10 Pero en cuanto a nosotros, Yahveh es nuestro Dios y no lo hemos abandonado. Hijos de Aarón son los sacerdotes que ofician ante Yahveh, levitas son los que están a su servicio.
10 Mas en cuanto a nosotros, Jehová es nuestro Dios, y no le hemos dejado; y los sacerdotes que ministran delante de Jehová son los hijos de Aarón, y los que están en la obra son levitas,
10 »Pero en cuanto a nosotros, el Señor es nuestro Dios, y no lo hemos abandonado. Solo los descendientes de Aarón sirven al Señor como sacerdotes, y solo los levitas pueden ayudarlos en su trabajo.
10 En cuanto a nosotros, YHVH es nuestro Dios, y no lo hemos abandonado, y nuestros sacerdotes que ministran a YHVH son hijos de Aarón, y los levitas están en la obra:
10 Pero en cuanto a nosotros, Yahveh es nuestro Dios y no lo hemos abandonado. Hijos de Aarón son los sacerdotes que ofician ante Yahveh, levitas son los que están a su servicio.
Cada ma ana y cada tarde queman holocaustos en honor de Yahveh y ofrecen inciensos aromáticos; disponen los panes de la presencia sobre la mesa limpia y encienden el candelabro de oro y sus lámparas cada tarde. Pues nosotros guardamos las disposiciones de Yahveh, nuestro Dios, a quien vosotros habéis abandonado.
¿Acaso no habéis expulsado a los sacerdotes de Yahveh, a los hijos de Aarón y a los levitas, y os habéis hecho sacerdotes a la manera de los pueblos de otros pa ses? Cualquiera que llega con un novillo y siete carneros para que lo consagren, se convierte en sacerdote de los que no son dioses.
Meteré ese tercio en el fuego: los purificaré como se purifica la plata y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo lo escucharé y diré: 'Éste es mi pueblo'. Y él dirá: 'Yahveh es mi Dios'.'
Pero los levitas acamparán alrededor de la tienda del testimonio, para que la cólera de Dios no descargue sobre la comunidad de los israelitas. A los levitas incumbirá la guarda de la tienda del testimonio'.
Porque Yahveh, nuestro Dios, es quien nos hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud; él es quien obró ante nuestros propios ojos estos grandes prodigios; él es quien nos protegió en todo el camino por donde hemos andado y en medio de todos los pueblos por los que hemos pasado.