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1 Reyes 18:40 - Biblia Castilian 2003

40 Ordenó entonces El as: 'Prended a los profetas de Baal, que no escape ni uno'. Los prendieron y El as los hizo bajar al torrente Quisón y all los degolló.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

40 Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

40 Entonces Elías ordenó: «Atrapen a todos los profetas de Baal. ¡No dejen que escape ninguno!». Entonces los agarraron a todos, y Elías los llevó al valle de Cisón y allí los mató.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Entonces Elías les dijo: '¡Detengan a los profetas de Baal, que no escape ninguno!' Los apresaron; Elías mandó que los bajaran al torrente Cisón y allí los degolló.

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 Y Elías les dijo: ¡Prended a los profetas de Baal! ¡Que ninguno escape! Y los prendieron, y Elías bajó con ellos al arroyo de Cisón, y allí los degolló.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Ordenó entonces Elías: 'Prended a los profetas de Baal, que no escape ni uno'. Los prendieron y Elías los hizo bajar al torrente Quisón y allí los degolló.

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1 Reyes 18:40
17 Referans Kwoze  

Después dijo El as a Ajab: 'Sube, come y bebe, porque ya se percibe el ruido de la lluvia'.


Ajab refirió a Jezabel todo lo que hab a hecho El as y cómo hab a pasado a cuchillo a todos los profetas.


Luego entró todo el pueblo en el templo de Baal y lo demolieron, hicieron a icos sus altares y sus imágenes y mataron ante el altar a Matán, sacerdote de Baal. El sacerdote Joadá montó una guardia en el templo de Yahveh.


La empujaron con las manos, y cuando ella llegó al palacio real por el camino de la puerta de los Caballos, all la mataron.


Luego entró todo el pueblo en el templo de Baal y lo demolieron, hicieron a icos sus altares y rompieron sus imágenes y mataron ante los altares a Matán, sacerdote de Baal.


No molestarás al extranjero, ni lo oprimirás, pues extranjeros fuisteis vosotros en el pa s de Egipto.


¡Maldito quien haga la obra de Yahveh con negligencia! ¡Maldito quien prive de sangre a su espada!


Caminaréis en pos de Yahveh, vuestro Dios, y a él temeréis; guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz; le serviréis y os allegaréis a él.


Y ese profeta o ese visionario en sue os será condenado a muerte, por haber predicado la rebelión contra Yahveh, vuestro Dios, que os sacó de Egipto y os libertó de la casa de la esclavitud, para desviarte del camino que Yahveh, tu Dios, te ha mandado seguir. De esta manera extirparás el mal de en medio de ti.


Pero el profeta que osare decir en mi nombre cosas que yo no he mandado, o hable en nombre de otros dioses, ese profeta morirá'.


Cayó prisionera la bestia, y con ella el falso profeta, el que hac a a su servicio las se ales con las que extravió a los que recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre.


El diablo que los hab a seducido fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde están también la bestia y el falso profeta, y serán atormentados d a y noche por los siglos de los siglos.


S sara reunió todos sus carros, novecientos carros de hierro, y todo su ejército, desde Jaróset Hagoin hasta el torrente Quisón.


Yo atraeré hacia ti, al torrente Quisón, a S sara, jefe del ejército de Yab n, con sus carros y su tropa, y lo entregaré en tus manos'.


El torrente Quisón los barrió, el torrente de tiempos antiguos, el torrente Quisón. ¡Avanza, alma m a, con denuedo!


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