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1 Samuel 24:11 - Biblia Castilian 2003

11 Hoy mismo han visto tus ojos que Yahveh te entregaba en mis manos en la cueva. Se me incitaba a matarte; pero sent piedad de ti y me dije: 'No extenderé yo mi mano contra mi se or, pues es el ungido de Yahveh'.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Mire, padre mío, lo que tengo en mi mano. ¡Es un pedazo del borde de su manto! Yo lo corté, pero no lo maté. Esto prueba que no intento hacerle daño y que no he pecado contra usted, aun cuando usted me ha estado persiguiendo para matarme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Míralo tú mismo, hoy Yavé te puso en mis manos en esa caverna, y me dijeron que te matara, pero tuve piedad de ti. Me dije: No pondré mi mano sobre mi señor, porque es el ungido de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano, pues al cortar la orilla de tu manto, no te he matado. Reconoce y considera que no hay maldad ni transgresión en mi mano, ni he pecado contra ti, aunque tú andas a la caza de mi vida para tomarla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Hoy mismo han visto tus ojos que Yahveh te entregaba en mis manos en la cueva. Se me incitaba a matarte; pero sentí piedad de ti y me dije: 'No extenderé yo mi mano contra mi señor, pues es el ungido de Yahveh'.

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1 Samuel 24:11
22 Referans Kwoze  

Y David le intimó: '¿Cómo no has sentido temor de levantar tu mano para matar al ungido de Yahveh?'.


Acercáronse a él sus servidores y le dijeron: 'Padre m o, si el profeta te hubiera mandado algo dif cil ¿no lo habr as hecho? ¡Cuanto más si te ha dicho: lávate y quedarás limpio!'.


Y agotado, me das caza como un león, mostrándote admirable a costa m a.


Los grandes me persiguen sin razón, Sin mas mi corazón teme tus dichos.


arrojen sobre ellos carbones encendidos, que los echen en simas de que no puedan levantarse.


Sin motivo me tienden asechanzas, sin motivo me excavan una fosa.


libérame del autor de maleficios, del hombre sanguinario ponme en salvo.


si he pagado al amigo con el mal y expoliado sin causa a mi adversario,


Respuesta suave aplaca el enojo, palabra dura enciende la ira.


Espiaban nuestros pasos, Sade nos prohib an andar por nuestras plazas. Se acercaba nuestro fin, se cumpl an nuestros d as. S; nuestro fin ha llegado.


Les dirás: 'As dice el Se or Yahveh: ¡ay de las que cosen cintas para las mu ecas y hacen velos para las cabezas de todas las tallas, con el fin de cazar a las personas! ¿Cazaréis a las personas de mi pueblo, y os salvaréis a vosotras mismas?


Desapareció de la tierra el piadoso, no queda un justo entre los hombres: todos acechan para derramar sangre, unos a otros se tienden redes,


Pero esto es para se cumpla lo que está escrito en su ley: Me han odiado sin motivo.'


Aqu me tenéis. Atestiguad contra m ante Yahveh y ante su ungido. ¿A quién quité yo el buey o el asno? ¿A quién oprim ? ¿A quién perjudiqué? ¿De quién acepté soborno para cerrar los ojos? Estoy dispuesto a restituiros'.


se levantó David, se fue con sus hombres y mató a doscientos filisteos. Luego David llevó los prepucios, que le fueron entregados al rey cumplidamente, con el objeto de llegar a ser su yerno. Entonces Saúl le dio a su hija Mical por esposa.


David viv a en el desierto, en los refugios, y se estableció en las colinas del desierto de Zif. Y aunque Saúl lo buscaba sin pausa, Dios no lo entregó en sus manos.


Recorred y registrad todos los escondrijos en los que se suele ocultar; después volved a m con informes exactos. Entonces yo iré con vosotros. Y si está en la comarca, yo lo buscaré entre todas las familias de Judá'.


Perdona, te suplico, la falta de tu sierva, porque Yahveh hará una casa estable a mi se or, puesto que mi se or combate las guerras de Yahveh, y el mal no te alcanzará en tus d as.


Y a adió: '¿Por qué mi se or persigue a su siervo? ¿Qué he hecho yo y qué maldad hay en m ?


Que no caiga ahora mi sangre en tierra, lejos de la faz de Yahveh. El rey de Israel ha salido en busca de una pulga, como se persigue una perdiz en los montes'.


Yahveh retribuirá a cada uno según su justicia y lealtad. Yahveh te hab a entregado hoy en mis manos, pero yo no he querido poner la m a sobre el ungido de Yahveh.


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