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2 Crónicas 14:10 - Biblia Castilian 2003

10 Invocó entonces Asá a Yahveh, su Dios, diciendo: '¡Oh Yahveh! Nadie como tú puede prestar ayuda en la lucha entre un poderoso y un desvalido. Socórrenos, Yahveh, Dios nuestro, pues en ti nos apoyamos y en tu nombre vamos contra esa muchedumbre Yahveh, tú eres nuestro Dios; no prevalezca hombre alguno contra ti'.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Entonces salió Asa contra él, y ordenaron la batalla en el valle de Sefata junto a Maresa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 por eso Asa desplegó sus ejércitos para la batalla en el valle al norte de Maresa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Asá invocó a Yavé su Dios, y dijo: 'Oh Yavé, puedes ayudar al desvalido como al poderoso. ¡Ayúdanos, pues, Yavé Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, en tu nombre marchamos contra esta inmensa muchedumbre! Yavé, tú eres nuestro Dios: ¡No prevalezca contra ti hombre alguno!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Entonces Asa salió contra él, y dispusieron la batalla en el valle de Sefata, junto a Maresa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Invocó entonces Asá a Yahveh, su Dios, diciendo: '¡Oh Yahveh! Nadie como tú puede prestar ayuda en la lucha entre un poderoso y un desvalido. Socórrenos, Yahveh, Dios nuestro, pues en ti nos apoyamos y en tu nombre vamos contra esa muchedumbre Yahveh, tú eres nuestro Dios; no prevalezca hombre alguno contra ti'.

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2 Crónicas 14:10
14 Referans Kwoze  

As fueron humillados los israelitas en aquella ocasión, mientras que los hijos de Judá prevalecieron, porque se hab an apoyado en Yahveh, Dios de sus padres.


Yahveh derrotó a los et opes ante Asá y ante Judá, y los et opes emprendieron la huida.


Pero salió Asá contra él, y se dispusieron en orden de batalla en el valle de Sefatá, cerca de Maresá.


Dios le prestó ayuda contra los filisteos, contra los árabes que resid an en Gur Baal y contra los meunitas.


Por todo esto, el rey Ezequ as y el profeta Isa as, hijo de Amós, oraron y clamaron al cielo.


Con él está un brazo de carne; pero con nosotros está Yahveh, nuestro Dios, dispuesto a prestarnos ayuda y a pelear en nuestros combates'. El pueblo se sintió fortalecido con las palabras de Ezequ as, rey de Judá.


Los unos con sus carros, los otros con caballos, nosotros invocando el nombre del Se or, nuestro Dios.


Mas yo tengo confianza en ti, Se or, y me digo que tú eres mi Dios.


Levántate, Yahveh, no se engr a el humano: a juicio las naciones ante ti.


Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos y veas caballos, carros y un pueblo más numeroso que tú, no les temas, pues Yahveh, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, está contigo.


Luego Judá y su hermano Simeón atacaron a los cananeos que moraban en Sefat, consagraron la ciudad al anatema y le dieron el nombre de Jormá.


Jonatán dijo a su escudero. 'Ven; vamos a pasar al puesto de esos incircuncisos. Quizá Yahveh haga algo por nosotros, porque nada le impide a Yahveh dar la victoria con muchos o con pocos'.


Respondió David al filisteo: 'Tú vienes contra m con espada, lanza y jabalina, mientras que yo voy contra ti en nombre de Yahveh Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, al que has desafiado.


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