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2 Corintios 5:11 - Biblia Castilian 2003

11 Sabiendo, pues, lo que es el temor del Se or, intentamos persuadir a los hombres, pues para Dios estamos al descubierto y espero estarlo también para vuestras conciencias.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el Señor, trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sinceros, y espero que ustedes también lo sepan.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Con esa visión del temor al Señor procuramos convencer a los hombres viviendo con sinceridad ante Dios, y confío que también ustedes se den cuenta de que no disimulamos nada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Conociendo pues el temor del Señor,° persuadimos a los hombres. Ante Dios hemos sido hechos manifiestos, y espero que también ante vuestras conciencias sea manifiesto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Sabiendo, pues, lo que es el temor del Señor, intentamos persuadir a los hombres, pues para Dios estamos al descubierto y espero estarlo también para vuestras conciencias.

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2 Corintios 5:11
39 Referans Kwoze  

Levantaron después el campamento, y el terror divino invadió a las ciudades del contorno, de tal modo que no persiguieron a los hijos de Jacob.


Le asaltan terrores por doquier, que van siguiendo sus pasos.


Pues el terror de Dios me invadir a, y a su majestad no podr a resistir.


Me penetran las flechas de Sadday, y mi esp ritu bebe su veneno: los terrores de Dios conspiran contra m.


¡Cómo acaban, de pronto, en destrucción y sucumben, fenecen del espanto!


Ante tus amenazas, Dios de Jacob, se entorpecen los carros y caballos.


¡Quién pudiera entender la fuerza de tu ira, para temer la violencia de tu enojo!


Aquel d a, los egipcios serán como mujeres: temblarán y temerán ante la agitación de la mano de Yahveh Sebaot, que él mismo agitará contra ellos.


Temieron en Sión los pecadores, temblor sobrecogió a los imp os. ¿Quién de nosotros morará en fuego devorador? ¿Quién de nosotros morará en hogueras eternas?


¿Quién resistirá ante su cólera? Zain ¿Quién soportará el ardor de su ira? Su furor se propaga como el fuego, Het ante Él las rocas se hienden.


No tengáis miedo a los que matan el cuerpo; que al alma no pueden matarla. Temed más bien a quien tiene poder para hacer que perezcan cuerpo y alma en la gehenna.


Y éstos irán a un castigo eterno y los justos a una vida eterna'.


Os voy a indicar a quién habéis de temer: temed a quien, después de haber matado, tiene poder para arrojar a la gehenna. S, os lo repito: a ése habéis de temer.


Pero Abrahán le dijo: 'Si no escuchan a Moisés y a los profetas, ni aunque resucite uno de entre los muertos se dejarán persuadir''.


Y disuelta la reunión, muchos de los jud os y de los prosélitos piadosos acompa aron a Pablo y a Bernabé, los cuales, conversando con ellos, trataban de persuadirles a mantenerse fieles a la gracia de Dios.


diciendo: 'Este tipo anda incitando a la gente a dar culto a Dios en forma contraria a la ley'.


Todos los sábados disertaba en la sinagoga, tratando de persuadir tanto a jud os como a griegos.


Pero ahora estáis viendo y oyendo cómo este Pablo ha convencido y seducido a una gran muchedumbre, no sólo de Éfeso, sino de casi toda Asia, diciendo que no son dioses los que se hacen a mano.


Sabe de estas cosas el rey, a quien por ello hablo confiadamente, pues no puedo creer que nada de esto ignore, ya que no ha sucedido en ningún rincón.


Fijáronle fecha y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. Él les expon a el reino de Dios, dando solemne testimonio de él y tratando de persuadirles sobre Jesús, a partir de la ley de Moisés y de los profetas, desde la ma ana hasta por la tarde.


Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios, sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.


Hacemos, pues, de embajadores en nombre de Cristo y es Dios el que por medio de nosotros os exhorta: 'En nombre de Cristo os lo pedimos: dejaos reconciliar con Dios'.


Siendo, pues, colaboradores suyos, también os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios.


¿Pretendo acaso ahora ganarme el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O intento agradar a los hombres? Si todav a tratara de agradar a los hombres, no ser a siervo de Cristo.


Sed sumisos unos a otros en el temor de Cristo:


¡Terrible cosa es caer en manos del Dios vivo!


pues ciertamente nuestro Dios es un fuego devorador.


y salvadlos, arrancándolos del fuego. De los otros, compadeceos también, pero con precaución, aborreciendo hasta la túnica contaminada de su carne.


Y cuantos no se hallaron inscritos en el libro de la vida fueron precipitados en el lago de fuego.


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