldeas de Ya r, hijo de Manasés, situadas en Galaad, as como el distrito de Argob, en Basán: sesenta grandes ciudades amuralladas y con cerrojos de bronce;


Pero Eliseo dijo al rey de Israel: '¿Qué tengo yo que ver contigo? Vete a los profetas de tu padre y a los de tu madre'. El rey de Israel le respondió: 'No; es que Yahveh ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab'.


Presentado al rey, el rey le preguntó: 'Miqueas, ¿hemos de ir a atacar a Ramot de Galaad, o debo renunciar?'. Él le respondió: 'Subid. Tendréis éxito, pues serán entregados en vuestras manos'.


Pero Josafat dijo al rey de Israel: 'Consulta hoy, por favor, el oráculo de Yahveh'.


Pero Josafat preguntó: '¿No hay aqu ningún profeta de Yahveh, para que por medio de él consultemos?'.


Pero en los profetas de Jerusalén observé algo monstruoso: cometer adulterio y proceder con mentira, fortalecer las manos de los malvados, sin que nadie se convierta de su maldad. Para m, todos ellos son como Sodoma, y sus habitantes, como Gomorra.


As dice Yahveh Sebaot: 'No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan, porque os enga an: os cuentan la visión de su fantas a, no la de la boca de Yahveh.


Se atreven a decir a quienes me desprecian: 'Yahveh ha dicho: os irá bien'. Y a cuantos siguen la obstinación de su corazón les dicen: 'No vendrá sobre vosotros la desgracia''.


Os enga abais con peligro de vuestras vidas cuando me mandasteis a Yahveh, vuestro Dios, diciéndome: 'Ruega por nosotros a Yahveh, nuestro Dios; y de acuerdo en todo con lo que diga Yahveh, nuestro Dios, comun canoslo y lo haremos'.


Puesto que desanimáis el corazón del justo con enga os cuando yo no le contristo, y vigorizáis las manos del malvado, de modo que no se convierta de su mala conducta para que viva,


Si un hombre corriera tras el viento y dijera mentiras como ésta: 'Yo te haré profec as a cambio de vino y licores', ése ser a el profeta digno de este pueblo.


Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes ense an por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.


Porque vendrá tiempo en que no soportarán la ense anza saludable, sino que, llevados del propio capricho, se rodearán de maestros para que les halaguen el o do,


Cayó prisionera la bestia, y con ella el falso profeta, el que hac a a su servicio las se ales con las que extravió a los que recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre.


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