Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt
- Piblisite -





1 Samuel 7:6 - Biblia Castilian 2003

6 Congregáronse, pues, en Mispá y sacaron agua, que derramaron delante de Yahveh; ayunaron aquel d a y dijeron: 'Hemos pecado contra Yahveh'. Y Samuel administró justicia a los israelitas en Mispá.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua, y la derramaron delante de Jehová, y ayunaron aquel día, y dijeron allí: Contra Jehová hemos pecado. Y juzgó Samuel a los hijos de Israel en Mizpa.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

6 De manera que se reunieron en Mizpa y, en una gran ceremonia, sacaron agua de un pozo y la derramaron delante del Señor. Asimismo no comieron durante todo el día y confesaron que habían pecado contra el Señor. (Fue en Mizpa donde Samuel se convirtió en juez de Israel).

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Se reunieron en Mispá. Sacaron agua la que derramaron delante de Yavé, y ayunaron todo el día, porque reconocían que habían pecado contra Yavé. Y allí, en Mispá, Samuel actuó como jefe de los israelitas.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y se reunieron en Mizpa, y sacaron agua y la derramaron delante de YHVH, y ayunaron aquel día allí, y dijeron: ¡Hemos pecado contra YHVH! Y Samuel juzgó a los hijos de Israel en Mizpa.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Congregáronse, pues, en Mispá y sacaron agua, que derramaron delante de Yahveh; ayunaron aquel día y dijeron: 'Hemos pecado contra Yahveh'. Y Samuel administró justicia a los israelitas en Mispá.

Gade chapit la Kopi




1 Samuel 7:6
47 Referans Kwoze  

y también Mispá, porque dijo: 'Que vele Yahveh entre los dos cuando nos hayamos alejado el uno del otro.


Todos hemos de morir; y como el agua que se derrama en tierra no vuelve a recogerse, as Dios tampoco levanta un cadáver. Piense, pues, sus planes el rey, para no mantener desterrado lejos de él al proscrito.


si ellos luego se arrepienten en su corazón en la tierra de su cautiverio y se convierten y te suplican en el pa s de quienes les llevaron cautivos y dicen: 'Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables',


Al instante, los tres héroes irrumpieron en el campamento de los filisteos, sacaron agua del pozo que hay a la puerta de Belén, la llevaron y se la ofrecieron a David, pero éste no quiso beberla, sino que la derramó como libación a Yahveh,


Josafat se atemorizó y decidió buscar a Yahveh, por lo que promulgó un ayuno para todo Judá.


Tú los entregaste en poder de sus enemigos, que los oprimieron. En el tiempo de su angustia te invocaron, y tú los escuchaste desde el cielo; por tu inmensa bondad les mandaste salvadores, que los libraron de sus enemigos.


¡Llegue hasta Dios mi plegaria, lloren mis ojos en su presencia!


Mis suspiros me sirven de alimento y como el agua se derraman mis gemidos,


lo repite a la gente diciendo: 'Hab a pecado y violado la justicia, pero él no me pagó según mi falta;


'He hablado a la ligera: ¿Qué responderé? Taparé con mi mano mi boca.


Por eso me retracto y me arrepiento, echándome polvo y ceniza'.


Pecadores nosotros, igual que nuestros padres, somos reos de culpa y de maldad.


R os de agua descienden de mis ojos de que tu ley no sea observada.


Mi alma tiene sed del Se or, del Dios vivo. ¿Cuándo podré llegar y ver la faz de Dios?


No se tiene de ti memoria entre los muertos, y en el seol, ¿quién puede darte gracias?


Mi victoria y mi honor están en Dios, y en él mi roca fuerte y mi defensa.


Porque después de haberme convertido, siento arrepentimiento; y después de haberme conocido, me doy golpes de pecho; estoy avergonzado y compungido, y soporto la infamia de mi juventud'.


Ahora bien, el a o quinto de Joaqu n, hijo de Jos as, rey de Judá, en el noveno mes, se hab a proclamado un ayuno ante Yahveh para todo el pueblo de Jerusalén y para toda la gente que hab a venido a Jerusalén de las ciudades de Judá.


¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes! Abandonar a a mi pueblo, me marchar a de su lado, pues todos son adúlteros, una banda de traidores.


Mis ojos se consumen por las lágrimas, Kaf hierven mis entra as. Se derramó por tierra mi hiel a causa del desastre de la hija de mi pueblo, al ver que ni os y lactantes desfallec an en las plazas de la ciudad.


Mis ojos manan sin parar, Ain no tienen reposo,


Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque hemos pecado!


¿Quieres juzgarlos? ¿Quieres juzgar, hijo de hombre? Dales a conocer las abominaciones de sus padres


Escuchad esto, sacerdotes, atiende, casa de Israel, óyelo, casa real: sois vosotros los llamados a juicio, porque fuisteis lazo en Mispá, y red tendida en el Tabor.


Por eso, ahora mismo - oráculo de Yahveh - convert os a m de todo corazón con ayunos, llantos y lamentos;


Es ley perpetua para vosotros: el mes séptimo, el d a diez del mes, ayunaréis y no haréis trabajo alguno, ni el nativo ni el forastero que mora entre vosotros;


Entonces confesarán su iniquidad y la iniquidad de sus padres, las prevaricaciones con que prevaricaron contra m y su obstinada oposición a m.


Ahora mismo iré a casa de mi padre y le diré: padre, pequé contra el cielo y contra ti.


Clamaron entonces los israelitas a Yahveh, diciendo: 'Hemos pecado contra ti, porque hemos abandonado a nuestro Dios y hemos servido a los baales'.


Dijeron entonces los israelitas a Yahveh: 'Hemos pecado: haz con nosotros todo lo que mejor te parezca; pero, por favor, l branos hoy'.


Cuando el ángel de Yahveh acabó de proferir estas palabras a todos los israelitas, levantó el pueblo la voz y rompió en llanto.


Porque los israelitas hab an subido a lamentarse delante de Yahveh hasta la tarde y hab an consultado: '¿Hemos de volver a pelear con los benjaminitas, nuestros hermanos?'. Y Yahveh les hab a respondido: 'Subid contra ellos'.


Subieron entonces todos los israelitas, todo el pueblo, a Betel a lamentarse; y permanecieron all en presencia de Yahveh, ayunaron aquel d a hasta el atardecer y ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión ante Yahveh.


El esp ritu de Yahveh vino sobre él y quedó constituido juez de Israel. Salió a campa a y Yahveh entregó en sus manos a Cusán Risatáin, rey de Aram. Prevaleció su mano sobre Cusán Risatáin


Le respondió Ana: 'No, mi se or; soy una mujer con el alma llena de pena. No he bebido vino ni licores, sino que estoy desahogando mi alma ante Yahveh.


Samuel convocó al pueblo ante Yahveh en Mispá,


Clamaron entonces a Yahveh, diciendo: 'Hemos pecado, porque hemos abandonado a Yahveh, para servir a los Baales y las Astartés, pero ahora l branos del poder de nuestros enemigos y te serviremos'.


Samuel fue juez de Israel durante todos los d as de su vida.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite