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1 Pedro 2:1 - Biblia Castilian 2003

1 Despojaos, pues, de toda maldad y de toda falsedad, de hipocres as, de envidias y de toda clase de maledicencias.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Rechacen, pues, toda maldad y engaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Desechando pues toda malicia, y todo engaño, fingimientos y envidias, y todas las maledicencias,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Despojaos, pues, de toda maldad y de toda falsedad, de hipocresías, de envidias y de toda clase de maledicencias.

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1 Pedro 2:1
50 Referans Kwoze  

Y los falsos de corazón, los rencorosos, los que no gritan cuando él los encadena,


dichoso el hombre al que el Se or no culpa de maldad, que no tiene en su esp ritu fals a.


¿Quién se complace en el vivir Mem y desea d as largos, en que poder gozar del bien?


De David. No te enojes por causa del imp o Álef ni envidies al autor de iniquidad,


de envidia hacia los fatuos, al contemplar la paz de los imp os.


Un corazón tranquilo es vida del cuerpo, la envidia corroe los huesos.


No envidies a los hombres malvados, no busques estar con ellos,


No te irrites a causa de los perversos, no tengas envidia de los malvados.


No envidies al hombre violento ni elijas sus caminos,


Aquel d a arrojará el hombre a los topos y a los murciélagos los dioses de plata y los dioses de oro que se hab a fabricado para adorarlos,


Tendrás por impuros tus dolos chapados de plata; tirarás como basura tus esculturas recubiertas de oro. ¡Fuera! - les dirás.


¡Hipócritas! Bien profetizó de vosotros Isa as cuando dijo:


As también vosotros: por fuera parecéis justos delante de los hombres, mas por dentro estáis llenos de hipocres a y de maldad.


lo castigará duramente y le asignará la misma suerte que a los hipócritas. All será el llanto y el rechinar de dientes.


¡Hipócrita! Sácate primero la viga del ojo, y entonces verás claro para poder sacar la paja del ojo de tu hermano.


Pero él, sabiendo bien su hipocres a, les dijo: '¿Por qué me tendéis trampas? Traedme un denario para verlo'.


¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros sin indicación alguna, sobre los cuales pasan los hombres sin saberlo!'.


Y mientras la multitud segu a aumentando por millares, hasta el punto de atropellarse unos a otros, primero comenzó a decir a sus disc pulos: 'Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocres a.


¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Hermano, déjame que te saque la paja del ojo', cuando tú mismo no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga del ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.


Jesús vio a Natanael, que se le acercaba, y dice de él: 'Éste es un auténtico israelita, en quien no hay doblez'.


están repletos de toda suerte de perversión, de malicia, codicia y maldad; llenos de envidia, de homicidios, de ri as, fals a y mala entra a; son difamadores,


Hermanos, no seáis ni os en la inteligencia. Sedlo, s, en la malicia, pero en la inteligencia sed adultos.


As pues, celebremos la fiesta, no con levadura vieja, ni con levadura de malicia y de perversidad, sino con ázimos de sinceridad y de verdad.


Porque temo que quizás, al llegar, no os encuentre tales como yo quisiera, y que vosotros me encontréis a m tal como no querr ais: que tal vez haya discordia, envidia, enconos, rivalidades, calumnias, murmuraciones, arrogancias, desórdenes;


Desaparezca de entre vosotros toda amargura, animosidad, ira, gritos, insultos y toda clase de maldad.


Nuestra exhortación no proced a de error o de doble intención, ni se fundaba en el enga o,


Las mujeres deben ser igualmente dignas, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.


Lo mismo las ancianas: que sean venerables en su comportamiento, lejos de la maledicencia y de la embriaguez, maestras del bien,


As, pues, también nosotros, rodeados de tan gran nube de testigos, arrojemos todo lastre y el pecado que nos acosa y corramos con constancia la carrera que se nos presenta,


Por lo cual, despojándoos de toda impureza y de todo resto de maldad, recibid con mansedumbre la palabra plantada en vosotros, que es la que puede salvaros.


Pero si tenéis amarga envidia y rivalidad en vuestro corazón, dejad de engre ros y no mintáis contra la verdad.


No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano, o juzga a su hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si juzgas a la ley, no eres cumplidor de la ley, sino su juez.


¿O creéis que dice en vano la Escritura: 'A la envidia tiende el esp ritu que Dios puso en nosotros?'.


No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser juzgados. Mirad que el juez está ya a la puerta.


Vivid como libres, no usando la libertad como disfraz de la maldad, sino como siervos de Dios.


Él no cometió pecado, ni en su boca se encontró enga o alguno.


Pues: Aquel a quien le guste la vida y ver d as buenos, guarde su lengua de lo malo y sus labios de palabras enga osas.


para vivir el resto de sus d as no según las pasiones humanas, sino según la voluntad de Dios.


Por eso se extra an de que no concurráis a ese desbordamiento de liviandad y os insultan.


Y en su boca no se halló mentira. No tienen mancha.


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