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1 Timoteo 4:14 - Biblia Castilian 2003

14 No dejes de cuidar el don que hay en ti y que, mediante intervención profética, se te confirió con la imposición de las manos del presbiterio.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 No descuides el don espiritual que recibiste mediante la profecía que se pronunció acerca de ti cuando los ancianos de la iglesia te impusieron las manos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 No descuides el don espiritual que recibiste de manos de profetas cuando el grupo de los presbíteros te impuso las manos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado por medio de profecía con imposición de las manos del presbiterio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 No dejes de cuidar el don que hay en ti y que, mediante intervención profética, se te confirió con la imposición de las manos del presbiterio.

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1 Timoteo 4:14
18 Referans Kwoze  

As lo hicieron, y se la remitieron a los ancianos por medio de Bernabé y de Saulo.


Entonces ayunaron y oraron, les impusieron las manos y los enviaron.


Pablo les impuso las manos y entonces vino sobre ellos el Esp ritu Santo, hablaban en lenguas y profetizaban.


como puede certificármelo el sumo sacerdote y todo el colegio de ancianos, con cuyas cartas para los hermanos fui a Damasco, con el propósito de conducir a los de all presos a Jerusalén, para que fueran castigados.


Se los presentaron a los apóstoles y éstos, después de haber orado, les impusieron las manos.


Entonces les iba imponiendo las manos y recib an el Esp ritu Santo.


Te transmito estas instrucciones, hijo m o Timoteo, teniendo en cuenta las profec as un tiempo pronunciadas sobre ti, para que, apoyado en ellas, puedas combatir el buen combate,


Preocúpate de esto, ded cate a ello plenamente, de suerte que tu progreso sea patente a todos.


Los presb teros que desempe an bien su cargo merecen doble honorario, sobre todo los que trabajan en la palabra y en la ense anza.


No admitas querellas contra un presb tero que no estén apoyadas en el testimonio de dos o tres testigos.


No te precipites en imponer las manos a nadie, ni te hagas responsable de pecados ajenos. Consérvate limpio de pecado.


Combate el buen combate de la fe; conquista la vida eterna a la que has sido llamado y de la que has hecho tan bella confesión en presencia de muchos testigos.


Por eso te insisto en que reavives ese don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.


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