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1 Corintios 1:2 - Biblia Castilian 2003

2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, a los llamados a ser santos junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Se or Jesucristo, Se or de ellos y nuestro:

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Biblia Reina Valera 1960

2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Va dirigida a la iglesia de Dios en Corinto, a ustedes que han sido llamados por Dios para ser su pueblo santo. Él los hizo santos por medio de Cristo Jesús, tal como lo hizo con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 a la Iglesia de Dios que está en Corinto: a ustedes que Dios santificó en Cristo Jesús. Pues fueron llamados a ser santos con todos aquellos que por todas partes invocan el Nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 a la iglesia de Dios, que está en Corinto,° a los santificados en Jesús el Mesías, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, Señor° de ellos y nuestro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, a los llamados a ser santos junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro:

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1 Corintios 1:2
45 Referans Kwoze  

De all pasó al monte que está al oriente de Betel, y desplegó su tienda, teniendo a Betel a occidente y a Ai al oriente. Edificó all un altar a Yahveh e invocó el nombre de Yahveh.


También a Set le nació un hijo, al que llamó Enós. Por entonces se comenzó a invocar el nombre de Yahveh.


Escucha, hija, atiende y apresta tus o dos: olvida tu nación y tu familia.


Éste es el mensaje que ha enviado a los hijos de Israel anunciando el evangelio de paz por medio de Jesucristo. Él es Se or de todos.


y no hizo diferencia alguna entre nosotros y ellos a la hora de purificar sus corazones por la fe.


Después de esto, se marchó de Atenas y fue a Corinto.


Y ahora, ¿qué esperas? Anda, baut zate y l mpiate de tus pecados invocando su nombre'.


a fin de que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, y alcancen la remisión de los pecados y tengan parte en la herencia de los que han sido santificados por la fe en m '.


Respondió Anan as: 'Se or, tengo o do de muchos cuántos males ha causado a tus fieles este hombre en Jerusalén.


Y aqu tiene autorización de los pr ncipes de los sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre'.


Todos los que le o an se maravillaban y dec an: 'Pero ¿no es éste el que arrasaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y no hab a venido aqu expresamente a lo mismo, para llevárselos presos ante los pr ncipes de los sacerdotes?'.


A todos los amados de Dios que estáis en Roma, llamados a ser pueblo santo: gracia y paz a vosotros de parte de Dios nuestro Padre y del Se or Jesucristo.


Pues no hay diferencia entre jud o y griego, ya que uno mismo es el Se or de todos, que prodiga sus riquezas para con todos los que lo invocan;


justicia de Dios que, por medio de la fe en Jesucristo, llega a todos los que creen - sin ninguna diferencia,


Sabemos, además, que en todas las cosas interviene Dios para el bien de quienes le aman, de quienes son llamados según su designio.


De Dios viene el que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual, por iniciativa de Dios, se hizo nuestra sabidur a, como también justicia, santificación y redención.


No seáis motivo de tropiezo ni a jud os, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios.


Ahora bien, vosotros sois cuerpo de Cristo; y cada uno, miembro de él.


para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para quien somos nosotros, y un solo Se or, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por quien somos nosotros también.


Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto y a todos los fieles que están en Acaya entera:


Pues no nos proclamamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús Se or, y a nosotros como a servidores vuestros por amor a Jesús.


y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:


para santificarla, purificándola con el ba o de agua por la palabra,


Pablo, Silvano y Timoteo a la iglesia de los tesalonicenses, fundada en Dios Padre y en el Se or Jesucristo: gracia y paz a vosotros.


Dios no nos llamó a una vida impura, sino santa.


Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses, fundada en Dios, nuestro Padre, y en el Se or Jesucristo:


Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar levantando sus manos piadosas, sin ira ni altercados.


Pero, si me retraso, quiero que sepas cómo hay que comportarse en la casa de Dios que es la Iglesia del Dios vivo, columna y soporte de la verdad.


quien nos ha salvado y llamado a una vocación santa, no según nuestras obras, sino según su propio designio y gracia, que se nos dio en Cristo Jesús desde la eternidad,


Sin embargo, el sólido cimiento de Dios permanece firme y tiene sellada esta inscripción: El Se or conoce a los suyos; y esta otra: apártese de la maldad todo el que invoca el nombre del Se or.


Huye de las ambiciones juveniles. Practica la justicia, la fidelidad, el amor, la paz con los que invocan al Se or con corazón puro.


Y en virtud de esta voluntad, quedamos consagrados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.


Por eso, también Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad.


Además, tanto el que consagra como los consagrados proceden todos del mismo origen, y por esto precisamente no se avergüenza de llamarlos hermanos


Judas, siervo de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamados, amados en Dios Padre y guardados en Jesucristo:


Sobre el manto y sobre el muslo lleva escrito un nombre: 'REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES'.


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