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1 Reyes 18:42 - Biblia Castilian 2003

42 Subió, pues, Ajab a comer y a beber, en tanto que El as subió a la cima del Carmelo y, postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

42 Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

42 Entonces Acab fue a comer y a beber. Elías, en cambio, subió a la cumbre del monte Carmelo, se inclinó hasta el suelo y oró con la cara entre las rodillas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

42 Ajab subió para comer y beber, mientras Elías subía a la cumbre del Carmelo. Allí se inclinó y puso la cara entre sus rodillas,

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La Biblia Textual 3a Edicion

42 Y Acab subió a comer y a beber; y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre sus rodillas;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

42 Subió, pues, Ajab a comer y a beber, en tanto que Elías subió a la cima del Carmelo y, postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.

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1 Reyes 18:42
21 Referans Kwoze  

Tan pronto el criado de Abrahán oyó sus palabras se postró en tierra ante Yahveh.


Rogó David a Dios por el ni o, ayunaba con rigor y pasaba las noches acostado en el suelo.


Después dijo El as a Ajab: 'Sube, come y bebe, porque ya se percibe el ruido de la lluvia'.


Y dijo a su criado: 'Sube y mira hacia el mar'. Subió a mirar y dijo: 'No hay nada'. Pero él le dijo: 'Vuelve siete veces'.


Al o rlo, El as se cubrió el rostro con el manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la cueva. Y una voz le dijo: '¿Qué haces aqu, El as?'.


y dije: '¡Dios m o! Me siento avergonzado y confuso al levantar, oh Dios m o, mi rostro hacia ti. Porque nuestras iniquidades se han multiplicado hasta por encima de nuestras cabezas, y nuestro pecado ha crecido hasta el cielo.


Él carga de humedad las nubes, el nublado difunde sus relámpagos,


¿Quién podr a en los cielos compararse al Se or? ¿Quién podr a igualársele entre los hijos de los dioses?


Entonces Ezequ as volvió el rostro hacia la pared y dirigió a Yahveh esta plegaria:


Por encima de Él hab a serafines de pie, con seis alas cada uno: con dos se cubr an el rostro, con otras dos se cubr an hasta los pies y con los otras dos volaban.


¡Por mi vida! - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot -: vendrá como el Tabor entre los montes y como el Carmelo sobre el mar.


Volv mi rostro al Se or para dirigirle oraciones y súplicas, en ayuno, saco y ceniza.


A ti, Se or, la justicia; a nosotros, la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los pa ses adonde los arrojaste por las infidelidades que cometieron contra ti.


Después de despedirlo, subió al monte para orar a solas. Al anochecer, estaba all él solo.


Y adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba que, si era posible, se alejara de él aquella hora.


Por aquellos d as, salió hacia el monte para orar y pasó la noche en oración ante Dios.


Al d a siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, hac a la hora sexta, subió Pedro a la terraza para orar.


Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.


Samuel invocó a Yahveh, y Yahveh envió aquel d a truenos y lluvia; por lo que todo el pueblo sintió gran temor delante de Yahveh y de Samuel.


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