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1 Reyes 21:25 - Biblia Castilian 2003

25 Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 (A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 (Nunca nadie se entregó tanto a hacer lo que es malo a los ojos del Señor como Acab, bajo la influencia de su esposa Jezabel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 No hubo nadie como Ajab para venderse y para hacer lo que es malo a los ojos de Yavé; era arrastrado a eso por su mujer Jezabel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 (Ciertamente no hubo ninguno como Acab, que se vendió para hacer el mal ante los ojos de YHVH, incitado por su mujer Jezabel;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.

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1 Reyes 21:25
26 Referans Kwoze  

Omr hizo el mal ante los ojos de Yahveh y fue peor aún que todos los que le precedieron,


Él le respondió: 'No soy yo el que trae calamidades a Israel, sino tú y la casa de tu padre, porque habéis abandonado los mandamientos de Yahveh, y os habéis ido tras de los baales.


pues cuando Jezabel intentó exterminar a los profetas de Yahveh, Abd as recogió a cien profetas, los escondió en unas cavernas en dos grupos de cincuenta y les proveyó de pan y de agua.


Entonces Jezabel envió un mensajero a El as con este aviso: 'Esto me hagan los dioses y esto me a adan, si ma ana a estas horas no hago contigo igual que se hizo con cada uno de aquéllos'.


Ajab dijo a El as: '¡Otra vez a mi encuentro mi enemigo!'. Él le respondió: 'S; otra vez a tu encuentro. Por haberte vendido para hacer el mal a los ojos de Yahveh,


Su esposa Jezabel le contestó: '¿Y tú ejerces ahora el poder real sobre Israel? ¡Levántate y come algo, y alégrese tu corazón! Yo me encargo de darte la vi a de Nabot de Yizreel'.


Ocoz as, hijo de Ajab, subió al trono de Israel en Samar a el a o diecisiete de Josafat, rey de Judá, y reinó dos a os sobre Israel.


Hizo el mal a los ojos de Yahveh, pues siguió el camino de su padre y el de su madre y el de Jeroboán, hijo de Nebat, que hizo pecar a Israel.


Incluso hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego, practicaron la adivinación y la hechicer a y se entregaron a hacer lo que es malo a los ojos de Yahveh, con lo que provocaron su cólera.


No hubo antes de él ningún rey como él, que se volviera a Yahveh con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, conformándose en todo con la ley de Moisés; ni tampoco después de él surgió otro semejante.


Cuando Jorán vio a Jehú, le preguntó: 'Jehú, ¿hay paz?'. Respondió él: '¿Qué paz va a haber, mientras duren las prostituciones de tu madre Jezabel y sus muchas hechicer as?'.


Entró él, y después de comer y beber, ordenó: 'Id a ver a esa maldita y enterradla, pues es hija de rey'.


¿Acaso no fue por esto por lo que pecó Salomón, rey de Israel? Entre tantas naciones, no hubo rey como él. Fue amado de su Dios, y Dios lo constituyó rey de todo Israel. Pero también a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.


No tomes sus hijas para mujeres de tus hijos, porque al prostituirse sus hijas ante sus propios dioses, pueden arrastrar a tus hijos a que se prostituyan a su vez ante los dioses de ellas.


Fosa profunda es la boca de la extra a: el odiado por Yahveh caerá en ella.


Y descubro que más amarga que la muerte es la mujer, porque es una trampa; su corazón, una red; sus brazos, cadenas. El que es grato a Dios logra escapar; pero el pecador queda prisionero de ella.


As dice Yahveh: '¿Dónde está el libelo de repudio de vuestra madre, por el cual yo la habr a repudiado, o quién de mis acreedores es aquel a quien yo os habr a vendido? Mirad: por vuestras culpas habéis sido vendidos y por vuestros pecados ha sido repudiada vuestra madre.


que as dice Yahveh: 'Gratis fuisteis vendidos y sin dinero seréis redimidos'.


Pero los jud os recalcitrantes excitaron y enconaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos.


Solivientaron, pues, al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y echándose sobre él, lo prendieron y lo condujeron al sanedr n.


- Estoy hablando en términos humanos, a causa de vuestra natural limitación -. Pues bien, as como ofrecisteis vuestros miembros al servicio de la impureza y de la inmoralidad, hasta caer en la inmoralidad total, as también ofreced ahora vuestros miembros al servicio de la justicia, hasta llegar a la santidad.


Sabemos, desde luego, que la ley es espiritual; pero yo soy de carne y hueso, vendido como esclavo al pecado.


Pero tengo contra ti que toleras a Jezabel, esa mujer que se proclama a s misma profetisa y ense a y seduce a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los dolos.


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