Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt
- Piblisite -





Juan 17:3 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

3 En esto consiste la vida eterna: en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado a este mundo.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Y ésta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesús, el Cristo.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús el Mesías, a quien enviaste.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Pues ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo.

Gade chapit la Kopi




Juan 17:3
52 Referans Kwoze  

El que en nombre mío se preocupa de un niño como este, de mí mismo se está preocupando; y el que de mí se preocupa, se preocupa del Padre, que me envió. El que no está contra nosotros está a favor de nosotros


Cualquiera que en nombre mío se preocupa de un niño como este, de mí mismo se preocupa; y el que de mí se preocupa, se preocupa del Padre, que me envió. ¿Queréis que os diga quién es el más importante entre todos vosotros? El más importante es el que a sí mismo se tiene por menos importante.


¿cómo decís vosotros que aquel a quien el Padre santificó y envió al mundo blasfema por haber dicho: 'Yo soy el Hijo de Dios'?


Yo sé que siempre me escuchas, pero ahora hablo así por causa de esta gente que me rodea, para que crean que tú me enviaste.


Pero cuando el Padre envíe en mi nombre al Consolador, al Espíritu Santo, él será quien os enseñe muchas cosas y os recuerde todo lo que yo os he dicho.


Así como tú me enviaste al mundo, también yo los estoy enviando al mundo;


Mi ruego es que todos permanezcan unidos: que así como tú, Padre, permaneces unido a mí, y yo a ti, que también ellos permanezcan unidos a nosotros.


yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta, y para que el mundo sepa que tú me enviaste y que los has amado a ellos como me has amado a mí.


Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo sí te he conocido; y a estos discípulos míos, que saben que tú me enviaste,


porque les he transmitido todas las palabras que me diste; ellos las recibieron, y saben con toda certidumbre que salí de ti para venir acá, y han creído que tú me enviaste.


Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que, por medio de él, alcance el mundo la salvación.


Porque el que ha sido enviado por Dios, habla las propias palabras de Dios, pues el Espíritu de Dios está en él sin límite ni medida.


Pero ¿cómo podréis creer en mí, si lo que buscáis es solamente recibir honores los unos de los otros, en vez de buscar el honor que procede del Dios único?


Del mismo modo que yo vivo por el poder del Padre viviente, que me envió, los que me comen vivirán por mí.


Pero yo sí lo conozco, porque estaba con él y él me ha enviado a vosotros.


¿Dónde está tu padre? le preguntaron, y él dijo: Vosotros no sabéis quién es mi Padre, ni sabéis tampoco quién soy yo. Si supierais quién soy yo, sabríais también quién es mi Padre.


Vigilad con atención, para no seguir pecando (y digo esto para que os avergoncéis, porque parece que entre vosotros hay algunos que ignoran a Dios). El cuerpo resucitado


Acerca de la carne de animales ofrecidos en sacrificio a los ídolos, lo primero que debemos decir es que ningún ídolo es un dios, y que, en realidad, los ídolos no son nada en ningún lugar del mundo. Dios sólo es uno,


Porque Dios, que ordenó a la luz resplandecer de las tinieblas, ha llenado de luz nuestro corazón para que podamos reconocer en el rostro de Jesucristo el esplendor de la propia gloria de Dios.


Yo he renunciado a todo lo demás por llegar a conocer a Cristo y el poder de su resurrección, y por ser semejante a él mediante la participación en sus sufrimientos y en su muerte;


Más aún, todas las cosas me parecen pura pérdida cuando las comparo con el inapreciable beneficio de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuya causa lo he abandonado todo y lo tengo todo por basura.


Se habla de cómo nos acogisteis, y cómo dejasteis los ídolos y os convertisteis a Dios para en adelante pertenecerle y servirle solo 'a él, al Dios vivo y verdadero.


entre llamas de fuego, y castigará a los que no quisieron conocer a Dios y se niegan a obedecer al evangelio de Jesús, nuestro Señor.


Por tanto, hermanos míos del pueblo de Dios, participantes del mismo llamamiento celestial, poned la mayor atención en Cristo Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe,


Que la gracia y la paz de Dios os sean multiplicadas, para que crezcáis más y más en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesucristo. Firmeza en el llamamiento y en la elección


Todo lo que nos es necesario para vivir de una manera verdaderamente piadosa nos ha sido otorgado por Dios, por su poder soberano y merced al conocimiento de aquel que ha querido compartir con nosotros la gloria y la excelencia que le son propias;


Si en todos y cada uno de vosotros están y prosperan estas virtudes, no resultará vano e infructuoso el conocimiento que ya habéis alcanzado de nuestro Señor Jesucristo.


Porque la vida se ha manifestado, y nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella. Por eso os proclamamos ahora la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos manifestó.


Lo que hemos visto y oído os anunciamos, para que fraternalmente unidos con nosotros podáis también participar de la verdadera comunión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.


El que niega al Hijo no puede tener al Padre; y, al contrario, el que confiesa al Hijo tiene también al Padre.


Pero nosotros somos de Dios; el que es de Dios nos escucha, pero el que no lo es, no nos escucha. De este modo tenemos otra posibilidad de conocer si un espíritu procede o no procede de Dios. Permanezcamos en el amor


pero nos consta que Cristo, el Hijo de Dios, ha acudido en nuestro auxilio, y que nos ha dado la necesaria inteligencia para conocer al Dios verdadero. Y en él estamos, en el verdadero, porque estamos en su Hijo Jesucristo. ¡Él es el Dios verdadero y la vida eterna!


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite