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Juan 4:23 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

23 Está llegando la hora (o mejor, ya ha llegado) en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre espiritualmente y con toda sinceridad, tal y como él desea ser adorado.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Pero se acerca el tiempo —de hecho, ya ha llegado— cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Pero viene una hora, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque también el Padre tales adoradores quiere que lo adoren.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Pero llega la hora, ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores darán culto al Padre en espíritu y en verdad; porque ésos son, precisamente, los adoradores que el Padre desea.

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Juan 4:23
39 Referans Kwoze  

Porque ciertamente Dios, por medio de Moisés, nos reveló la ley; pero por medio de Jesucristo, en su venida, nos reveló la gracia y la verdad.


Él les respondió que ya había llegado la hora en que el Hijo del hombre tenía que ser glorificado,


porque os expulsarán de las sinagogas, y hasta llegará el día en que, si alguien os mata, creerá que está prestando un servicio a Dios.


La hora viene (o mejor, ya ha venido) en que seréis dispersados cada cual por su lado, y me abandonaréis. Aunque lo cierto es que no voy a quedarme solo, porque el Padre está conmigo.


Jesús respondió: Mujer, créeme que se acerca el día en que ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.


Y además os aseguro que la hora está llegando (o mejor, ya ha llegado) cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la escuchen, vivirán.


No os sorprendáis de estas cosas, porque lo cierto es que se acerca el momento en que los muertos oirán desde sus tumbas la voz del Hijo de Dios.


Y Dios, a cuyo servicio en el evangelio de su Hijo estoy plenamente entregado, sabe que siempre hago mención de vosotros en mis oraciones,


Pensad además que vosotros no habéis recibido un espíritu que os mantenga sujetos a viejas condiciones de esclavitud y temor, sino el Espíritu mediante el cual, como hijos adoptados por Dios, podemos llamarle Padre.


De igual manera, el Espíritu Santo nos ayuda a superar nuestra humana debilidad; porque ni siquiera sabemos qué debemos pedir ni cómo pedirlo, y es el Espíritu Santo el que ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.


Y Dios, por ser sus hijos, ha enviado a nuestros corazones al Espíritu de su propio Hijo Jesucristo, de modo que también nosotros, sin ningún temor, podemos llamarle Padre.


Orad en todo tiempo, sin cesar, velando en ello con perseverancia. Elevad al Señor vuestras oraciones y ruegos con la ayuda del Espíritu Santo. Interceded por todos los que pertenecen a la familia de Dios;


Pero sabed que los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que en espíritu servimos a Dios, los que ponemos toda nuestra gloria en Cristo Jesús y no confiamos en esfuerzos humanos.


Vosotros, en cambio, sois un linaje escogido, un real sacerdocio, una nación santa, un pueblo que Dios ha adquirido para que anunciéis a otros las grandezas de aquel que, estando vosotros en tinieblas, os llamó a participar de su luz maravillosa.


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