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1 Tesalonicenses 2:4 - Biblia Castilian 2003

4 sino que, por haber sido Dios el que nos ha juzgado dignos de que se nos confiara el evangelio, as lo predicamos, no buscando el aplauso, no de los hombres, sino de Dios, que examina nuestros corazones.

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Biblia Reina Valera 1960

4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Dios mismo nos ha examinado y nos ha encargado su evangelio, y por tanto nuestra predicación procura agradar, no a los hombres, sino a Dios, que penetra los corazones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 sino que, según hemos sido aprobados por Dios para que se nos confiara el evangelio, así hablamos; no como agradando a los hombres, sino a Dios, que examina nuestros corazones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 sino que, por haber sido Dios el que nos ha juzgado dignos de que se nos confiara el evangelio, así lo predicamos, no buscando el aplauso, no de los hombres, sino de Dios, que examina nuestros corazones.

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1 Tesalonicenses 2:4
38 Referans Kwoze  

escucha desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona y actúa y da a cada uno según su conducta, tu que conoces su corazón, porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres,


El sacerdote Ur as cumplió todo lo que le hab a mandado el rey Ajaz.


Yo sé, oh Dios m o, que tú sondeas los corazones y amas la rectitud; por eso con rectitud de corazón te he ofrecido espontáneamente todo esto, y ahora veo con alegr a que tu pueblo, aqu presente, te ofrece por su propia voluntad sus dones.


Exam name, oh Dios, y reconoce mi interior, explórame y advierte mis desvelos.


Si exploras mi interior, si me visitas en la noche, o si quieres probarme en el crisol, nada habrás de encontrar: la iniquidad no pasa por mi boca.


Si hubiéramos nosotros olvidado a nuestro Dios y elevado las manos hacia un dios extranjero


- Yahveh hace juicio a las naciones -. Hazme, Se or, justicia, según tu rectitud y conforme a mi inocencia.


La plata se acrisola y el oro se depura; pero es Yahveh quien sondea los corazones.


Yo, Yahveh, escruto el corazón, sondeo las entra as, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus obras.


grande en consejo y poderoso en apoyo, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de Adán, para retribuir a cada uno según su conducta y según el fruto de sus obras.


'Que Yahveh, el Dios que da vida a toda carne, proponga para que esté al frente de la comunidad a un hombre


El Se or contestó: '¿Quién es el administrador fiel y sensato a quien el se or pondrá al frente de sus criados, para darles la ración de trigo a su debido tiempo?


Si, pues, no habéis sido fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará el verdadero bien?


Por tercera vez le pregunta: 'Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?'. Pedro sintió pena cuando Jesús le dijo por tercera vez '¿me quieres?' y le respondió: 'Se or, tú lo sabes todo, tú conoces bien que te quiero'. D cele Jesús: 'Apacienta mis ovejas.


Pero aquel que escudri a los corazones sabe cuál es el anhelo del Esp ritu, porque éste intercede, según el querer de Dios, por los a él consagrados.


Con respecto a los solteros, no tengo precepto alguno del Se or, sino que doy mi parecer como digno de fe que soy, por la misericordia del Se or.


Porque si lo hiciera por propia iniciativa, tendr a derecho a la paga; pero no hago más que cumplir un encargo.


Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios, sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.


Al contrario, hemos renunciado a los encubrimientos vergonzantes y no procedemos con astucia ni falseamos la palabra de Dios, sino que, por el contrario, mediante la manifestación de la verdad nos recomendamos a nosotros mismos ante toda conciencia humana en la presencia de Dios.


Sabiendo, pues, lo que es el temor del Se or, intentamos persuadir a los hombres, pues para Dios estamos al descubierto y espero estarlo también para vuestras conciencias.


As que nosotros, desde ahora en adelante, a nadie conocemos por su condición puramente humana; y aunque hubiéramos conocido a Cristo por su condición puramente humana, ahora ya no lo conocemos as.


¿Pretendo acaso ahora ganarme el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O intento agradar a los hombres? Si todav a tratara de agradar a los hombres, no ser a siervo de Cristo.


Al contrario, viendo que se me hab a confiado a m la evangelización de los no circuncidados, como a Pedro la de los circuncisos


A m, el menor de todo el pueblo santo, se me ha dado esta gracia: la de anunciar a los gentiles el Evangelio de la insondable riqueza de Cristo,


no les sirváis sólo para ser vistos, como quienes buscan el agrado de los hombres, sino como esclavos de Cristo, que hacen la voluntad de Dios con toda el alma.


Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos en este mundo, no con un servicio hecho para ser vistos, como quien busca agradar a los hombres, sino con sencillez de corazón, por el temor del Se or.


Timoteo, guarda el depósito que se te ha confiado y evita los discursos vac os y perniciosos y las contradicciones de la pretendida ciencia.


Guarda ese buen depósito con la ayuda del Esp ritu Santo que habita en nosotros.


Y lo que escuchaste de m en presencia de muchos testigos, depos talo en hombres de confianza, que sean a su vez capaces de ense ar a otros.


y que, a su debido tiempo, manifestó su palabra mediante la proclamación que me fue encomendada por orden de Dios nuestro Salvador,


Nada creado está oculto a su presencia: todo está desnudo y patente a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


El que predica, hágalo como quien profiere palabras de Dios; el que ejerce un ministerio, como quien tiene poder otorgado por Dios. Y as, en todas las cosas será Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


A sus hijos los mataré sin remisión, y conocerán todas las Iglesias que soy yo quien escruta los corazones y las entra as. Yo os daré a cada uno de vosotros según sus obras.


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