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1 Reyes 18:19 - Biblia Castilian 2003

19 Ahora, manda reunir en torno m o a todo Israel en el monte Carmelo, as como a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel'.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Ahora, convoca a todo Israel para que se reúna conmigo en el monte Carmelo, junto con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, a quienes Jezabel mantiene.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Anda pues a reunir a Israel; que vengan conmigo al monte Carmelo, y con ellos los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen de la mesa de Jezabel'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Ahora pues, envía y convócame a todo Israel en el monte Carmelo, y a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de las aseras, los cuales comen a la mesa de Jezabel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Ahora, manda reunir en torno mío a todo Israel en el monte Carmelo, así como a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel'.

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1 Reyes 18:19
23 Referans Kwoze  

Incluso despojó a su abuela Maacá de su dignidad de reina madre, porque hab a fabricado para aserá un dolo abominable. Cortó el dolo abominable y lo quemó en el torrente Cedrón.


Ajab hizo, además, una aserá. De este modo, Ajab siguió provocando la ira de Yahveh, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que le hab an precedido.


Ajab mandó aviso a todos los israelitas y reunió a los profetas en el monte Carmelo.


Entonces El as siguió diciendo al pueblo: 'Yo soy el único profeta de Yahveh que queda, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.


Reunió el rey de Israel a los profetas, unos cuatrocientos, y les preguntó: '¿Debo ir a atacar a Ramot de Galaad o debo renunciar?'. Y le respondieron: 'Sube; que el Se or la entregará en manos del rey'.


Ahora, pues, convocadme a todos los profetas de Baal, a todos sus servidores, y a todos sus sacerdotes, sin que falte ninguno, pues voy a ofrecer un gran sacrificio a Baal. A todo el que falte se le quitará la vida'. Jehú actuaba con astucia para hacer perecer a los servidores de Baal.


Sin embargo, no se apartaron de los pecados que la casa de Jeroboán hab a hecho cometer a Israel, sino que se entregaron a ellos. Incluso siguió en pie la aserá en Samar a.


De aqu se fue al monte Carmelo, de donde se volvió a Samar a.


Pero Eliseo dijo al rey de Israel: '¿Qué tengo yo que ver contigo? Vete a los profetas de tu padre y a los de tu madre'. El rey de Israel le respondió: 'No; es que Yahveh ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab'.


Cuando Jorán vio a Jehú, le preguntó: 'Jehú, ¿hay paz?'. Respondió él: '¿Qué paz va a haber, mientras duren las prostituciones de tu madre Jezabel y sus muchas hechicer as?'.


Los jud os y los consejeros que se sentaban a mi mesa eran ciento cincuenta, además de los que ven an a nosotros de los pa ses cercanos.


Tu cabeza erguida como el Carmelo; tus guedejas, como la púrpura real, recogidas en trenzas.


En los profetas de Samar a observé necedad: profetizaban por Baal y descarriaban a mi pueblo Israel.


¡Por mi vida! - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh Sebaot -: vendrá como el Tabor entre los montes y como el Carmelo sobre el mar.


Dijo: 'Yahveh ruge desde Sión, da voces desde Jerusalén: se agostan los pastizales de los pastores, se deseca la cumbre del Carmelo'.


aunque se escondan en la cumbre del Carmelo, all daré con ellos y los agarraré; aunque se oculten de mi vista en el fondo del mar, all mandaré a la serpiente que les muerda;


Alamélec, Amad, Misal; tocaba luego por el oeste el Carmelo y el r o Libnat;


Hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente sectas perniciosas y negarán al Se or que los rescató, atrayendo sobre s mismos rápida perdición.


Cayó prisionera la bestia, y con ella el falso profeta, el que hac a a su servicio las se ales con las que extravió a los que recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre.


Pero tengo contra ti que toleras a Jezabel, esa mujer que se proclama a s misma profetisa y ense a y seduce a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los dolos.


Por la ma ana, muy temprano, fue al encuentro de Saúl. Pero le avisaron a Samuel: 'Saúl se ha ido a Carmelo, y después de eregirse un monumento, ha vuelto, ha pasado adelante y ha bajado a Guilgal'.


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