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1 Reyes 13:1 - Biblia Castilian 2003

1 Un varón de Dios llegó de Judá a Betel, por mandato de Yahveh, cuando Jeroboán estaba de pie junto al altar para quemar incienso,

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Biblia Reina Valera 1960

1 He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por mandato del Señor, un hombre de Dios de la región de Judá fue a Betel y llegó en el momento que Jeroboam se acercaba al altar para quemar incienso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Por orden de Dios, un hombre de Dios llegó a Betel desde Judá, cuando Jeroboam estaba junto al altar quemando el incienso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero he aquí un varón de Dios, que por revelación de YHVH llegó desde Judá a Bet-’El mientras Jeroboam estaba quemando incienso junto al altar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Un varón de Dios llegó de Judá a Betel, por mandato de Yahveh, cuando Jeroboán estaba de pie junto al altar para quemar incienso,

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1 Reyes 13:1
23 Referans Kwoze  

Pero Dios dirigió su palabra a Sema as, varón de Dios, diciéndole:


Cuando lo oyó el profeta que le hab a hecho volver del camino exclamó: 'Es el varón de Dios que fue rebelde a la voz de Yahveh; Yahveh lo ha entregado al león para que lo despedace y le mate, conforme a la palabra que Yahveh le hab a dicho'.


porque ciertamente se ha de cumplir la palabra que a gritos lanzó por orden de Yahveh contra el altar de Betel y contra todos los santuarios de los lugares altos que hay en las ciudades de Samar a'.


El altar se rompió y la ceniza del altar se derramó, conforme a la se al que hab a dado el varón de Dios por orden de Yahveh.


pues as me lo ordenó la palabra de Yahveh: 'No comerás pan ni beberás agua, ni regresarás por el mismo camino por el que fuiste''.


Uno de los hijos de los profetas dijo a su compa ero por orden de Yahveh: '¡Hiéreme, por favor!'. Pero él se negó a herirle.


Además, demolió el altar de Betel y el lugar alto que hab a hecho Jeroboán, hijo de Nebat, el que hizo pecar a Israel; destrozó, pues, a la vez el altar y el lugar alto. Quemó el lugar, lo redujo a cenizas y quemó la aserá.


Luego preguntó: '¿Qué es aquel monumento que veo?'. Y le respondieron los de la ciudad: 'Es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá y anunció estas cosas que acabas de realizar contra el altar de Betel'.


Pero al sentirse fuerte, se ensoberbeció su corazón hasta corromperse. Prevaricó contra Yahveh, su Dios, pues entró en el templo de Yahveh para quemar incienso sobre el altar del incienso.


que se opusieron al rey Oz as y le dijeron: 'Oz as, no te toca a ti ofrecer incienso a Yahveh, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, que han sido consagrados para quemar el incienso. Sal, pues, del santuario, porque estás prevaricando, y eso no te dará gloria de parte de Yahveh Dios'.


Los restantes hechos de Salomón, desde los primeros a los últimos, ¿no están consignados en las crónicas del profeta Natán, en la profec a de Aj as de Siló y en las visiones de Yedó, el vidente, sobre Jeroboán, hijo de Nebat?


Las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán entonces a clamar a los dioses a quienes incensaron, pero no podrán salvarlos en la hora de su desgracia.


Desde el a o trece de Jos as, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, son veintitrés a os que se me viene dirigiendo la palabra de Yahveh, y yo os he hablado a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado.


Los caldeos que combaten contra esta ciudad entrarán, la pasarán a fuego y la quemarán, junto con las casas en cuyas terrazas incensaron a Baal y libaron libaciones a otros dioses para ofenderme.


No continúes profetizando en Betel, porque es un santuario real y un templo nacional'.


Ahora escucha la palabra de Yahveh: Tú dices: 'No profetices contra Israel ni vaticines contra la casa de Isaac'.


Porque desde el lugar por donde sale el sol hasta el lugar de su ocaso, mi nombre es grande entre las naciones; y en todo lugar, un sacrificio humeante, una oblación pura, se ofrece a mi nombre, porque grande es mi nombre entre las naciones - dice Yahveh Sebaot -.


Os decimos esto como palabra del Se or: nosotros, los que vivimos, los supervivientes hasta la parus a del Se or, no les llevaremos la delantera a los que ya murieron.


Vino otro ángel y se puso en pie, junto al altar, con un incensario de oro. Se le dio gran cantidad de incienso para que lo ofreciese, junto con las oraciones de todo el pueblo santo, sobre el altar de oro que está delante del trono.


Un hombre de Dios fue a ver a El y le dijo: 'As habla Yahveh: yo me revelé claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto al servicio de la casa del Faraón.


Le dijo entonces el criado: 'Mira: precisamente hay en esta ciudad un hombre de Dios. Es un hombre muy estimado: todo lo que anuncia sucede sin falta. Vamos ahora all; quizá nos muestre el camino que hemos de seguir'.


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