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2 Corintios 11:26 - Biblia Castilian 2003

26 En los frecuentes viajes, peligros de r os, peligros de bandoleros, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los gentiles, peligros en ciudades, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

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Biblia Reina Valera 1960

26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 He estado en muchos viajes muy largos. Enfrenté peligros de ríos y de ladrones. Enfrenté peligros de parte de mi propio pueblo, los judíos, y también de los gentiles. Enfrenté peligros en ciudades, en desiertos y en mares. Y enfrenté peligros de hombres que afirman ser creyentes, pero no lo son.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Viajes frecuentes, peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros por parte de mis compatriotas, peligros por parte de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en lugares despoblados, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 en viajes, frecuentemente; en peligros de ríos, en peligros de ladrones, en peligros de los de mi nación,° en peligros de gentiles,° peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 En los frecuentes viajes, peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los gentiles, peligros en ciudades, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

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2 Corintios 11:26
35 Referans Kwoze  

Pero al ver los jud os la muchedumbre, se llenaron de envidia y contradec an con injurias las afirmaciones de Pablo.


Pero los jud os instigaron a las mujeres devotas y distinguidas y a los principales de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, expulsándolos de sus confines.


Pero llegaron de Antioqu a e Iconio algunos jud os que persuadieron a la multitud y, después de apedrear a Pablo, lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo por muerto.


Cuando, por fin, comenzó a formarse una manifestación de gentiles y jud os con sus cabecillas al frente, que pretend an vejarlos y apedrearlos,


Pablo, por su parte, eligió por compa ero a Silas, partió, encomendado por los hermanos a la gracia de Dios,


Cuando los jud os de Tesalónica se enteraron de que también en Berea anunciaba Pablo la palabra de Dios, fueron allá, para agitar y sublevar a la gente.


Entonces los jud os, llenos de envidia, reunieron a unos cuantos vagabundos, maleantes y revoltosos y amotinaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón con la intención de entregarlos al populacho.


Era por entonces procónsul de Acaya Galión. Los jud os se amotinaron contra Pablo y lo condujeron al tribunal,


Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones altas, llegó a Éfeso y encontró algunos disc pulos,


Sobrevino en aquella ocasión un contratiempo no peque o en torno al Camino.


sirviendo al Se or con toda humildad y lágrimas y adversidades, ocasionadas por las insidias de los jud os;


Tres meses llevaba all; y ante las insidias tramadas por los jud os contra él cuando se dispon a a navegar a Siria, tomó la determinación de volver por Macedonia.


Ante el gran alboroto producido, temeroso el tribuno de que lincharan a Pablo, ordenó a la tropa bajar a rescatarlo de en medio de ellos y conducirlo de nuevo al cuartel.


pidiéndoselo como un favor, que enviara a Pablo a Jerusalén, a la par que tramaban una emboscada para deshacerse de él durante el viaje.


La opinión de los soldados era que se deb a dar muerte a los presos, no fuera que alguno se escapara a nado.


por el poder de se ales y prodigios, por el poder del Esp ritu, de modo que, partiendo de Jerusalén y en todas direcciones hasta Iliria, he dado a conocer plenamente el evangelio de Cristo,


¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo: tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?


Y nosotros mismos, ¿por qué nos estamos arriesgando a cada momento?


Si sólo por motivos humanos luché en Éfeso con fieras, ¿de qué me servir a? Si los muertos no son resucitados, ¡A comer y beber, que ma ana moriremos!


En Damasco, el gobernador del rey Aretas ten a puestos guardias en la ciudad de Damasco para prenderme,


Y esto a pesar de los intrusos, falsos hermanos que se hab an introducido solapadamente para espiar nuestra libertad, la que tenemos en Cristo Jesús, y reducirnos a esclavitud.


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