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Lucas 23:14 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

14 y les dijo: Me habéis traído a este hombre, acusándolo de perturbar al pueblo; pero el hecho es que yo le he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en él nada que justifique vuestras acusaciones.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 les dijo: Me habéis presentado a este como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 y anunció su veredicto: «Me trajeron a este hombre porque lo acusan de encabezar una revuelta. Detenidamente lo he examinado al respecto en presencia de ustedes y lo encuentro inocente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 y les dijo: 'Ustedes han traído ante mí a este hombre acusándolo de sublevar al pueblo. Pero después de interrogarlo en presencia de ustedes no he podido comprobar ninguno de los cargos que le hacen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 les dijo: Me presentasteis a este hombre como uno que amotina al pueblo, pero he aquí yo, habiéndolo interrogado ante vosotros, ningún delito de los que lo acusáis hallé en este hombre;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 y les dijo: 'Me habéis traído a este hombre como agitador del pueblo; pero tras haber hecho la investigación delante de vosotros, no he encontrado en él delito alguno de esos de que le acusáis.

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Lucas 23:14
10 Referans Kwoze  

Estaba Pilato sentado en el tribunal, cuando de parte de su esposa le llegó un mensaje que decía: 'No te metas con ese hombre, que es inocente. Esta noche he sufrido mucho en sueños por causa suya'.


Comprendiendo Pilato que nada conseguía, sino que cada vez era mayor el alboroto, ordenó que le llevasen agua, se lavó las manos en presencia de todo el pueblo y dijo: Yo no me hago responsable de la sangre de este hombre, que es inocente. ¡Allá vosotros!


Yo he pecado entregando a la muerte a un inocente. Pero ellos le respondieron: Y eso a nosotros, ¿qué nos importa?


El centurión y los soldados que custodiaban a Jesús, llenos de pánico a causa del terremoto y de todas las cosas que estaban aconteciendo, exclamaron: ¡Verdaderamente este era Hijo de Dios!


Sin haber hallado en él causa alguna merecedora de muerte, pidieron a Pilato que lo hiciera matar.


Los ciudadanos de Berea, que eran mucho más abiertos que los de Tesalónica, recibieron con gran aprecio el mensaje; y cada día examinaban solícitamente las Escrituras para comprobar la veracidad de lo que Pablo y Silas les enseñaban.


Tal es el sumo sacerdote que nos convenía: santo, inocente, sin mancha de pecado, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los mismos cielos.


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