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1 Corintios 1:30 - Biblia Castilian 2003

30 De Dios viene el que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual, por iniciativa de Dios, se hizo nuestra sabidur a, como también justicia, santificación y redención.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 Dios los ha unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él fuera la sabiduría misma para nuestro beneficio. Cristo nos hizo justos ante Dios; nos hizo puros y santos y nos liberó del pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Por gracia de Dios ustedes están en Cristo Jesús. El ha pasado a ser sabiduría nuestra venida de Dios, y nuestro mérito y santidad, y el precio de nuestra libertad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Pero de Él proviene° lo que sois en Jesús el Mesías, el cual por parte de Dios nos ha sido hecho sabiduría, y justicia, y santificación, y redención;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 De Dios viene el que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual, por iniciativa de Dios, se hizo nuestra sabiduría, como también justicia, santificación y redención.

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1 Corintios 1:30
76 Referans Kwoze  

La sabidur a pregona por las calles, alza su voz en las plazas,


porque es Yahveh quien da la sabidur a, de su boca brotan la ciencia y la prudencia.


Inexpertos, aprended la prudencia, y vosotros, necios, entrad en razón.


Reposará sobre él el esp ritu de Yahveh, esp ritu de sabidur a y de inteligencia, esp ritu de consejo y de fortaleza, esp ritu de ciencia y de temor de Yahveh.


Israel es salvado por Yahveh con salvación eterna. No seréis avergonzados ni abochornados por los siglos de los siglos.


Mas ningún arma forjada contra ti tendrá éxito, y toda lengua que se alce contra ti en juicio la declararás culpable. Ésta es la herencia de los siervos de Yahveh, y las victorias que les concedo - dice Yahveh -.


En aquellos d as se salvará Judá, y Jerusalén morará segura. Y éste es el nombre con que se la llamará: 'Yahveh, nuestra justicia'.


diciendo: 'Bendito sea el nombre de Dios de eternidad en eternidad, porque suyas son la sabidur a y la fuerza.


Setenta semanas están decretadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa, para poner fin a la transgresión, para sellar el pecado, para expiar la iniquidad, para traer la eterna justicia, para sellar la visión y al profeta, para ungir al santo de los santos.


¿Los libraré del poder del seol, los rescataré de la muerte? ¿Dónde está, muerte, tu peste? ¿Dónde, seol, tu epidemia? La compasión se aparta de mis ojos.


Dará a luz un hijo, a quien le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados'.


Por eso dijo también la sabidur a de Dios: 'Les voy a enviar profetas y apóstoles, de los cuales matarán a unos y perseguirán a otros',


porque yo os daré un lenguaje y una sabidur a que no podrán resistir ni contradecir ninguno de vuestros adversarios.


A Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, Dios, el que está en el seno del Padre, él es quien lo dio a conocer.


Respóndele Jesús: 'Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre, sino por m.


Les he revelado tu nombre, y se lo seguiré revelando, para que el amor con que me has amado esté con ellos, y en ellos también yo.'


pues las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han acogido, porque saben realmente que yo sal de ti y han cre do que tú me has enviado.


Jesús les habló de nuevo: 'Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no andará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida'.


a fin de que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, y alcancen la remisión de los pecados y tengan parte en la herencia de los que han sido santificados por la fe en m '.


En el evangelio se revela, en efecto, la justicia de Dios que, partiendo de la de fe, en la fe se consuma, según está escrito: el justo por fe vivirá.


Porque de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por siempre. Amén.


as nosotros, aun siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero, por lo que a cada uno respecta, los unos somos miembros de los otros.


Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, que pertenecen al Se or.


Saludad a Andronico y a Junia, mis parientes y compa eros de prisión, que son insignes entre los apóstoles e incluso se entregaron a Cristo antes que yo.


el cual fue entregado por nuestras faltas y fue resucitado para nuestra justificación.


En este sentido, también David proclama dichoso al hombre al que Dios imputa justicia, con independencia de las obras:


Pues, al igual que por la desobediencia de un solo hombre todos quedaron constituidos pecadores, as también por la obediencia de uno solo todos quedarán constituidos justos.


a fin de que, as como el pecado reinó para la muerte, as también la gracia, mediante la justicia, reine para vida eterna por Jesucristo nuestro Se or.


