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1 Reyes 8:37 - Biblia Castilian 2003

37 Cuando haya hambre en el pa s, cuando haya peste, tizón, a ublo, langosta o pulgón; cuando el enemigo los asedie en alguna de sus ciudades, y en todo género de plagas y de enfermedades,

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Biblia Reina Valera 1960

37 Si en la tierra hubiere hambre, pestilencia, tizoncillo, añublo, langosta o pulgón; si sus enemigos los sitiaren en la tierra en donde habiten; cualquier plaga o enfermedad que sea;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 »Si hay hambre en la tierra, o pestes, o plagas en los cultivos, o ataques de langostas u orugas, o si los enemigos de tu pueblo invaden el territorio y sitian las ciudades —cualquiera sea el desastre o la enfermedad que ocurra—;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Cuando haya en el país una hambruna, una peste, una plaga en el trigo, langostas, saltamontes, cuando el enemigo ponga sitio a una de sus ciudades, o también cuando haya una catástrofe o una enfermedad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Cuando haya hambre en la tierra, cuando haya peste, tizón o añublo, langosta o pulgón, o cuando su enemigo asedie la puerta de su ciudad, cualquiera sea la plaga o la enfermedad,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Cuando haya hambre en el país, cuando haya peste, tizón, añublo, langosta o pulgón; cuando el enemigo los asedie en alguna de sus ciudades, y en todo género de plagas y de enfermedades,

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1 Reyes 8:37
20 Referans Kwoze  

toda plegaria y toda súplica que te dirija cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cuando conozcan el dolor en su corazón y extiendan sus manos hacia este templo,


o tres a os de hambre, o tres meses de andar huyendo de tus enemigos que vayan persiguiéndote a espada, o tres d as de espada de Yahveh y epidemia en el pa s, durante los cuales el ángel de Yahveh sembrará la ruina en todo el territorio de Israel. Ahora, pues, mira tú lo que debo responder al que me env a''.


'Si nos sobreviniere alguna calamidad - espada, castigo, peste o hambre -, nos presentaremos ante este templo, ante tu presencia - pues tu nombre está en este templo -, te invocaremos en nuestra aflicción y tú nos oirás y nos salvarás'.


entregó sus cosechas al pulgón, el fruto de su esfuerzo a la langosta;


Él te libra, en efecto, del lazo del cazador y de la palabra perniciosa.


El ejército del rey de Babilonia sitiaba por aquel entonces a Jerusalén, y el profeta Jerem as se hallaba recluido en el patio de la guardia que hab a en el palacio real de Judá,


'Pues as dice el Se or Yahveh: 'Ciertamente si yo env o contra Jerusalén mis cuatro peores castigos: espada, hambre, fieras y peste, para exterminar de ella a hombres y animales;


entonces yo haré con vosotros lo siguiente: os enviaré el terror, la consunción y la fiebre, que os apagarán la vista y os agotarán el aliento. Sembraréis en balde vuestra semilla, pues serán vuestros enemigos quienes se la comerán.


Yo destru a con a ublo, tizón y granizo todo el trabajo de vuestras manos, y no estaba con vosotros - oráculo de Yahveh -.


Yahveh hará que seas derrotado ante tus enemigos; por un camino irás contra ellos y por siete huirás de ellos, y serás el espanto de todos los reinos de la tierra.


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