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2 Crónicas 12:10 - Biblia Castilian 2003

10 Para reemplazarlos, el rey Roboán hizo escudos de bronce y se los entregó a los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Tiempo después, el rey Roboam los reemplazó con escudos de bronce y los confió al cuidado de los comandantes de la guardia, quienes protegían la entrada del palacio real.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Entonces el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce que confió a los jefes de la guardia que custodiaban la entradade la casa del rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, y los puso a cargo de los capitanes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa real.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Para reemplazarlos, el rey Roboán hizo escudos de bronce y se los entregó a los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real.

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2 Crónicas 12:10
9 Referans Kwoze  

Fue tenido en más consideración que los treinta, pero no llegó a la fama de los Tres. David lo puso al frente de su guardia.


Bena as, hijo de Joadá, estaba al frente de los quereteos y los peleteos. Los hijos de David eran sacerdotes.


Hizo el rey Salomón doscientos grandes escudos de oro batido, para cada uno de los cuales empleó seiscientos siclos de oro.


Para reemplazarlos, el rey Roboán hizo escudos de bronce y se los entregó a los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real.


Fue tenido en más consideración que los treinta, pero no llegó a la fama de los Tres. David lo puso al frente de su guardia.


Cada vez que el rey iba al templo de Yahveh, ven an los de la guardia y tra an los escudos, que luego devolv an a la sala de guardia.


Subió, pues, Sosac, rey de Egipto, contra Jerusalén, y se apoderó de los tesoros del templo de Yahveh y de los del palacio real. Se apoderó de todo, incluso de los escudos de oro que hab a hecho Salomón.


¡Ay, cómo se ha ennegrecido el oro, Álef cómo se ha alterado el oro más fino! Están esparcidas las piedras sagradas por todas las esquinas de las calles.


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