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1 Timoteo 6:11 - Biblia Castilian 2003

11 Pero tú, que eres hombre de Dios, huye de estas cosas; corre en busca de la honradez, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la mansedumbre.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Pero tú, Timoteo, eres un hombre de Dios; así que huye de todas esas maldades. Persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero tú, hombre de Dios, huye de todo eso. Procura ser religioso y justo. Vive con fe y amor, constancia y bondad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue° tras la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero tú, que eres hombre de Dios, huye de estas cosas; corre en busca de la honradez, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la mansedumbre.

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1 Timoteo 6:11
40 Referans Kwoze  

Un varón de Dios llegó de Judá a Betel, por mandato de Yahveh, cuando Jeroboán estaba de pie junto al altar para quemar incienso,


Cuando lo oyó el profeta que le hab a hecho volver del camino exclamó: 'Es el varón de Dios que fue rebelde a la voz de Yahveh; Yahveh lo ha entregado al león para que lo despedace y le mate, conforme a la palabra que Yahveh le hab a dicho'.


Ella dijo entonces a El as: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has venido a mi para recordar mis culpas y hacer morir a mi hijo?'.


La mujer dijo entonces a El as: 'Ahora reconozco que eres un varón de Dios, y que la palabra de Yahveh está verdaderamente en tu boca'.


Acercóse entonces un varón de Dios al rey de Israel y le dijo: 'As habla Yahveh: por haber afirmado los arameos: 'Yahveh es un Dios de las monta as, y no un Dios de las llanuras', voy a entregar en tus manos toda esa gran muchedumbre, para que conozcáis que yo soy Yahveh'.


Volvió a enviar el rey un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta hombres. Este tercer jefe subió y, apenas llegado, se puso de rodillas ante El as y le suplicó: 'Hombre de Dios, que mi vida y la de tus siervos, estos cincuenta, tenga algún valor a tus ojos.


Y mandó un jefe de cincuenta con sus cincuenta hombres, que salió en busca de él. Lo hallaron sentado en la cima del monte. El jefe le dijo: 'Hombre de Dios, el rey ordena que bajes'.


Luego preguntó: '¿Qué es aquel monumento que veo?'. Y le respondieron los de la ciudad: 'Es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá y anunció estas cosas que acabas de realizar contra el altar de Betel'.


Entonces Guejaz, criado de Eliseo, el varón de Dios, se dijo: 'Realmente mi se or ha estado demasiado comedido con ese arameo Naamán, al no aceptar de su mano lo que le tra a. ¡Por vida de Yahveh, que voy a salir corriendo tras él, a ver si puedo conseguir algo!'.


Los hijos de Moisés, hombre de Dios, fueron considerados como de la tribu de Lev.


De acuerdo con lo dispuesto por su padre David, estableció los turnos de los sacerdotes para sus respectivos servicios y las funciones de los levitas que deb an cantar alabanzas y prestar servicio junto a los sacerdotes según el rito de cada d a, y los porteros, según sus clases, para cada puerta. Porque as lo hab a dispuesto David, hombre de Dios.


Los jefes de los levitas eran: Jasab as, Sereb as, Josué, Binuy y Cadmiel; ten an a sus órdenes a sus hermanos para alabar y celebrar por turnos alternos a Yahveh, según el mandato de David, hombre de Dios.


y sus hermanos Sema as, Azarel, Milalay, Guilalay, Maay, Natanael, Judá, Janan, con los instrumentos músicos de David, hombre de Dios. Esdras, el escriba, iba al frente de ellos.


Ten en guarda tu lengua de lo malo Nun y tus labios de palabras enga osas.


Los que atentan contra mi vida son potentes, numerosos los que me odian sin motivo.


Yahveh abomina la conducta del malvado; pero ama al que va tras la justicia.


Escuchadme vosotros, los que vais tras la justicia, los que buscáis a Yahveh. Mirad la roca de la que fuisteis cortados, la boca de la mina de la que fuisteis extra dos.


y los llevé al templo de Yahveh, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Yigdal as, hombre de Dios, que está junto a la sala de los pr ncipes, por encima de la sala de Maas as, hijo de Salún, guardián del vest bulo.


Dediquémonos, por consiguiente, a lo que fomenta la paz y favorece la edificación común.


Por eso, mis amados hermanos, huid de la idolatr a.


Procurad conseguir el amor; pero aspirad también a los dones del Esp ritu, sobre todo al de profec a.


Huid de la fornicación. Los demás pecados que el hombre comete quedan fuera del cuerpo; pero el que comete fornicación peca contra su propio cuerpo.


La justicia, sólo la justicia buscarás, para que vivas y poseas la tierra que Yahveh, tu Dios, te ha de dar.


Ésta es la bendición con que Moisés, hombre de Dios, bendijo, antes de su muerte, a los israelitas.


y la gracia de nuestro Se or, con la fe y amor que hay en Cristo Jesús, se desbordaron sobre m.


Que nadie te tenga en menos por tu juventud. Al contrario, procura ser modelo de todos los creyentes: en la palabra, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida.


que dé pruebas de su buena conducta, o sea, haber educado a los hijos, haber dado hospitalidad, haber lavado los pies a los fieles, haber asistido a los atribulados, haberse ejercitado en toda suerte de buenas obras.


Timoteo, guarda el depósito que se te ha confiado y evita los discursos vac os y perniciosos y las contradicciones de la pretendida ciencia.


As, pues, quien se purifique por completo de estas cosas pertenecerá a la vajilla de uso noble, consagrada, útil para el due o, apta para toda obra buena.


Huye de las ambiciones juveniles. Practica la justicia, la fidelidad, el amor, la paz con los que invocan al Se or con corazón puro.


Pero tú has seguido paso a paso mi ense anza, mi conducta, mis decisiones, mi fe, mi comprensión, mi amor, mi constancia,


De esta manera, el hombre de Dios estará bien formado y bien pertrechado para toda obra buena.


Buscad la paz con todos, as como la santificación, sin la cual nadie podrá ver al Se or.


Apártese del mal y practique el bien; busque la paz y vaya tras ella.


Un hombre de Dios fue a ver a El y le dijo: 'As habla Yahveh: yo me revelé claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto al servicio de la casa del Faraón.


Le dijo entonces el criado: 'Mira: precisamente hay en esta ciudad un hombre de Dios. Es un hombre muy estimado: todo lo que anuncia sucede sin falta. Vamos ahora all; quizá nos muestre el camino que hemos de seguir'.


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