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2 Corintios 7:11 - Biblia Castilian 2003

11 Porque, mirad: ¡cuánta solicitud produjo en vosotros ese mismo hecho de entristeceros según Dios! ¡Qué disculpas! ¡Qué indignación! ¡Qué temor! ¡Qué nostalgia! ¡Qué preocupación! ¡Qué deseo de justicia! En todo momento habéis demostrado ser inocentes en este asunto.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 ¡Tan solo miren lo que produjo en ustedes esa tristeza que proviene de Dios! Tal fervor, tal ansiedad por limpiar su nombre, tal indignación, tal preocupación, tal deseo de verme, tal celo y tal disposición para castigar lo malo. Ustedes demostraron haber hecho todo lo necesario para corregir la situación.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Aquella tristeza era según Dios, y miren lo que ha producido en ustedes: ¡qué preocupación tan grande por mí y cuántas disculpas!, ¡qué indignación, temor, exigencias, y qué deseo de desagraviarme y hacerme justicia! En todo han demostrado que eran inocentes en este asunto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Porque mirad, esto mismo de ser entristecidos según Dios, ¡cuánta solicitud os causó! Y no sólo eso, sino también disculpas, e indignación; y no sólo temor, sino también anhelo; y no sólo celo, sino también vindicación. En todo demostrasteis° que vosotros mismos erais inocentes en el asunto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Porque, mirad: ¡cuánta solicitud produjo en vosotros ese mismo hecho de entristeceros según Dios! ¡Qué disculpas! ¡Qué indignación! ¡Qué temor! ¡Qué nostalgia! ¡Qué preocupación! ¡Qué deseo de justicia! En todo momento habéis demostrado ser inocentes en este asunto.

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2 Corintios 7:11
54 Referans Kwoze  

Yo les reprend y los maldije, e incluso mandé azotar a algunos de ellos y arrancarles los cabellos. Les hice jurar por el nombre de Dios: 'No deis vuestros hijos a sus hijas, ni toméis sus hijas para vuestros hijos o para vosotros.


Por eso me retracto y me arrepiento, echándome polvo y ceniza'.


Mi celo me consume de ver que el enemigo olvida tus dictados.


Mi alma hacia el Se or más que el vig a hacia la aurora. Como el vig a espera la aurora,


Satisface el anhelo de quien le invoca, escucha su gemido y lo socorre.


Adorad al Se or en el temor y con temblor besad sus pies,


En cuanto a m, cuando eran ellos quienes padec an, mi vestido era el saco, humillaba el vigor con el ayuno, y en mi seno repet a mi plegaria.


Estoy entorpecido, del todo quebrantado, rugiendo de los bramidos de mi pecho.


Del director. Maskil. De los hijos de Coré.


el que sea yo un extra o a mis hermanos, un extranjero a los hijos de mi madre.


El sabio es cauto y evita el mal, el necio es arrogante y alardea.


Feliz el hombre que siempre abriga temor; quien endurece su corazón caerá en la desgracia.


Ponme de sello sobre tu corazón, como sello en tu brazo, pues fuerte es el amor como la muerte, y fiera la pasión como el seol. Sus ardores son rayos de una hoguera, una llama divina.


S, en la vereda de tus juicios te esperamos, Yahveh; tu nombre y tu recuerdo son el anhelo del alma.


Pues todas estas cosas las hizo mi mano, todas ellas son m as - dice Yahveh -. Pero en éste me fijo: en el humilde y contrito, el que tiembla a mi palabra.


Respondió el monarca: 'Eso es lo decidido, según la ley de los medos y de los persas, que es irrevocable'. Entonces ellos contestaron al rey en estos términos: 'Daniel, uno de los deportados de Judá, no hizo caso de ti, ¡oh rey!, ni de la prohibición que promulgaste, porque tres veces al d a hace su oración'.


Y mirándolos en torno con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: 'Extiende la mano'. Él la extendió, y la mano se le quedó sana.


