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1 Reyes 10:25 - Biblia Castilian 2003

25 Todos le llevaban presentes: objetos de plata y de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos. Y as a o tras a o.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Y todos le llevaban cada año sus presentes: alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Año tras año, cada visitante le llevaba regalos de plata y oro, ropa, armas, especias, caballos y mulas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Cada cual traía su regalo, objetos de plata y objetos de oro, trajes, armaduras, perfumes, caballos y mulas; y esto era año tras año.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Y año tras año, todos ellos le llevaban su presente: objetos de plata, objetos de oro, vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Todos le llevaban presentes: objetos de plata y de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos. Y así año tras año.

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1 Reyes 10:25
23 Referans Kwoze  

Y los hijos de Sibeón fueron Ayá y Aná. Este Aná fue el que encontró manantiales de agua caliente en el desierto, mientras apacentaba los asnos de su padre Sibeón.


envió a su hijo Adorán al rey David para trasmitirle un saludo y felicitarle por haber hecho la guerra a Hadadézer y haberlo vencido, pues Toú estaba en guerra con Hadadézer. Adorán llevaba consigo vasos de plata, de oro y de bronce.


Derrotó también a los moabitas y, haciéndolos tenderse en el suelo, los midió a cordel; condenó a muerte a dos cordeles y al tercer cordel los dejó con vida. As, los moabitas quedaron sometidos a David y le pagaban tributo.


Les dijo el rey: 'Tomad con vosotros a los servidores de vuestro se or, montad a mi hijo Salomón en mi propia mula y hacedle bajar a Guijón.


Luego entregó al rey ciento veinte talentos de oro y gran cantidad de perfumes y de piedras preciosas. Nunca llegó tanta cantidad de perfumes al rey Salomón como la que le regaló la reina de Sabá.


Ajab dijo a Abd as: 'Vete por el pa s a todos los manantiales de aguas y a todos los torrentes, para ver si podemos encontrar hierba con que mantener los caballos y los mulos, y no tengamos que dejar perecer los ganados'.


Dominaba Salomón sobre todos los reinos, desde el R o hasta el pa s de los filisteos y los confines de Egipto: todos le pagaban tributo y le estaban sometidos durante todo el tiempo que vivió.


Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, puesto que hab a enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y no hab a pagado el tributo anual al rey de Asiria. Por ello el rey de Asiria lo prendió y lo encerró en una cárcel.


Los amonitas pagaban tributo a Oz as; y su fama llegó hasta la frontera de Egipto, porque se hab a hecho muy poderoso.


Todos le llevaban presentes: objetos de plata y de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos. Y as a o tras a o.


Ten an setecientos treinta y seis caballos, doscientos cuarenta y cinco mulos,


Escribieron en nombre del rey Asuero, lo sellaron todo con el anillo del rey y enviaron las cartas por medio de correos montados en los rápidos caballos de las caballerizas reales.


Los correos, montados en los rápidos caballos de las caballerizas reales, salieron a toda prisa y a toda velocidad en virtud del mandato del rey. La ley fue promulgada también en la ciudadela de Susa.


Acudieron entonces a él todos sus hermanos y hermanas y todos sus antiguos conocidos. Comieron con él en su casa, le expresaron su condolencia y lo consolaron por todas las desventuras que Yahveh le hab a infligido. Cada uno le regaló una moneda de plata y un anillo de oro.


Ordena, oh Dios, conforme a tu potencia - la potencia, Se or, con que has obrado por nosotros,


Los monarcas de Tarsis y las islas le pagarán tributo, y los reyes de Sabá y de Seba le traerán presentes.


Vivirá y le traerán oro de Sabá, pedirán siempre por él, sin cesar le bendecirán.


No escuchéis a Ezequ as, pues as habla el rey de Asiria: 'Haced la paz conmigo, rend os a m, y cada uno comerá de su vi a y de su higuera y beberá agua de su pozo,


Traerán a todos vuestros hermanos de todas las naciones, como oblación a Yahveh en caballos, en carros y en literas, en mulos y en dromedarios, a mi santa monta a, a Jerusalén - dice Yahveh -, como traen los hijos de Israel la oblación en vasos puros al templo de Yahveh.


Los de Bet Togormá llevaban a tus mercados caballos de tiro, caballos de guerra y mulos.


Entrando en la casa, vieron al ni o con Mar a, su madre y, postrados en tierra, lo adoraron. Abrieron luego sus cofres y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.


Clamaron entonces los israelitas a Yahveh, y Yahveh les suscitó un libertador: Ehúd, hijo de Guerá, benjaminita, que era zurdo. Los israelitas enviaron por medio de él un presente a Eglón, rey de Moab.


Algunos hombres perversos dijeron: '¿Cómo nos va a salvar éste?'. Lo despreciaron y no le ofrecieron ningún presente. Pero él no se dio por enterado.


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