As pues, ahora ya no pesa ninguna condena sobre quienes están en Cristo Jesús.


Y no es esto sólo; sino que también nosotros mismos, que poseemos las primicias del Esp ritu, gemimos igualmente en nuestro propio interior, aguardando con ansiedad una adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.


Pero vosotros no viv s según la carne, sino según el esp ritu, puesto que el Esp ritu de Dios habita en vosotros. Si alguno no tiene el Esp ritu de Cristo, este tal no pertenece a Cristo.


a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, a los llamados a ser santos junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Se or Jesucristo, Se or de ellos y nuestro:


mas, para los que han sido llamados, tanto jud os como griegos, Cristo es poder de Dios y sabidur a de Dios.


La verdad es que Dios colocó cada miembro en el sitio correspondiente del cuerpo, según quiso.


Ahora bien, vosotros sois cuerpo de Cristo; y cada uno, miembro de él.


Y as, a uno se le da, mediante el Esp ritu, palabra de sabidur a; a otro según el mismo Esp ritu, palabra de conocimiento.


Pues aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, padres no tenéis muchos: porque yo os engendré en Cristo Jesús por el Evangelio.


Y esto erais algunos; pero fuisteis lavados, fuisteis consagrados a Dios pero fuisteis justificados en el nombre del Se or Jesucristo y en el Esp ritu de nuestro Dios.


Sé de un hombre en Cristo que hace catorce a os - si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe - fue arrebatado al tercer cielo.


Porque Dios que dijo: 'De entre las tinieblas brille la luz', Él es quien hizo brillar la luz en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.


que se entregó a s mismo por nuestros pecados, para arrancarnos del perverso mundo actual, según la voluntad de Dios, nuestro Padre,


Cristo nos rescató de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros, pues está escrito: Maldito todo el que es colgado de un madero.


referente a la econom a de la plenitud de los tiempos: recapitular todas las cosas en Cristo, las que están en el cielo y las que están en la tierra.


el cual es arras de nuestra herencia, para la redención del pueblo que Dios adquirió para s, para alabanza de su gloria.


En él tenemos la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según la riqueza de su gracia,


Porque de él somos hechura, creados en Cristo Jesús para las obras buenas que Dios nos preparó de antemano como norma de conducta.


Y no disgustéis al Esp ritu Santo de Dios, en el cual fuisteis sellados para el d a de la redención.


para santificarla, purificándola con el ba o de agua por la palabra,


y ser hallado en él, no por retener una justicia m a - la que proviene de la ley -, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios y está basada en la fe,


en quien tenemos la redención, el perdón de los pecados.


La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza: ense aos y amonestaos mutuamente con toda sabidur a; cantad en vuestros corazones a Dios, con gratitud, salmos, himnos y cánticos espirituales.


Que Él, Dios de la paz os santifique totalmente; y que todo vuestro ser, el esp ritu, el alma y el cuerpo, se mantenga irreprochable para la parus a de nuestro Se or Jesucristo.


el cual se entregó por nosotros, para rescatarnos de toda iniquidad y para purificarnos, haciendo de nosotros un pueblo que fuera su patrimonio, dedicado a buenas obras.


Entró en el 'lugar sant simo', de una vez por siempre, no por medio de sangre de machos cabr os ni de becerros, sino de la suya propia, consiguiendo la redención eterna.


Si a alguno de vosotros le falta sabidur a, p dala a Dios, que la da a todos sencillamente y sin echárselo en cara, y se la dará.


santificados por el Esp ritu, según el previo designio de Dios Padre, para recibir el mensaje de Jesucristo y la aspersión de su sangre: que abunden en vosotros la gracia y la paz.


Simeón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que han obtenido una fe tan preciosa como la nuestra por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo:


Éste es el que viene por agua y sangre, Jesucristo; no en el agua solamente, sino en el agua y en la sangre. Y de ello da testimonio el Esp ritu, porque el Esp ritu es la verdad.


Éstos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son v rgenes. Éstos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Éstos fueron rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero.


Y cantan un cántico nuevo, diciendo: 'Digno eres de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado, y rescataste para Dios con tu sangre a hombres de toda tribu y lengua y pueblo y nación.


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