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2 Corintios 1:9 - Biblia Castilian 2003

9 Tuvimos dentro de nosotros mismos la sentencia de muerte para que no confiemos en nosotros mismos, sino en el Dios que resucita a los muertos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 De hecho, esperábamos morir; pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Sentimos en nosotros una sentencia de muerte, pero eso fue sólo para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Pero tuvimos en nosotros mismos la respuesta de la muerte, para que no estemos confiados en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Tuvimos dentro de nosotros mismos la sentencia de muerte para que no confiemos en nosotros mismos, sino en el Dios que resucita a los muertos.

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2 Corintios 1:9
20 Referans Kwoze  

Y yo entonces también te alabaré, porque tu diestra te habrá dado la victoria.


El reino es del Se or y él es el que domina en las naciones.


Por su maldad es hundido el malvado, el justo se refugia en su inocencia.


Necio es quien en s conf a, quien actúa con sabidur a será salvo.


'Yo dec a: en la mitad de mis d as he de irme; en las puertas del seol se me cita para el resto de mis a os.


Si yo digo al justo que vivirá y él, confiando en su justicia, hace una injusticia, ninguna de sus obras justas será recordada sino que morirá por la injusticia que cometió.


A algunos que presum an de ser justos y menospreciaban a los demás les dijo esta parábola:


Conforme está escrito: Por tu causa somos entregados a la muerte todo el d a, se nos toma como reses de matadero.


Él nos libró de una muerte tan segura y nos librará. En Él hemos puesto la esperanza de que nos seguirá librando.


Porque no queremos que ignoréis, hermanos, que la tribulación que nos sobrevino en Asia fue tan pesada, y tan por encima de nuestras fuerzas nos abrumó, que llegamos a perder toda esperanza de vivir.


Y no es que por nosotros mismos seamos capaces de poner a nuestra cuenta cosa alguna; por el contrario, nuestra capacidad procede de Dios


Pero este tesoro lo llevamos en vasos de barro, para que se vea que este extraordinario poder es de Dios y no de nosotros.


pues se hac a cuenta de que Dios tiene poder incluso para resucitar a alguien de entre los muertos. Por eso, en cierto sentido, de entre ellos recuperó a su hijo.


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