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Lucas 4:41 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

41 También había endemoniados, de los cuales salían los demonios gritando: ¡Tú eres el Hijo de Dios!Pero él les increpaba y no los dejaba hablar, porque sabían que Jesús era el Cristo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

41 Muchos estaban poseídos por demonios, los cuales salieron a su orden gritando: «¡Eres el Hijo de Dios!». Pero como ellos sabían que él era el Mesías, los reprendió y no los dejó hablar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

41 También salieron demonios de varias personas; ellos gritaban: 'Tú eres el Hijo de Dios', pero él los amenazaba y no les permitía decir que él era el Mesías, porque lo sabían.

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La Biblia Textual 3a Edicion

41 También salían demonios de muchos, vociferando y diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero reprendiéndolos, no les permitía hablar estas cosas, porque sabían que Él era° el Mesías.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

41 También los demonios salían de muchos, gritando: 'Tú eres el Hijo de Dios'. Pero él les increpaba y no les permitía decirlo, porque sabían que él era el Cristo.

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Lucas 4:41
14 Referans Kwoze  

Pero Jesús guardó silencio. Insistió el sumo sacerdote: En el nombre del Dios viviente te conjuro: Dinos si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.


Entonces el diablo se acercó a él y le dijo: Si tú eres Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan.


Al caer la tarde le trajeron muchos endemoniados, y Jesús, con solo su palabra, expulsó a los demonios y sanó a todos los que estaban enfermos,


Gritaban: ¿Qué tienes en contra nuestra, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá a atormentarnos antes de tiempo?


Entonces Jesús añadió: Mira, no digas de esto nada a nadie, sino ve y preséntate primero al sacerdote; y para que a ellos les quede constancia, lleva la ofrenda ordenada por Moisés. La fe del centurión


Jesús le ordenó: ¡Cállate y sal de ese hombre!


Al atardecer, después de ponerse el sol, la casa se llenó de enfermos y endemoniados que la gente llevaba a Jesús, para que los sanara.


pudo presenciar cómo curaba de diversos males a muchos que estaban enfermos, y cómo expulsaba a multitud de demonios. Pero a los demonios que expulsaba, Jesús no les permitía que hablaran de él y revelasen quién era. Jesús ora en un lugar solitario


Y también, cada vez que algún espíritu impuro le veía, caía de rodillas ante él, diciendo a voces: ¡Tú eres el Hijo de Dios!


y él, inclinándose sobre la enferma, reprendió a la fiebre, que al instante la dejó, de modo que ella pudo levantarse del lecho y prepararles una comida.


Pero las que aquí se han narrado fueron escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida por medio de él.


Tú crees que Dios no hay más que uno, y está muy bien que lo creas. Pero mira, también los demonios lo creen, 'y tiemblan.


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