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1 Samuel 13:6 - Biblia Castilian 2003

6 Cuando los israelitas se vieron en peligro, pues estaban cercados, se escondieron en las cuevas y en la maleza, en las rocas, en las fosas y en las cisternas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Los hombres de Israel vieron el gran aprieto en el que se encontraban y, como estaban fuertemente presionados por el enemigo, trataron de esconderse en cuevas, matorrales, rocas, hoyos y cisternas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Los israelitas tuvieron que retroceder. Al verse en peligro se escondían en las cavernas, los matorrales, las rocas, las grutas y en las cisternas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Cuando los hombres de Israel se vieron en peligro (porque el pueblo estaba en grave aprieto), se ocultaron en cuevas, en matorrales, entre peñascos, en fosas y en cisternas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Cuando los israelitas se vieron en peligro, pues estaban cercados, se escondieron en las cuevas y en la maleza, en las rocas, en las fosas y en las cisternas.

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1 Samuel 13:6
18 Referans Kwoze  

Contestó David a Gad: 'Me veo en un gran aprieto. Pero prefiero que caigamos en manos de Yahveh, cuya misericordia es muy grande, a que yo caiga en manos de los hombres'.


Pero éste es un pueblo robado y saqueado, apresados en trampas todos ellos, en cárceles están encerrados. Son un bot n que nadie salva, un saqueo del que nadie dice: '¡Devuelve!'.


La cisterna donde Ismael arrojó todos los cadáveres de los hombres que hab a matado por el asunto de Godol as era la que hab a hecho el rey Asá para prevenirse contra Basá, rey de Israel. Ésa fue la que Ismael, hijo de Netan as, llenó de cadáveres.


Repl cales de este modo: 'As dice el Se or Yahveh: por mi vida, que quienes estén en las ruinas caerán a espada; a quien esté en pleno campo lo entregaré a las fieras para que lo devoren; quienes estén en los refugios o en las cuevas, morirán de peste'.


Me encuentro en esta disyuntiva: por una parte, aspiro a irme y estar con Cristo, lo que, sin duda, ser a lo mejor;


El mundo no los merec a. Caminaban errantes por los desiertos, por las monta as, por las cuevas, por las grutas del pa s.


Al volver la vista hacia atrás, los hombres de Ay vieron la humareda que de la ciudad sub a al cielo, pero ya no pudieron escapar ni por un lado ni por otro, porque las tropas que hu an hacia el desierto se volvieron contra sus perseguidores.


Los amonitas atravesaron el Jordán para llevar también la guerra a Judá, a Benjam n y a la casa de Efra n, de modo que Israel se encontró en grande aprieto.


Entonces los hombres de Israel dieron la vuelta y los benjaminitas fueron presa del pánico, al ver que el desastre se les ven a encima.


Como la mano de Madián pesaba demasiado duramente sobre Israel, los israelitas, por librarse de ella, tuvieron que refugiarse en las hendiduras de los montes, en cuevas y lugares de dif cil acceso.


Se levantó Samuel, subió de Guilgal y prosiguió su camino. El resto de la tropa subió con Saúl al encuentro del ejército y llegó de Guilgal a Gueba de Benjam n. Entonces Saúl pasó revista al ejército que se encontraba con él: unos seiscientos hombres.


Se presentaron los dos a la vista de la guarnición de los filisteos y éstos dijeron: 'Mirad: los hebreos salen de los agujeros donde se hab an escondido'.


Y todos los hombres de Israel que se hab an escondido en la monta a de Efra n, al enterarse de que los filisteos hu an, se pusieron también a perseguirlos en la batalla.


Algunos habitantes de Zif subieron a Guibeá, donde estaba Saúl, para decirle: '¿No sabes que David está escondido entre nosotros en los refugios de Jorsá, en la colina de Jaquilá, al sur del páramo?


Saúl tomó entonces tres mil hombres escogidos de todo Israel y se fue en busca de David y de sus hombres hasta las Pe as de los Rebecos.


Cuando los hombres de Israel que estaban al otro lado del valle y más allá del Jordán se dieron cuenta de que los israelitas hab an huido y que Saúl y sus hijos hab an muerto, abandonaron las ciudades y huyeron. Llegaron luego los filisteos y se instalaron en ellas.


Cuando los filisteos supieron que los israelitas se hab an congregado en Mispá, los pr ncipes de los filisteos subieron contra Israel. Oyeron la noticia los israelitas y empezaron a sentir pavor ante los filisteos.


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