Sus disc pulos se acordaron de que está escrito:


Mientras Pablo los esperaba en Atenas, se consum a su esp ritu en su interior al ver la ciudad repleta de dolos.


Muy bien: por su incredulidad fueron desgajadas, mientras que tú estás firme por la fe. Pero no presumas tanto, sino más bien teme.


Quien sirve a Cristo de este modo es agradable a Dios y obtiene la aprobación de los hombres.


Pues entonces, si nuestra iniquidad pone más de relieve la justicia de Dios, ¿qué vamos a decir? ¿No será Dios injusto cuando descarga su ira? - estoy hablando a la manera humana -.


para que no haya división en el cuerpo, sino que los miembros se preocupen por un igual los unos de los otros.


A los de fuera los juzgará Dios. Expulsad de entre vosotros al perverso.


¡Y todav a continuáis inflados de orgullo! ¿No deber ais más bien haberlo lamentado y haber expulsado de entre vosotros al que ha cometido semejante acción?


Y rogamos a Dios que no hagáis nada malo: no para que nosotros aparezcamos buenos, sino para que vosotros practiquéis el bien, aunque nosotros fuéramos desaprobados.


Ya es bastante castigo para él el que le ha impuesto la mayor a,


Por el contrario, nos acreditamos en toda ocasión como servidores de Dios, con mucha constancia, en tribulaciones, en necesidades, en aprietos,


Teniendo, pues, la posesión de tales promesas, purifiquémonos de todo lo que pueda manchar la carne o el esp ritu y completemos nuestra santificación en el temor de Dios.


y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que él hab a recibido entre vosotros. Él nos ha contado vuestro ardiente afecto, vuestro pesar y vuestra preocupación por m, y esto me dio aún más alegr a.


ahora me alegro, no porque os entristecisteis, sino porque esa tristeza provocó vuestra conversión. Porque os entristecisteis según Dios, de modo que no sufristeis ningún da o por nuestra parte.


porque conozco vuestra buena voluntad, de la que me glor o, para honra vuestra, ante los macedonios, asegurándoles que Acaya está preparada desde el a o pasado; y vuestro celo ha actuado como acicate de la mayor a.


Si os indignáis, no lleguéis a pecar: no se ponga el sol sobre vuestra ira,


Y no tengáis parte en las obras infructuosas de las tinieblas, sino todo lo contrario, denunciadlas.


As, pues, amados m os, ya que siempre habéis sido obedientes no solo cuando estaba entre vosotros, sino mucho más ahora, que estoy ausente, trabajad con temor y temblor en vuestra propia salvación.


y que nadie, en este asunto, ofenda o enga e a su hermano. Porque el vengador de todo esto es el Se or, como ya os lo dijimos de antemano y os lo atestiguamos.


A los que persisten en pecar, corr gelos públicamente, para que sirva de escarmiento a los demás.


Esfuérzate en presentarte ante Dios de forma que merezcas su aprobación como trabajador que no tiene de qué avergonzarse, que expone rectamente la palabra de la verdad.


He aqu una afirmación digna de crédito, y quiero que tú la mantengas con tesón: que los que han cre do en Dios se comprometan a sobresalir en obras buenas. Esto es bueno y provechoso a los hombres.


As, pues, temamos, no sea que, aun quedando en pie la promesa de entrar en el descanso de Dios, alguno de vosotros se encuentre con que ha llegado tarde.


Mas la sabidur a de arriba es, ante todo, pura; luego, pac fica, moderada, indulgente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial, sincera.


Y si invocáis como Padre al que juzga imparcialmente a cada uno según sus obras, conduc os con temor en el tiempo de vuestra peregrinación,


Apeteced, como ni os recién nacidos, la leche pura y verdadera, para crecer as hacia la salvación,


y salvadlos, arrancándolos del fuego. De los otros, compadeceos también, pero con precaución, aborreciendo hasta la túnica contaminada de su carne.


Yo, a los que amo, los reprendo y castigo. ¡An mate, pues, y conviértete!


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