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1 Samuel 2:15 - Biblia Castilian 2003

15 Ya antes incluso de que se quemara la grasa, ven a el criado del sacerdote y dec a al que ofrec a el sacrificio: 'Dame la carne para asársela al sacerdote; porque no te aceptará carne cocida, sino cruda'.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Algunas veces el sirviente llegaba aun antes de que la grasa del animal fuera quemada sobre el altar. Exigía carne cruda antes de que hubiera sido cocida, para poder asarla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Incluso antes de que se quemara la grasa, llegaba el sirviente del sacerdote y decía al que estaba ofreciendo el sacrificio: 'Dame carne para asársela al sacerdote, él no aceptará carne cocida, sino únicamente carne para asarla'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Asimismo, antes de quemar la grosura, el criado del sacerdote se acercaba y decía al que sacrificaba: Da al sacerdote carne para asar, porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Ya antes incluso de que se quemara la grasa, venía el criado del sacerdote y decía al que ofrecía el sacrificio: 'Dame la carne para asársela al sacerdote; porque no te aceptará carne cocida, sino cruda'.

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1 Samuel 2:15
8 Referans Kwoze  

No comeréis nada crudo ni cocido, sino asado al fuego, con su cabeza, patas y entra as.


El sacerdote lo quemará sobre el altar como alimento, manjar pasado por el fuego de calmante aroma para Yahveh. Toda la grasa pertenece a Yahveh.


Esos tales no sirven a Cristo, Se or nuestro, sino a sus propios bajos apetitos y, con su modo de hablar lisonjero y adulador, seducen el corazón de los sencillos.


cuyo término es la perdición, cuyo Dios es el vientre y cuya gloria se funda en sus vergüenzas. Estos tales centran su atención en lo terreno.


Éstos son los escollos en vuestros ágapes: banquetean sin vergüenza, se apacientan a s mismos; son nubes sin agua arrastradas por los vientos, árboles de final de oto o sin frutos, dos veces muertos, arrancados de ra z;


lo met a en la caldera o en la olla, en el puchero o en el perol, y todo lo que el tenedor sacaba se lo apropiaba el sacerdote. Y as hac a con todos los israelitas que iban a Siló.


Y si el hombre le dec a: 'Hay que quemar primero la grasa, después tomarás lo que te plazca', le respond a el criado: 'No; me lo darás ahora mismo, si no, lo tomaré por la fuerza'.


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