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1 Reyes 20:33 - Biblia Castilian 2003

33 Aquellos hombres consideraron que era buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: '¡Ben Hadad es tu hermano!'. Él les dijo: 'Id y traédmelo'. Salió, pues Ben Hadad hacia él, y él le hizo subir a su carro.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Esto tomaron aquellos hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca, y dijeron: Tu hermano Ben-adad vive. Y él dijo: Id y traedle. Ben-adad entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir en un carro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Los hombres tomaron la respuesta como una buena señal y, aprovechando esas palabras, enseguida le respondieron: —¡Sí, su hermano Ben-adad! —¡Vayan a traerlo! —les dijo el rey de Israel. Cuando Ben-adad llegó, Acab lo invitó a subir a su carro de guerra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Los otros, que no esperaban tanto, dijeron inmediatamente: '¡Sí, Ben-Hadad es tu hermano!' El rey respondió: '¡Vayan a buscarlo!' Ben-Hadad fue pues a donde estaba Ajab y éste lo hizo subir a su carro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Y los hombres tomaron esto como buen augurio y se apresuraron a confirmarlo, exclamando: ¡Ben-hadad es tu hermano! Él dijo: Id y traedle; y Benhadad se presentó ante él, quien lo hizo subir a su carro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Aquellos hombres consideraron que era buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: '¡Ben Hadad es tu hermano!'. Él les dijo: 'Id y traédmelo'. Salió, pues Ben Hadad hacia él, y él le hizo subir a su carro.

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1 Reyes 20:33
7 Referans Kwoze  

Entonces Asá tomó cuanta plata y oro quedaba en el tesoro del templo de Yahveh y en el del palacio real y se los entregó a sus servidores, para que se los llevasen a Ben Hadad, hijo de Tabrimón, hijo de Jezión, rey de Aram, que resid a en Damasco, con este propósito:


Ci éronse, pues, sacos a la cintura, se pusieron sogas en la cabeza y se presentaron ante el rey de Israel, diciéndole: 'Tu siervo Ben Hadad dice: 'Perdóname la vida''. Él respondió: 'Pero ¿vive todav a? ¡Es mi hermano!'.


Dijo entonces Ben Hadad: 'Las ciudades que mi padre tomó al tuyo te las devolveré; y tú podrás establecer mercados en Damasco, como mi padre los estableció en Samar a'. 'Y yo - dijo Ajab - por esta alianza te dejaré partir'. Hizo, pues, alianza con él y lo dejó partir.


Partió de all y encontró a Jonadab, hijo de Recab, que le sal a al encuentro. Lo saludó y le preguntó: '¿Es sincero conmigo tu corazón como lo es el m o contigo?'. Respondió Jonadab: 'S; lo es'. Le dijo Jehú: 'Pues si es as, dame la mano'. Y el otro se la dio. Entonces Jehú le mandó subir al carro a su lado.


Como frescor de nieve en d a de siega es el mensajero fiel para quien lo env a: reconforta el ánimo de su se or.


Y el se or alabó al administrador infiel, por haber obrado tan sagazmente. Pues los hijos de este mundo son más sagaces en el trato con los suyos que los hijos de la luz.


Él le contestó: '¿Y cómo podr a, si alguien no me lo explica?'. Y rogó a Felipe que subiera y se sentara a su lado.


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