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Lucas 24:47 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

47 Y era necesario también que, en su nombre, comenzando en Jerusalén y hasta el último rincón del mundo, se predicase el perdón que Dios ofrece a los que se arrepienten de sus pecados.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

47 También se escribió que este mensaje se proclamaría con la autoridad de su nombre a todas las naciones, comenzando con Jerusalén: “Hay perdón de pecados para todos los que se arrepientan”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

47 Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

47 y que se predicaría en su nombre el arrepentimiento para° perdón de pecados a todas las gentes, comenzando desde Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

47 y que en su nombre había de predicarse la conversión para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.

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Lucas 24:47
52 Referans Kwoze  

Por tanto, id y haced discípulos entre todas las naciones, bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,


diciendo: Arrepentíos, porque ya está cerca el reino de los cielos.


Id y aprended qué significan estas palabras: 'Yo quiero misericordia, no sacrificio'. Porque yo no he venido a llamar a los que ya son justos y buenos, sino a los pecadores. Le preguntan a Jesús sobre el ayuno


¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que Dios envía en tu ayuda! ¡Cuántas veces traté de juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!


También de él testifican los profetas, afirmando que cualquiera que crea en él alcanzará por su nombre el perdón de los pecados.


Aquellas palabras bastaron para acallar las objeciones de los presentes, que se pusieron a dar gloria a Dios, diciendo: ¡También a los gentiles les ha concedido Dios la oportunidad de volverse a él para alcanzar la vida eterna! La iglesia en Antioquía


Entonces Pablo y Bernabé, hablando con valor y decisión, dijeron: Era necesario que vosotros, los judíos, recibieseis el mensaje de Dios antes que ningún otro. Pero puesto que lo despreciáis y no os tenéis por dignos del don de la vida eterna, a nosotros no nos queda otra solución que ofrecérselo a los gentiles.


Pedro les contestó: Arrepentíos de lo malo que hayáis hecho, volveos a Dios y bautizaos en el nombre de Jesucristo para obtener el perdón de los pecados. Entonces recibiréis también el don del Espíritu Santo,


He anunciado siempre, a judíos y a gentiles, que deben arrepentirse de sus pecados y volverse a Dios, y los he instruido acerca de la fe en nuestro Señor Jesucristo.


para que les abras los ojos y comprendan que están en tinieblas, pero que Dios los llama a volverse a su luz; que están bajo el poder de Satanás, pero que por la fe en mí podrán recibir el perdón de sus pecados y la herencia que Dios les reserva junto con todos los consagrados a él'.


así que fui primero a predicar a los habitantes de Damasco, después a los de Jerusalén y de toda Judea, y luego a los gentiles, exhortando a unos y a otros a arrepentirse de sus pecados, volverse a Dios y demostrar con su conducta la sinceridad de su arrepentimiento.


Sabed, pues, que esta salvación de Dios está también al alcance de los gentiles, y que ellos escucharán y la aceptarán.


Arrepentíos, pues, cambiad de actitud y volveos a Dios, para que él os limpie de vuestros pecados, para que desde su propia presencia traiga sobre vosotros tiempos de paz y tranquilidad,


En nadie sino en él hay salvación, pues fuera de su nombre no se ha dado debajo del cielo ningún otro que podamos invocar para ser salvos.


Con su gran poder, lo exaltó al lugar de honor, como Príncipe y Salvador, para darle a Israel la oportunidad de arrepentirse y obtener el perdón de sus pecados.


La ley fue dada para que todos tuviésemos plena conciencia de nuestro pecado; pero cuanto más creció el pecado, mucho más derramó Dios sobre todos su gracia y su perdón.


Alabemos, pues, a Dios, que con su gloriosa misericordia nos ha aceptado en su amado Hijo,


A mí, que no lo merecía porque soy menos que el menor de todos los creyentes, Dios me concedió que anunciara entre los gentiles la buena noticia del tesoro incalculable que él nos ofrece en Cristo;


que consiste en un plan mantenido en secreto por Dios durante siglos y generaciones, pero que ahora ha querido revelar en toda su gloriosa riqueza a su pueblo santo: que Cristo es la esperanza de gloria en vosotros los gentiles.


Estas cosas os escribo, hijitos, porque Dios ha perdonado vuestros pecados en el nombre de Jesús.


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